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viernes, 19 abril, 2024
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Pocas familias han regresado a la comunidad Ermita de los Correa, en Jerez

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Por: ALEJANDRA FÉLIX •

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■ Sabemos que policías y militares no pueden estar aquí de manera permanente: vecinos

■ No abandoné, ni abandonaré mi hogar, porque es ahí donde tengo a todos mis animales y mi forma de sustento: habitante

 

A poco más de una semana de que la comunidad Ermita de los Correa, municipio de Jerez, sufriera un desalojo forzado por un grupo delictivo y fuera noticia a nivel nacional por ello, el lugar vive bajo un ambiente sombrío, rodeados de militares y policías, además de comercios y hogares con indicios de la violencia que se vivió ahí recientemente.

A pesar de que al recorrer las calles no se veía ninguna actividad aparente, sí había algunas personas, aunque con miedo, en sus hogares y en comercios, tratando de volver a retomar su vida normal o de ayudar a quienes están todavía fuera de su hogar a retornar poco a poco a la normalidad o a emprender una nueva vida.

En el caso de uno de los habitantes, quien tiene poco más de 70 años de edad, ha vivido en la comunidad durante toda su vida. Aunque vivieron una situación terrorífica, mencionó, él no abandonó, ni abandonará su hogar, porque es ahí donde tiene a todos sus animales y su forma de sustento, además de que se ha resignado a que morir -de la manera que le toque- en la Ermita, porque es su hogar.

Aseguró que estando ahí la policía y los militares, se puede sentir más seguro de que no volverá a pasar algo malo, porque han hecho su trabajo y están ahí para ellos en todo momento, pero también comentó que sus hijos y sus familias sí abandonaron la comunidad, uno de sus hijos incluso optó por comenzar de nuevo en otro estado de la República, únicamente él, su esposa y uno de sus hijos se quedaron ahí.

Por otro lado, otro de los habitantes, que se encontraba ayudando a desalojar una de las tiendas de abarrotes del lugar, aseguró que él no planea regresar a vivir a la comunidad, porque el estrés de no saber cuándo podrían regresar los grupos delictivos es algo con lo que no puede vivir, porque está consciente de que los cuerpos policiacos y militares no pueden estar ahí de manera permanente; además de que su hogar fue uno de los afectados, de manera que hay marcas de bala por toda la fachada y no es algo a lo que quiera volver.

Los policías estatales que se encuentran en la comunidad mencionaron que han visto a los pobladores ir a sus hogares a alimentar a los animales o a recoger víveres, pero muy pocas familias han regresado de manera permanente y esto es notable al ver que los animales y mascotas se ven solitarias y hambrientas, los perros se acercan a cualquiera que pase, ya sea buscando comida o caricias.

A pesar de que el lugar todavía muestra rastros de las vidas que las familias vivieron en la comunidad, el silencio que se vive es agobiante, nada común para cualquier lugar en el que se viva una vida feliz y no parece que se pueda volver a la normalidad después de que las familias del lugar vivieron una situación tan, en sus palabras, traumática para ellos.

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