La Gualdra 484 / 2021 Año de Ramón López Velarde
Permanencia de un fluir de cuasi versos
a la memoria de
Ramón Modesto López Velarde
[15 de junio de1888 – 19 de junio de 1921].
A la vida breve
que a su muerte
le sobrevino sueño equivocado.
Proemio
En la obra su-ave de Ramón,
la Patria, en cívicas estrofas,
(hueco santuario de su corazón)
de su obra universal tan intimista,
tierra de eritrocito terrón:
de cobalto retinto – cielo vidriado
en atardeceres de amatista;
meretrices lamentos declamados…
La Patria se le renueva en incensario
de personales ofrendas,
casi a diario;
reiterativo, en estampas de alusión
al terruño legendario,
a beatas pueblerinas,
el pozo, el piano, el campanario…
de grises infancias insepultas
y pequeñas travesuras que grabaron
nubarrones de azucarado algodón:
pecados deliciosos de relamido escapulario.
Primer Acto
A riesgo de hacer confidencia irreverente
he de apuntar, en tono sincerista
(parafraseando al poeta de mi tierra)
que la memoria de Ramón
ha sido, a mi entorno,
tan cercana
que no hay singular manera
ni mágica palabra,
para arrancarme su herencia tan de fondo.
En mi infancia no fue preocupación alguna
los poemas por más cívicos que fueran
ni urgencia de apuntarlo en mis materias
ni el Credo de Ricardo López Méndez
por José Antonio Cossío moduladas,
el sentido poema de Ramón López Velarde
que tanto urgiera la maestra
a declamar de corrido
en toda fiesta,
banquetes o balneario.
Con el tiempo me enteré lo conveniente
de atarse con seguridad los cordones,
hacer buen nudo a la corbata
o empata, en todo florilegio,
la suerte que, académicos jugaban,
presumiendo que entendían a los poetas,
sobre todo a Ramón
tan dulcemente ateo,
atado a los listones
de una pasión, de tan secreta, desbordada;
mientras una santa mujer mesaba su entresueño
en el ronroneo de felina compañía,
que, sobre la falta de su amada,
imaginaba el mundo
desde un balcón hacia afuera;
rezandera de quimeras trasnochadas.
Mientras Ramón
febrilmente prometía
destilar hemoglobinas oxigenada
para teñir el atardecer de su Fuensanta.
Intermedio
Mis primeros dos mejores libros
no adelgazaron mis bolsillos
ni dejaron en la ruina mi mesada
como estudiante, al fin, pude
apilar junto a mi almohada
a Rulfo junto con Ramón
el primero: juan el poeta
por antonomasia
y el segundo trastocador
de los lenguajes más sutiles
inspirado en fuente santa.
En algún libro de estampas:
lectura de clásicos ilustrada,
también, como él,
encontré en mi camino a Lugones.
Quién me diría después
que López Velarde anidaría
en su íntimo decoro
modesta devoción
por el “poeta sumo” Leopoldo.
Segundo Acto
Intimista irredento,
“Cerrado al mundo
que no veía con sus ojos,
aferrado a ese pequeño cosmos
de singulares afectos familiares,
(sus amores escondidos en tímidos azares)
y su alondra, sus zenzontles y su casa;
su pueblo, su ambiente y sus amigos
tenían que pulsarse en su tonada”.
Dice y repite Salvador Solana
(en uno de los Sepan Cuántos de Porrúa)
que Ramón el de Jerez, vale y perdura,
“perdura y vale,
por su empeñosa exaltación lírica,
por su interior tortura,
su dualidad dramática
con que en él luchaban cuerpo y alma,
religión y sentidos, espíritu y carne;
por la variedad de sus imágenes,
por la certeza de su expresión en lo íntimo,
por el apasionamiento
de su dedicación a un tema,
que siempre es el mismo
y al que la diversidad de tratamientos
hace aparecer diferente, siempre”.
Palabras más, elogios menos.
Filiberto Soto Solís, de Zacatecas,
prologa la edición del Gobierno del Estado:
Diapasón del Corazón (1971),
término usado por el bardo jerezano
para significar que en su interior existe
una música íntima (que) no cesa.
Edición en el medio centenario
del poeta y escritor
Ramón López Velarde
donde la devoción fue singularmente manifiesta;
tal vez a los cincuenta de su muerte
era aún más fresca y viva la memoria
de un provinciano Ramón de Jerez,
universal López Velarde.
José Luis Martínez nos comenta
(en edición del Fondo de Cultura)
que con él llegaron a nosotros
Baudelaire y Virgilio.
Frecuentaron Las flores del mal,
por su venturosa lectura,
nuestros jóvenes poetas modernistas:
Díaz Morón, Gutiérrez Nájera,
Nervo, Tablada y Valenzuela.
“Si, (somos asegura Villaurrutia)
un abismo separa sus formas de arte,
pero otro abismo de sus espíritus
los hace miembros de una misma familia”.
Las cercanías con los demás,
en notable semejanzas,
también muestra diferencias estilísticas.
¿Quién, que no haya concebido
una simple imagen poética,
puede quedarse ayuno de influencia?
Más cuando en el mismo tono
de la libre lírica
el verso y el re-verso
se invoca, se ensaliva
con tan singular licencia
que: el cojo al tuerto presta la muleta
para que, en el santuario de la vida,
obtenga el alivio a su miseria
o comparta su gracia sin meretrices diatribas.
Tercer Acto
Por lo pronto va… La Eneida
desde una similitud casi inadvertida
a emparentarse a la primera estrofa
por la marca especial, muy reflexiva
de titubear con el papel y tinta:
“Yo aquel mismo que en flauta campesina
en otro tiempo modulé canciones,
y dejando la selva peregrina
causa fui que con ricas producciones
satisfice la región vecina
de exigirte cultor las ambiciones
—obra grata a la gente labradora—
de Marte hórridas armas canto ahora”.
El antiguo cantor lírico
que emprende un canto épico,
es la misma tonada entre Virgilio
y el que pide, en Suave Patria,
(el cantor del íntimo decoro)
por una vez la grave modulación del bajo
y emprender un poema de aliento cívico
que conserva aún muchos de los elementos
libres y líricos del resto de su obra.
Colocado, significativamente,
al final de su libro póstumo de versos
y escrito en ocasión del primer centenario
de la consumación de nuestra independencia,
el mismo año de su muerte. (1821)
Nunca vio publicado el patrio sueño
que anunciaba
la obra de un escritor
que quizá condensara
el nuevo concepto
de nuestra nacionalidad,
hoy tan desdoblada.
Retorno nostálgico,
(por desencanto del mundo)
a la pureza provinciana,
resulta la transmutación
de la experiencia personal
del sensible poeta
en sus últimas alocusiones.
Una experiencia excepcional
del fervor por la patria su-ave.
El cantor de la provincia
nos legó un segundo himno nacional
lírico, intocable y ya tradicional
que puede tener los defectos
de un impuro canto lírico
y canto épico
demasiado subjetivo y caprichoso.
Epílogo fundamental:
El bibliográfico retorno
a su mística profundidad
y consulta de estudiosos,
(morder las Peras del Olmo
Cultivadas en santa Paz por Octavio)
Como leer los oráculos…
¿Cuándo tendremos otro igual
que en la inmortalidad
de sus ensueños
inmortalicemos
nuestros anhelos todos?
Ramón de Jerez,
en tu significativo entorno:
La Patria peregrina,
renovada, ufana, profundísima bahía
de políticas profanas,
esperamos, nadie, podrá nunca
trastocará tu tierra pueblerina
y lo que significa la patria provinciana,
el arroyo de sus venas…
el candor de sus mitologías,
sus litorales majestuos,
las humanas cofradías…
pulsaremos el íntimo decoro
el propio y del brazo hermano
sonando caracolas de alerta
si la libertad se entorpeciera
en la prodiga tierra del mexica…