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martes, 23 abril, 2024
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Reformar la clase política para reformar la vida pública

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Por: RICARDO ARTEAGA ANAYA •

La vida pública en México se ha visto sumergida en escándalos de corrupción e impunidad, las consecuencias han sido catastróficas para los mexicanos, una gran cantidad viviendo en condiciones de pobreza y pobreza extrema, desempleo, inseguridad, violencia, secuestros, falta de oportunidades y una gran lista que evidencia la enorme injusticia en la que se encuentra sumida el país, todos ligados por una misma condicionante: una clase política corrupta y carente de sentido social.

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La corrupción, como ha señalado Andrés Manuel López Obrador, es el principal causante de los grandes males en el país, combatirla no ha sido tan sencillo, resultó una tarea compleja para el gobierno de la cuarta transformación, pues la estructura que consolidaron los gobiernos neoliberales al interior de la administración pública, cimbró en todos los niveles y poderes de gobierno, ocasionando dificultad para desmantelar todas las estructuras mediante las cuales se enriqueció nuestra clase política.

El Presidente Obrador, durante la mañanera del día viernes, reconoció que el pueblo logró la transformación pero que en las esfera políticas no se entendió el mensaje y que continúan con la repartición de cuotas, así mismo pide al pueblo continuar empujando la transformación, con ello reconoce que la clase política que llegó junto a él al gobierno de la cuarta transformación, continúa con las prácticas del viejo sistema, la repartición de cuotas en los partidos políticos disfrazada de democracia, así como el reparto de funcionarios de otros poderes según los intereses de los grupos legislativos, dicho de otra forma, algunos simulan la transformación pero sostienen al viejo régimen.

Coincido con la postura del Presidente respecto a que la clase política no ha cambiado y mucho menos se ha comprometido con la transformación de la vida pública y política en el país, por una parte la oposición lleva dos años pérdida y enfrascada en el golpeteo político, en la intentona de deslegitimar toda acción del gobierno federal y alejada de las propuestas y de la posibilidad de dar voz y representación a quienes desde un comienzo y con el paso de la administración, no han coincidido con el gobierno de la transformación, por otra parte, la clase política que triunfó junto con López Obrador, no se ha comprometido realmente con un cambio en el quehacer político, por un lado, desde el senado se reparten espacios importantes de otros Poderes sin criterios objetivos, basta ser afines a un grupo para resultar electo, de igual forma, representantes populares y la élite política al interior del partido que acompañó en el triunfo a López Obrador, convierten al mismo en una arena en la que pelean por la designación de candidaturas sin ningún interés democrático ni colectivo.

Las estrategias para combatir la corrupción resultarán inútiles si paralelamente no se realiza el esfuerzo por renovar a nuestra clase política, se ganarán municipios, mayorías en Congresos Locales y en el Federal, así como una gran cantidad de gubernaturas de las que se renovarán en el 2021, sin embargo, la transformación del país no se logrará si quienes encabezan dichas candidaturas representan a la clase política que sumió en crisis al país, de nada sirve adoptar el discurso del cambio si se enfrentan procedimientos por supuestos actos de corrupción, si se opta por el dedazo y no por la democratización de los partidos, si se opta por continuar con la política de cúpulas y no de escuchar a las bases y a la ciudadanía, serán bastos los esfuerzos que realice el Presidente López Obrador, pero si los partidos políticos no se esfuerzan por renovarse, democratizarse y arrojar a una nueva clase política, de nada servirán.

Es claro que para lograr renovar la vida pública del país, acabar con la corrupción, la injusticia, impunidad, entre otros males y así permitir que nuestras instituciones cumplan con su finalidad, es necesario una reforma profunda a nuestro sistema de partidos, pues de ellos emanan los representantes que toman las decisiones en los municipios, estados y en el país, mismos que o terminan con el viejo modelo político o lo sostienen, nos toca a los ciudadanos exigir y empujar el cambio en el país, arrancarle a los partidos políticos la posibilidad de mantener lo ya rechazado en el 2018, en el 2021 rechazar a candidatos cuya moral ha sido puesta en duda, cuyo actuar ha sido centrado en la corrupción y engaño.

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