En este mes de diciembre se cumplieron dos años de gestión Andrés Manuel López Obrador frente al Gobierno de México, fueron más de dieciocho años para lograr triunfar sobre el sistema que durante más de 40 años construyó el Revolucionario Institucional junto con sus aliados Acción Nacional y en los últimos años el de la Revolución Democrática.
Desde el comienzo de su gobierno, decidió acelerar el paso para comenzar a construir los pilares de lo que será la cuarta transformación de México, la separación del poder político del poder económico tal vez comenzó con la cancelación del mega negocio que entregó Peña Nieto a los grandes empresarios del país y extranjeros, el aeropuerto internacional en el lago de Texcoco, ese fue el mensaje que dio el Presidente de que la separación del poder político y económico iba en serio.
La prohibición de las condonaciones de impuestos, el cobro de los que se debían, también ha sido muestra de que la sumisión del político y del presidente de la República ante los grandes empresarios, ya no sería un hecho. La eliminación del seguro popular y la aprobación del acceso a la salud de forma universal y gratuita, la cancelación de la reforma energética, así como las diversas reformas en materia penal para elevar a delitos graves los electorales, han sido otras muestras de que en dos años se ha buscado construir los pilares de lo que será un nuevo país.
El combate a la corrupción acompañado de diversas reformas, también ha cimbrado al viejo sistema, la oposición se encuentra perdida en un laberinto entre defender los intereses perdidos o entre convertirse en una verdadera opción para los mexicanos que no han logrado coincidir con el proyecto de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, parece que se inclinan más por la primer opción, olvidando dar voz a los mexicanos inconformes.
Otras reformas en materia de justicia social, como la reforma laboral, así como la reforma al sistema de pensiones, la propuesta de INFONAVIT, el aumento al salario mínimo, entre otras, son triunfos que mesiánicamente no han sido reconocidos pero que representan un gran avance para la clase trabajadora en nuestro país.
Si bien se han construido las bases de un nuevo sistema, aún faltan muchos pasos que dar para lograr transformar por completo el sistema democrático, económico y político en el país.
Muchas han sido las críticas por lo que se ha hecho de forma equivocada, las renuncias del gabinete han sido mediatizadas para hacer creer que todo marcha erróneamente, al igual que las críticas diarias hacia la estrategia contra la emergencia sanitaria y que por otro lado olvidan señalar que México ha logrado recuperar las pérdidas económicas sin contratar un solo peso.
Por otro lado, los mexicanos aún podemos ver que falta camino por recorrer, para lograr la transformación del país aún falta bastante, no basta con las reformas ya planteadas, mantener y consolidar las bases para poder continuar con la construcción de un mejor país, requiere de otras reformas que permitan la renovación de una clase política incrustada en todos los partidos, movimientos y proyectos.
EL proyecto de la cuarta transformación no se salvó de caciques, corruptos o incompetentes, muchos de ellos lograron espacios en la administración federal, para lograr consolidar los cambios se requiere aún, de reformar nuestro sistema de partidos, lograr la democratización y profesionalización de los mismos, evitar el chapulineo y otras prácticas que los convierten en negocios en lugar de herramientas para lograr el bien común, así como la de reformar diversas leyes para arrebatar de las manos de caciques, la designación de miembros de otros poderes como magistrados del Poder Judicial, tanto federal como locales, así como la de los nombramientos de órganos fiscalizadores que terminen por servir a los intereses de los grupos a los que deben el encargo, olvidando cumplir con sus facultades constitucionales y legales.
El pendiente para lograr sostener lo ya construido dentro del proyecto de la cuarta transformación, será el de replantear el sistema de partidos, pues si los partidos políticos continúan con las viejas prácticas como la imposición de candidatos sin principios y con antecedentes de corrupción, usándolos como negocios y herramientas para beneficio de grupos de poder, por más reformas legales y estructurales que realice López Obrador, se mantendrán en espacios de representación y de poder políticos cuyo único interés sea el de evadir todos los cambios y continuar en la búsqueda por sostener al viejo sistema, aquel al que tanto jugo le sacaron.
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