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martes, 23 abril, 2024
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Tercera Encíclica del Papa Francisco: verdad de fe o verdad de razón

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

El mercado solo no resuelve todo,
aunque otra vez nos quieran hacer
creer este dogma de fe neoliberal. Se
trata de un pensamiento pobre, repetitivo,
que propone siempre las mismas recetas
frente a cualquier desafío que se presenta.
Jorge Mario Bergoglio

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La historia nos ha dicho que a los Papas no les ha interesa la sociedad, el pueblo ni los feligreses; solo se han dedicado a cuidar los intereses de la iglesia, siempre han tenido detractores, la iglesia les llama “herejes”, un gran número de estos, desean que los religiosos fueran como Jesús, que cumplieran con sumisión, valores, amor y fraternidad. Algo que le ha caracterizado a la Iglesia, es que siempre han tenido poder –tanto de controlar como de decidir por el feligrés-, han formado imperios, mismos que, incluso, han sido impenetrables. Tal vez la llegada de Francisco al pontificado sirva para darle una nueva imagen a la Iglesia, declara este que la lógica del imperio capitalista y neoliberal, es incompatible con los valores del Evangelio –vaya qué declaración-; asevera además que el imperio de este siglo es muy potente, tanto que ha llegado a provocar desigualdad extrema entre la humanidad, misma a la que el Papa le llama “economía de la muerte”.

Las declaraciones que hace el Papa –unas de fe, otras de razón-, llaman al orden social mediante la conformación de una nueva estructura de poder, ¿será que con ello adopta una postura anticapitalista y antineoliberal? Algo que me parece muy interesante, es la crítica que hace el Papa Francisco a los gobiernos “populistas”, asevera que este tipo de gobiernos solo usan a los pobres para beneficio de quienes ostentan el poder, no generan procesos de ciudadanización con ellos.

Sobre este respecto, Marco Antonio Torres Inguanzo, docente de la Universidad Autónoma de Zacatecas, afirma que la tercera encíclica emitida por el Pontífice, tiene un contenido eminentemente anticapitalista. Además, asevera, que el gobierno que encabeza Andrés Manuel López obrador es un gobierno que no es anticapitalista, que por el contrario, es neoliberal en un nivel ortodoxo. (La Jornada Zacatecas, 14/oct/2020. p7).

Si el Papa Francisco hubiera vivido en la época de la santa inquisición, lo quemarían vivo, en reiteradas ocasiones ha declarado que los males que el mundo padece, son por causa del “capitalismo salvaje” y el dogma neoliberal. Profundiza estos mensajes en sus homilías y conferencias episcopales, además, hace saber que, quien ha sido su inspiración es Francisco de Asís, mismo que durante toda su vida religiosa profesó y practicó la fraternidad con el lema “Todos hermanos”. Solo en pensamiento y palabra, el Papa condena el dogma del neoliberalismo y rechaza el capitalismo y la globalización –creo no puede llegar a más-; tal parece que esto es solo una verdad de fe, además, hace saber que en esta descomposición social, todos somos socios pero no hermanos. Reafirma su fe al proponer un nuevo paradigma: el del hermano, el de la fraternidad y la amistad social –viene siendo algo así como la expresión máxima de la caridad-.

La Encíclica tiene una gran riqueza conceptual, la interpretación de la misma depende de quien haga la lectura, su contenido evoca lo siguiente:

1.- Que la humanidad dé un salto después de la pandemia a una nueva forma de vida.

2.- Que caminemos todos juntos, como hermanos y hermanas, desde abajo, cada uno con la riqueza de su fe, sus convicciones y su propia voz.

3.- La igualdad radical y misma dignidad de todos los seres humanos, así como el reconocimiento de todos los derechos de todos.

4.- El respeto a la dignidad del ser humano y el reconocimiento de sus derechos como fuente de creatividad e ingenio.

5.- La entrega sincera de sí mismo a los demás, como condición de su desarrollo y plenitud.

6.- La cultura del diálogo como camino, de la colaboración común como conducta, y del reconocimiento recíproco como método y criterio.

7.- La paradoja de que muchos quienes se dicen no creyentes viven mejor la voluntad de Dios que los creyentes. (La Jornada México, 17/oct/2020. p15)

Si la Encíclica papal no trasciende, podríamos asegurar que la crisis actual por la que estamos pasando no provocará un cambio de paradigma en nuestra sociedad, todo podría parecer que estábamos en pausa –tal vez sería letra muerta-; quedará como un documento que en su contenido se le apostó a dar un giro radical a las relaciones humanas. Urge pues, un diálogo colectivo para crear las condiciones esenciales para revertir los efectos devastadores de la dignidad y la vida de la mayoría de la población –otra manifestación de buena fe de arte del Papa-.

Cuestión de cómo se conciba el modelo hegemónico que hoy se relega, así como el que pueda venir; podría suponerse que se vuelva a caer en una relación de interdependencia. El actual y devastador modelo se antoja ya insostenible dado que, lo que predomina es la acumulación de bienes de parte de unos cuantos, en cambio, el modelo que debe venir y que es un anhelo del Papa Francisco, es uno que permitiría el diseño y proyección de opciones más pertinentes y sustentables de experimentar una vida más digna y justa.

En estos tiempos de oscuridad, la encíclica papal ofrece luz para guiar a una sociedad e ir en busca de cambios que provoquen una transformación social. Es justo el momento de voltear la mirada a las instituciones educativas, mismas que deberán reorientar sus procesos de forma tal que se fortalezca al pobre, al anciano, al discapacitado, etc.; donde se combatan también las acciones enajenantes que solo promueven el consumismo para fortalecer en todos los sentidos a los neoliberales. ■

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