13 C
Zacatecas
viernes, 19 abril, 2024
spot_img

Quien a medios mata, a medios muere

Más Leídas

- Publicidad -

Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

La impunidad es la costumbre; el “mejor así que se quede” es la sentencia resignada con la que habitualmente terminan las narraciones de quien fue víctima de un delito.

- Publicidad -

La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe) 2019 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señala que el 93% de los delitos reflejados en ella no fueron denunciados.

Las razones son muchas, la principal es la falta de confianza de los ciudadanos en las autoridades.

El 7% restante, los que sí denunciaron, probablemente también quedaron insatisfechos con los resultados. Con seguridad un porcentaje importante de ellos se enfrento a errores procesales, corrupción, y un sinfín de problemas que dificultó el acceso a la justicia.

Al final solo 1 de cada 100 delitos recibirá castigo, probablemente el que haya cometido el más pobre, el que no tuvo abogados de altos vuelos, el que desconocía sus herramientas de defensa, no tuvo dinero suficiente para corromper o simplemente se enfrentó a alguien con más poder que él.

En un contexto así es natural que se piense que solo lo mediático logra Justicia, que únicamente lo que retiene la atención de la gente en un mar de historias similares tiene seguimiento. A veces ni esos casos.

Sin embargo la estrategia mediática tiene sus costos: la revelación de la identidad de la víctima, tener que contar sucesos que pueden resultar penosos o dolorosos para quien los vivió, invertir tiempo, y a veces hasta dinero para que la historia se conozca lo suficiente.

Valdría la pena si eso garantiza que habrá justicia, pero el sistema tiene sus leyes y candados y jugar con ellos puede ser contraproducente.

Por ejemplo, el sistema de justicia penal obliga a mantener la presunción de inocencia y a resguardar la identidad de los imputados. Una violación a esto puede en algunos casos llevar a la libertad de un posible culpable por violar el debido proceso.

Lo mediático ayuda también al otro lado de la moneda. Fue su visibilidad, además de su nacionalidad, lo que permitió a Florance Cassez salir libre independientemente de su inocencia o culpabilidad. En contraste su entonces novio permanece en la cárcel sin sentencia después de 15 años, aunque poco a poco su situación empieza a difundirse más.

En similar situación se encuentran los acusados del caso Wallace, entre los cuales permanece sin condena Brenda Quevedo, a quien se le señaló de haber sido el gancho para el supuesto secuestro y asesinato del hijo de Isabel Miranda de Wallace.

Hace unos años, cuando recién se conocía el caso, Isabel Miranda era entrevistada en los medios de comunicación en calidad de heroína por haber exhibido en espectaculares a quien ella consideraba culpables.

Sus continuas confesiones de haber cometido tortura no le impedían ser invitada en universidades (entre ellas vergonzosamente la de Zacatecas) y en eventos del poder judicial.

En cambio hoy que la Organización de Naciones Unidas llama a la liberación de Brenda, y que las investigaciones periodísticas han hecho añicos la versión de la señora Wallace, es que se ve en el panorama la posibilidad de que Brenda sea liberada. Insisto, es una posibilidad que todavía no alcanza el nivel de lo probable.

Lo mediático influyó en qué se cerraran esos barrotes y es también lo que los acerca hoy a la posibilidad de que se abran.

En estos tiempos la desesperación por la impunidad abunda y las redes sociales dan acceso a difundir Información tanto o más de lo que podrían hacerlo medios de comunicación. Hoy se puede difundir con facilidad fotografías de supuestos taxistas o conductores de Uber que presuntamente intentaron llevarse a jovencitas, o bien difundir que participaron en secuestros.

Es todo un reto ponderar la necesidad de la denuncia pública con la de evitar linchamientos mediáticos.

Urge tener esto en mente. De lo contrario es posible que estemos contribuyendo a crear decenas de historias como las del caso Wallace, con el peligro de contribuir con tener inocentes en las cárceles, pero también, con el de ayudar a qué culpables estén en las calles.

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -