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jueves, 28 marzo, 2024
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Riqueza y poder digital de GAFA

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Por: Jorge Bravo •

Los jefes principales de Google, Amazon, Facebook y Apple (GAFA) comparecieron ante el Subcomité Antimonopolio Judicial de la Cámara de Representantes de Estados Unidos el 29 de julio. Los líderes de las cuatro empresas tecnológicas más poderosas del orbe fueron duramente cuestionados por los parlamentarios por sus prácticas comerciales y su poder de mercado en línea. En los últimos 25 años, estos y otros consorcios digitales han sabido extraer del dato una riqueza antes inexistente.

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El presidente del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, Jerrold Nadler, declaró que GAFA y otras empresas desempeñan un “papel dominante” en la economía y la sociedad estadunidenses. Quiere asegurarse que las leyes antimonopolio brinden las herramientas suficientes para preservar un mercado saludable. Su intervención forma parte de una larga investigación sobre lo que llaman “problemas de competencia” en los mercados digitales y evaluar si el marco legal es capaz de abordarlos.

El Subcomité ha realizado seis audiencias (la más reciente con los ejecutivos de GAFA) y múltiples reuniones para examinar los efectos del poder de mercado en línea sobre la innovación y el espíritu empresarial; la privacidad de los datos; una prensa libre y diversa y sobre negocios independientes en Internet.

Este discurso en contra de la concentración indebida de poder económico contrasta con la defensa a esas mismas empresas por parte del gobierno de Estados Unidos cuando las autoridades antimonopolio europeas han intentado imponer límites y/ multas a GAFA.

Estados Unidos es el campeón indiscutible de la economía digital global. Sus únicos adversarios son China (a la cual se le ponen cada vez más obstáculos para que no se expanda más allá de su territorio y tiene su BAT: Baidu, Alibaba y Tencent) y tímidamente el bloque europeo. El mérito de GAFA no sólo fue generar nueva riqueza hasta el grado de ser las empresas con mayor valor de mercado.

Su fortaleza es haber desarrollado una variedad de productos y servicios digitales que forman parte indispensable de la vida de millones de personas en todo el mundo. Billones de individuos y miles de empresas dependen de dispositivos y aplicaciones desarrollados por esos emporios tecnológicos y de Internet.
Crecieron a tales dimensiones porque tienen incorporado en su ADN la innovación y la flexibilidad para prosperar en la actualidad. En la Sociedad de la Información lo que genera valor y riqueza es la innovación, la creatividad, el conocimiento y los datos. Pero, así como crearon nueva prosperidad, también construyeron un nuevo poder tecnológico y digital que ahora se les cuestiona.

El problema de la visión de competencia clásica de parlamentarios como Nadled y David Cicilline (presidente del Subcomité) es que GAFA son los ferrocarriles de finales del siglo XIX que abusaron de su poder gracias a las barreras de entrada al insumo esencial escaso que eran sus rieles. En la economía digital esos límites o se han ensanchado, han cambiado o no existen. En Internet no hay escasez sino abundancia. La economía digital está sometida a fuertes rendimientos de escala y red y al fenómeno “el que gana se lleva todo”.

Durante la comparecencia, Cicilline explicó que “los mercados abiertos se basan en la idea de que si una empresa daña a las personas, los consumidores, los trabajadores y los socios comerciales elegirán otra opción. Estamos aquí hoy porque esa elección ya no es posible (…). Cuando el pueblo estadunidense enfrentó a los monopolistas en el pasado, ya fueran los ferrocarriles, los magnates del petróleo, AT&T o Microsoft, tomamos medidas para asegurarnos que ninguna corporación privada controle nuestra economía o nuestra democracia”.

La diferencia es que GAFA todavía no son esos odiados monopolistas; eso los hace aún más desafiantes. Han sabido involucrarse en nuestra vida, actividades y les abrimos la puerta de nuestra privacidad. Conocen bien a sus consumidores. Se esmeran por construir ecosistemas de los cuales sea difícil o más oneroso salir. Sus fundadores y ejecutivos poseen un aura de genialidad y son ejemplo a seguir de emprendedores.

Pero a diferencia de los trenes, las empresas de Internet no tendrían la influencia que poseen si no fuera por las redes de banda ancha desplegadas por los operadores de telecomunicaciones. Esa infraestructura no les pertenece, pero sí han sabido aprovecharla. En Internet crearon los nuevos modelos de negocio. Sólo entonces son indispensables los teléfonos inteligentes, las apps, plataformas y los servicios digitales que utilizamos.

Amazon es el principal minorista de Internet que logró que compráramos cualquier producto con un clic, pero no paga impuestos y trata mal a sus empleados. Apple desarrolló dispositivos y una tienda de aplicaciones que han sido imitados por sus competidores, pero ocultó información sobre un atentado terrorista para congraciarse con sus fanáticos y fortalecer su estrategia basada en privacidad.

Facebook desarrolló la red social más extensa, nos puso en contacto con cientos de amigos y tiene las apps de mensajería más utilizadas y productivas, pero analiza millones de imágenes, concentra nuestros metadatos, activa la escucha de los dispositivos y vende toda esa información incluso con fines políticos. Google tiene el motor de búsqueda más útil y robusto y el sistema operativo móvil más extendido, pero acapara 90% de la publicidad en línea y rastrea nuestra ubicación en su aplicación de mapas.

GAFA ya era relevante antes de la pandemia por Covid-19, pero durante la emergencia sanitaria han emergido con más fuerza porque evidenciaron la importancia de la economía digital. Sólo Apple alcanzó un valor de mercado de 2 billones de dólares en plena pandemia. El comercio electrónico ganó confianza y se consolidó como una solución que consagró aún más a Amazon. La mensajería instantánea de Facebook ha hecho que el trabajo a distancia sea más sencillo y la plataforma educativa de Google es la más utilizada por profesores y alumnos, además de que nos informa sobre todo.

La riqueza de las naciones depende cada vez más de la innovación. Lo que está a debate es la competencia por la propiedad de los datos. La recopilación de éstos es resultado de innovación e inversiones. GAFA asegura que invierte dinero para recopilar esos datos y por eso le pertenecen. Esos datos llegan a GAFA de forma natural y sin demasiado gasto, por lo que siguen siendo propiedad de los usuarios. ¿Estados Unidos será capaz de regular a sus campeones digitales? ¿América Latina debería aprovechar para desarrollar los propios?

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