Que ambos bandos indaguen
cuáles son los problemas que nos unen
en vez de complicar los problemas que nos dividen…
John F. Kennedy
Quizá el primer punto que debiéramos abordar para partir en la discusión del porqué es importante y necesario un gran acuerdo por Zacatecas, sería enlistar algunos de los temas que no pueden esperar a que se resuelva el proceso electoral, a que se integre el próximo gobierno, que se logren los acuerdos en el Congreso, a que se construya el Plan Estatal de Desarrollo, a que todo lo que el arranque de un nuevo sexenio trae consigo. Aún antes de la contingencia sanitaria y sus efectos en la economía y la sociedad, en Zacatecas había temas que requerían una urgente atención. Entre ellos, por ejemplo, la transformación del ISSSTEZAC, el fortalecimiento del Sistema Estatal Anticorrupción, el financiamiento de la educación, la reestructuración, consolidación y robustecimiento de nuestro sistema de seguridad pública y procuración de justicia. Otros que sin ser de la misma urgencia, propiciarían grandes avances a nuestro estado en los ámbitos democráticos, institucionales y por ende, económicos: el nacimiento de un sistema estatal de participación e incidencia ciudadana, de verdad, acorde a los tiempos que el régimen político vive; una reforma de la administración pública que apueste por mejorar la calidad institucional del Estado en todos sus ámbitos y con ello genere condiciones de certidumbre y seguridad jurídica a inversionistas y emprendedores; que Zacatecas juegue un papel sobresaliente por una reforma del pacto fiscal a nivel federal que haga justicia a la histórica extracción de sus riquezas sin que éstas dejen rastro de progreso en esta tierra.
Otros asuntos que no estaban en la brújula antes de la pandemia o que lo estaban, pero no con la misma urgencia que lo están ya, podrían suponerse sin mucho esfuerzo: mejorar la capacidad de atención de nuestro sistema de salud; políticas y programas que apoyen a las pequeñas y medianas empresas para que no quiebren en medio de la crisis, complicándola por desempleo; un programa que potencialice las divisas e inversiones de nuestros paisanos en Estados Unidos, que más que antes podría significar a su vez, una oportunidad para ellos en lo individual y una alternativa para la sociedad en general. Éstas claro son apenas unas ideas y acercamiento a los problemas y alternativas que pueden tratarse en el Gran Acuerdo.
Es importante también evaluar la probabilidad y posibilidad de que el acuerdo se logre. Sí el pacto se concreta antes del inicio del proceso electoral o antes de la elección, goza de incentivos para todos los actores con aspiración por los cargos a competir en 2021, (especialmente el referente a la titularidad del Poder Ejecutivo del Estado), si partimos de una especie de “velo de ignorancia” política. Sí por ejemplo se piensa que se puede ser el triunfador, el incentivo es ir derribando obstáculos para una gestión gubernamental exitosa (ejemplo, el riesgo de un colapso financiero ocasionado a su vez por el agotamiento del fondo de pensiones, o el recrudecimiento de la inseguridad, como consecuencia de la crisis económica ocasionada por la pandemia). Sí en cambio se piensa que puede ser el vencido, el incentivo es el garantizar que las instituciones que habrán de fomentar y procurar la rendición de cuentas, los contrapesos necesarios y la pluralidad, se vean fortalecidas y sean funcionales (por ejemplo, con un compromiso que respalde las funciones del Sistema Estatal Anticorrupción o una reforma constitucional a favor de la participación e incidencia ciudadana).
No hay mucho que pensar, se trata de sentido común. Aunque claro, en la vida pública éste cada vez se vuelve el menos común de los sentidos. Recuperémoslo.
@CarlosETorres_
