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viernes, 26 abril, 2024
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La apuesta por el cubrebocas

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

En Zacatecas el cubrebocas parece ser actualmente la medida estrella para prevenir el Covid, aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) la ubica como una medida auxiliar y parte de una estrategia integral.

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Lo recomienda sí, en casos de transmisión comunitaria, y enfáticamente en aquellos lugares donde no puede guardarse la sana distancia, pues sigue siendo esto, junto al lavado de manos donde está su mayor atención.

Es razonable conceder en el uso del cubrebocas, sobre todo si se atiende la relación costo-beneficio. Si no sirve y lo usamos, no perdemos nada, pero si sirve y no lo usamos, perdemos mucho.
El problema es que se tiende a priorizarsele sobre otras medidas y a gastar la energía social en ello, generando un efecto peligroso y altamente contraproducente.

Abundan las celebraciones, reuniones familiares y visitas a bares en las que se asume que se está teniendo cuidado suficiente por traer cubrebocas, aunque es claro que la necesidad de beber, comer e incluso de comunicarse, obligan a retirarlo, y que sería preferente haber evitado esto y permanecer en casa.

Pese a ello, a la información científica conocida, y a las directrices de la OMS, la propaganda gubernamental se centra en el cubrebocas, y a ritmo de reggaetón, nos dicen una y otra vez “póntelo”, dejando atrás el “Quédate en Casa” que parecía mucho más eficaz y conveniente.

En consecuencia, el ánimo social está en la tónica de usar el cubrebocas (15 días, dice el reto) asumiendo que eso sustituye e incluso evita la permanencia en casa.

Sin embargo la transición a naranja y luego al rojo en el semáforo Covid, aunado al notorio aumento de los contagios y la ocupación hospitalaria, nos dicen que es tarde para ese optimismo.

De acuerdo a las autoridades el semáforo rojo obliga -no sugiere- al cierre de gimnasios, bares, cines, teatros, museos, centros comerciales (no supermercados) iglesias, etcétera; y a la reducción de otras actividades como restaurantes.

No obstante, las autoridades optaron por no obligar al cierre por temor a perjudicar la economía, lo cual es comprensible, y por lo mismo podría explicar flexibilización acorde a las circunstancias.
Lamentablemente no queda claro el criterio para el ajuste, ¿se teme acaso la quiebra de Liverpool y Sears laborar si cierran sus sucursales en Zacatecas?

La muy difícil situación económica y social no puede subestimarse, pero tampoco queda claro que se haga todo lo posible en ese respecto.

Por citar un ejemplo, cierto es que los gimnasios están muy afectados por no abrir, pero ¿no podrían trabajar remuneradamente de la mano de las autoridades para fomentar la actividad física en los hogares? ¿Qué tal por ejemplo clases diarias de pilates, aerobics, o zumba a través de transmisiones en Facebook? Solo es un ejemplo, ¿Qué se ha intentado? La creatividad es el límite.

Tampoco queda claro por qué se eligió el cubrebocas como medida principal de la estrategia. Si bien es cierto que se utiliza en muchos países, también lo es que se usa de la mano de otras acciones mucho más radicales entre las que está el aislamiento obligatorio por regiones o temporadas.

La Ciudad de México fue de las primeras en fomentar el uso del cubrebocas, pero lo hizo enfatizando los lugares donde hay poca posibilidad de mantener la distancia y acompañado de otras acciones como un modelo propio de aplicación de pruebas, el reparto de kit de alimentación y médico, brigadas informativas casa por casa, apps para ubicar camas hospitalarias disponibles, dotaciónde equipo para videollamadas en hospitales y distribución de 20 mil oxímetros en población vulnerable.

¿Algo de esto se está haciendo?
Incluso el uso de cubrebocas en Ciudad de México está estudiado. El gobierno monitoreó por 5 semanas el uso de cubrebocas en todas las líneas del metro; hoy sabemos que los índices de uso correcto son de entre 90 y 100 por ciento, y se tiene claridad de los horarios y las líneas que requieren una mayor educación al respecto.

¿Tenemos idea de datos similares aquí? ¿Quién lo usa, quién no, por qué hay resistencia a usarlo, qué calidad tienen los más frecuentes? ¿qué tan seguido los limpian?

Los que se distribuyen por parte de las autoridades ¿Son de suficiente calidad, son duraderos? ¿Se informa bien a la ciudadanía de como usarlo? ¿Cuándo?

¿Se dejará de hablar de quedarse en casa, de insistir en la sana distancia y de fomentar el lavado de manos, hasta ahora tres medidas más importantes para la prevención según la OMS?

La responsabilidad social y ciudadana para cumplir con las indicaciones es fundamental, pero la responsabilidad de que esas indicaciones tengan fundamento científico, y estén bien comunicadas corresponde a las autoridades de todos niveles, cada una en lo que corresponda, y con la coordinación que el pacto federal y la situación obligan.

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