Hay un refrán anglosajón que dice que El diablo está en los detalles. Y es verdad, por esto el pasado lunes 29 de junio, en el Senado de la República aprobamos la Ley de Infraestructura de la Calidad, en relación con la profesionalización de parámetros de calidad y así fijar y desarrollar las bases de la política industrial en el marco del Sistema Nacional de Infraestructura de la Calidad.
Y es que la ley aprobada por el Congreso de la Unión (Cámara de Senadores, como cámara de origen y Cámara de Diputados, cámara revisora) es una ley poco rentable mediáticamente, pero es fundamental para poder afrontar los retos del Tratado de Libre Comercio México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) que el pasado primero de julio entró en vigor, por el cual se renueva una relación comercial creada el primero de enero de 1994 con el denominado TLC.
Es decir, necesitábamos una ley que permitiera que pudiéramos medir de manera única y uniforme la calidad de los productos mexicanos que compiten en los mercados de Estados Unidos y Canadá, dejando en el pasado las trampas y los vicios que los gobiernos neoliberales crearon para favorecer a unos cuantos.
Teníamos que crear, y lo hicimos, reglas claras para todos los productores mexicanos para acceder a los beneficios del T-MEC, y luchar contra un grupo que se apropió de la producción nacional, enriqueciéndose fortalecidos por reglas que fueron hechas a modo para que sólo ellos, pudieran acceder a las ventajas del tratado comercial más importante del mundo.
En este sentido, abrigamos la Ley federal de Metrología y Normalización, toda vez que la Comisión Nacional de Normalización era una comisión que trabajaba en favor del interés de las grandes empresas. Hacían y deshacían estableciendo sus propias normas de calidad dependiendo de los compromisos que tenían pendientes. Lo que permitía generar los permisos para la exportación de productos, que muchas veces eran rechazados porque no cumplían con los estándares de calidad internacional.
La iniciativa que aprobamos, tiene como principal objetivo elaborar las Normas Oficiales Mexicanas, y los Estándares, para lograr una mejor calidad en los productos y mayor certeza de su información y contenido, al tiempo que propicia la innovación tecnológica en bienes, productos, procesos y servicios para mejorar la calidad de vida e impulsa la creación de mayor infraestructura física y digital, a través de las actividades de normalización, estandarización, acreditación, evaluación de la conformidad y metrología.
En materia de metrología, establece y mantiene el Sistema General de Unidades de Medida, crea los institutos designados de metrología, y dispone lo referente a la metrología científica, legal y aplicada o industrial.
En la discusión de la Ley de Infraestructura de la Calidad agregamos dicha legislación tienen que velar por la protección al medio ambiente, a la seguridad alimentaria y la protección a la sanidad animal y vegetal, de la mano con Semarnat y Sader, toda vez que son temas fundamentales para fortalecer la seguridad alimentaria.
Podemos tener las mejores mujeres y los mejores hombres para transformar a México en un mejor lugar para vivir. Podemos tener el impulso de la 4T para impulsar los sueños de muchos mexicanos que por décadas se han visto rebasados por la avaricia de unos pocos que concentraron el poder y el dinero, pero sin las herramientas que hagan justa la competencia entre productores con capacidad de poner sus productos en los mercados más importantes, pero sin el apoyo de los canales de la corrupción y el influyentismo y los productores que cuentan con todas las ventajas.
Con esta ley, quedarán claras las reglas para todos para acceder a una realidad más justa, donde la riqueza sea fruto del trabajo y no de los vicios de corrupción en los que estaba anegado el sistema económico mexicano. ■
*Presidente de la Comisión de Agricultura,
Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural del Senado de la República
