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martes, 23 abril, 2024
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La Educación y el Magisterio

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Por: Marco Vinicio Flores Guerrero •

Llegamos al 2020 y evocamos la frase de moda: “a ver si ya nos cae el 20”. Por ejemplo, en educación, donde por más reformas educativas que se han hecho en los últimos 36 años, las cuentas todavía no nos salen bien; leemos poco y lo que leemos casi no lo entendemos.

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A propósito, ¿recuerda al secretario de Educación Pública que invitaba a “ler” más y fue corregido de inmediato por una chiquilla que le dijo, palabras más, palabras menos: Señor secretario, no se dice ler, se dice leer? Con un funcionario así, ya puede usted lector, imaginar la clase de reformas burocráticas que ha sufrido el sistema educativo. Reformas en las que los maestros fueron convidados de piedra.

Viene esto a colación a propósito del informe de la Prueba Pisa 2018, dada a conocer en diciembre pasado, en la que el sistema educativo nacional sale con raspaduras en las áreas de Matemáticas, Lectura y Ciencias.

La Prueba Pisa (Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos), es un instrumento de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, integrada por 36 naciones), para medir cada tres años la situación educativa. Se aplicó a un millón 480 mil 904 estudiantes mexicanos de 15 años, a punto de terminar la secundaria. Fueron elegidos al azar, en escuelas públicas y privadas. El examen dura en promedio dos horas y abarca, además de materias académicas, un cuestionario para conocer el entorno escolar y socioeconómico. Se creó en el año 2000 y en México comenzó a aplicarse en 2003.

Entre los pocos buenos resultados, está el hecho de que de 2003 a 2018 la matricula en educación básica creció con 400 mil alumnos. Así lo registra la OCDE, pero por estadísticas nacionales sabemos que ese número es deficitario porque existen miles de niños que no asisten a la escuela primaria; muchos desertan y no la concluyen y otros ni siquiera se inscriben en secundaria.

Esto expone la Prueba Pisa: México se mantiene en los niveles más bajos de aprendizaje en Matemáticas, Ciencias y Lectura.

En lectura obtuvieron nuestros estudiantes un rendimiento de 420 puntos; 409 en matemáticas y 419 en ciencias, con lo que quedaron debajo de los promedios de la OCDE, que son, respectivamente, de 487, 489 y 489. En comparación con los resultados de 2015, el rendimiento promedio de los estudiantes bajó tres puntos en lectura, subió uno en matemáticas y tres en ciencias.

En cuanto a lectura, señala que la mayoría, 55% de los estudiantes, puede, en un texto de longitud media, retener las ideas básicas y reflexionar sobre el propósito y la forma de los textos, pero solo 1% mostró habilidades avanzadas para comprender textos largos, tratar conceptos abstractos o contraintuitivos y establecer distinciones entre hechos y opiniones basadas en claves implícitas relacionadas con el contenido o la fuente de la información. Para comparar, en 15 países de la OCDE más de 10% de los estudiantes demostraron tener estas capacidades. Salimos reprobados.

En matemáticas, 44% de los estudiantes logró un nivel mínimo de competencias, mientras que solo 1% obtuvo resultados comparables a los de China y Corea, quienes alcanzaron las mejores calificaciones en la prueba.

En ciencias la situación cambia poco. Textualmente dice el estudio: “Casi ningún estudiante demostró alta competencia”. Esto significa incapacidad para “aplicar de manera creativa y autónoma los conocimientos de la ciencia en una amplia variedad de situaciones, incluidas situaciones desconocidas”.

Con estos magros resultados, México está en los últimos tres lugares del ranking de habilidades y es uno de los pocos miembros de la OCDE que desde hace 15 años no registra avances sustantivos.
Dentro de la auscultación socioeconómica se registra que 23% de los estudiantes reconocieron haber sufrido acoso (bullying) escolar, pero 86% de ellos “está de acuerdo o muy de acuerdo” en que “es bueno ayudar a los estudiantes que no pueden defenderse”.

La buena noticia es que “alrededor del 85% de los estudiantes estuvo de acuerdo o muy de acuerdo en que su profesor mostró placer en la enseñanza”, mientras que el promedio de la OCDE en motivación de los maestros es de 74%. O sea, el gremio magisterial mexicano está bien capacitado y calificado.

Difícil es la tarea que estas cifras dejan al sistema educativo, pero el dato final, acerca de los maestros, es esperanzador y ojalá ya nos caiga el 20: mucho podrá hacer con ellos la nación; sin ellos, nada. ■

*Titular de la Coordinación Estatal de Planeación.

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