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viernes, 19 abril, 2024
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Día Internacional contra la Corrupción

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

La corrupción constituye un fenómeno social que vulnera derechos humanos fundamentales que deben ser garantizados en lo colectivo y que gracias a ese pesado lastre, se restringen por generaciones completas condenando a muchos individuos a vivir y morir en pobreza, desempleo, marginación, desesperanza y olvido. La corrupción desde mi punto de vista, nace y se desarrolla principalmente en la Administración Pública y se extiende hacia los rincones más oscuros donde está presente la actividad humana. Las madres de la corrupción son la pobreza, la ausencia de valores y la cultura de corrupción que se hereda de clase política a clase política. Los mensajes subliminales de los beneficios de la corrupción se envían por cientos y, hay algunos ilusos que incluso, prefieren hacer de su proyecto de vida un escenario corrupto a caminar por la senda del bien. El dinero fácil y las bondades inmediatas de la corrupción son predicadas con los malos ejemplos de quienes tienen la oportunidad de contribuir a la superación de los grandes retos económicos, sociales, culturales y ambientales de la población y que, con el propósito de satisfacer sus propias necesidades, se olvidan o son indiferentes al dolor y a las necesidades de la gente. La corrupción se traduce en una insultante manifestación de desprecio hacia los demás, incluso de aquellos que confiaron en un mejor mañana y emitieron su voto, ya sea razonado, condicionado o siendo objeto de engaños. En Zacatecas y en México, padecemos las consecuencias de los últimos gobiernos priistas tanto a nivel federal como a nivel estatal que gracias a la impunidad, se cuelgan de nuevos puestos que más que ofrecimiento laboral se antojan protección y blindaje ante posibles denuncias que se atoran más que un mojón en tiempos de tunas. Para la ONU, cada 9 de Diciembre se celebra el Día Internacional contra la Corrupción en donde se motiva la erradicación de conductas humanas que anclan el desarrollo, la paz y la seguridad de los pueblos. En el ámbito global se dice que cada año se paga un billón de dólares en sobornos y se calcula que se roban 2.6 billones de dólares anuales a través de la corrupción, lo cual, representa más del 5% del producto interno bruto mundial. Lo anterior, se complica tratándose de países en desarrollo donde la cantidad de dinero que se pierde representa diez veces más a los recursos destinados a la asistencia oficial para el desarrollo, tal como sucede en México y concretamente en Zacatecas, donde la administración de Miguel Alonso ha complicado la vida de miles de zacatecanos que vieron pasar un sexenio deslucido, fallido, perdido en pocas palabras. Así las cosas, tuve la oportunidad de participar en un examen profesional de la Maestría en Docencia e Investigación Jurídicas, donde la Lic. Gabriela Berenice Acevedo Pereida presentó una tesis que denominó: Impacto de la Corrupción Administrativa en el Desarrollo Social de Zacatecas en la que puntualizó que de acuerdo con Claudio Lomnitz, la palabra corrupción deriva del latín corromperé, que significa romper juntos y, efectivamente, la clase política ha roto conjuntamente con las aspiraciones de la población de una posible mejora en su calidad de vida, por lo que podemos comprender la corrupción, de acuerdo con Berenice Acevedo, desde una categoría moral cuyo significado se asemeja con los conceptos de alteración y putrefacción, incluso, diversos analistas han utilizado el término para describir aspectos de la vida moderna que ellos encuentran repugnantes. En sentido estricto, algunos estudiosos relacionan la corrupción directamente con el mal uso de la función pública para obtener beneficios particulares, generalmente infringiendo las leyes. De igual forma, Stephen D. Morris define a la corrupción como el uso ilegitimo del poder público para el beneficio privado, o bien, como todo uso ilegal o no ético de la actividad gubernamental como consecuencia de consideraciones de beneficio personal o político. En este contexto, Acevedo señala que la corrupción puede beneficiarlo a uno mismo, a la familia, a los amigos o conocidos, a un grupo étnico, a una institución e incluso a una causa. Por ejemplo, el nepotismo proporciona beneficios al funcionario público, pero también promueve intereses familiares más amplios. Así las cosas y desde el ámbito en que se quiera analizar, la corrupción es un delito que afecta las fibras más sensibles del tejido social y luchar contra ella, requiere de profesionistas, leyes e instituciones fuertes, autónomas y de mucha credibilidad, su encomienda se antoja titánica y casi imposible, lo cual no significa que se deba persistir para abatir este gran reto humano, generado por los humanos y heredado por generaciones. ¡Contra la corrupción, ni un paso atrás!

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*Integrante del Consejo Mundial para la
Defensa de los Derechos Humanos y
Secretario General del Consejo Zacatecano
de Protección al Ambiente
[email protected]
[email protected]

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