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martes, 23 abril, 2024
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Babasónicos, contra la corrección política y los teóricos del rock

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Por: ALEJANDRO ORTEGA NERI •

Tuvo que pasar casi una década para que la formación argentina Babasónicos volviera a pisar tierras zacatecanas. La primera vez fue en 2010 cuando formaron parte de la programación del Festival Cultural Zacatecas en el que compartieron escenario con Julieta Venegas, y ahora volvieron para ser parte de la Feria Nacional con un Adrián Dárgelos más avejentado pero aun derrochando mucha genialidad.

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Debido a la serie de cancelaciones que han caracterizado esta edición de la feria zacatecana, la zozobra también se apoderó de los fans del quinteto argentino quienes a días del concierto temían lo peor, sin embargo la confirmación del show en las redes oficiales de la banda disiparon toda duda, pero más lo hizo la presencia de Dárgelos y compañía cuando se les vio caminar tranquilamente por las calles del Centro Histórico zacatecano.

Pasaban apenas unos minutos después del mediodía cuando mientras en la explanada de la Plaza de Armas se manifestaban trabajadores agrícolas, por la acera de enfrente un grupo de tipos extranjeros y de estilo estrafalario caminaban tranquilamente. A la distancia lo único que se distinguía era un par de tenis color rosa, luego al ver quien los portaba se confirmó toda sospecha, un Dárgelos de greña larga y barba cana estaba ya en la ciudad y lo seguían en fila india los Diegos, Rodríguez y Tuñón, y Mariano Domínguez.

Caminaban con algo de prisa, a veces los cuatro juntos si la banqueta lo permitía, o bien divididos en grupos de dos. A su paso la gente los veía reconociéndolos no como el gran grupo de rock que son sino como unos extranjeros más vacacionando en la calle. Se hacían a un lado cuando iban de frente a ellos y volteaban a verlos de reojo, y es que Zacatecas es tan pequeña que es fácil identificar a los fuereños como si de una película del viejo oeste se tratara. “Esos quiénes son” se preguntaron algunos. Nadie supo responder. Pero seguro estoy a que varios no les dejó una buena espina.

No hubo fans abalanzándose por la avenida Hidalgo, no hubo selfies espontáneas ni mucho menos un autógrafo. Al menos Babasónicos ya podrá decir que en Zacatecas nadie los molestó o lamentar que nadie los conoció. No importando el hecho nadie detenía su paso, el único que se rezagaba era el guitarro Diego “Uma” Rodríguez; una selfie aquí, que se vea la torre del Sagrado Corazón; otra foto allá, que la Hidalgo luzca con su arquitectura en todo su esplendor. Los demás, no se detenían a esperarlo.

El recorrido fue largo, salieron del Hotel Emporio caminando y recorrieron la avenida principal hasta el Hotel Quinta Real; en su trayecto con la dosis necesaria del rockstar, el vocal no respetó luces peatonales de los semáforos del cruce de Hidalgo con Juárez, y luego en medio de la calle cambió de decisión y junto los desconcertados compañeros que lo seguían retrasaron por unos segundos el arranque de los coches que vieron pasar frente a sí a un cuarteto comandado por un greñudo barbón de tenis rosas.

En el hotel que alguna vez fue una plaza de toros los esperaban, imagino, parte de su staff y una camioneta blanca que seguramente los llevaría al soundcheck a alguna hora de la tarde. El Multiforo de la Fenaza se preparaba para recibirlos y seguramente, para los fans de hueso colorado, se vislumbraba una noche especial, una noche que había tenido que esperar nueve años cuando todos, tanto la banda como los escuchas éramos más jóvenes y gozábamos del cinismo de “Putita” e “Irresponsable”, restaba ver si en esta ocasión, ante la inquisitorial corrección política, volvían a cantar alguna de ellas.

El anuncio de Babasónicos como parte estelar de la programación de la Feria Nacional de Zacatecas 2019 no estuvo exento de polémica, pues la banda, cuya corriente filosófica que parece profesan es la de los cínicos, ha sido cuestionada por sus letras a las que mucha gente ha considerado como misóginas, por lo que el reto de omitir algunas canciones de su setlist aún estaba por verse. ¿Triunfaría la corrección política o moriría sojuzgada por la insolencia de Dárgelos y compañía?

En el foro, semivacío minutos después de las ocho de la noche, lo que primero que se alcanzaba a observar es una bandera albiceleste con el sol al centro. Dos argentinos radicados en México, Robinson y Gabriela esperaban el inicio del concierto, una oportunidad imperdible para ver a Babasónicos ya que en su patria, aseguran, es casi imposible por el costo de los boletos, y más ahora, ya ustedes saben, Macri.

Comenzó el concierto y partir del primer momento un vago bajito de estatura se dedicó a embelesar al público con canciones de amor muy a la Babasónicos. Sonaron primero rolas de su nueva producción “Discutible”, un material discográfico más cargado hacia el lado electrónico y psicodélico, con canciones como “Preguntas”, “Trans-algo”, “Teóricos” y quizá la mejor, “Orfeo”.

Pero los momentos más sublimes y nostálgicos llegaron primeramente con “Pijamas”, luego “La lanza” e inmediatamente con “El colmo”, el soundtrack perfecto para los viajes hacia el paisaje interior. Una canción que erizó la piel, que puso a cantar a todos y que voló los recuerdos. Dárgelos flotando sobre nosotros y en una nube de luces rojas gritando que una canción nos lleve lejos. El instante sublime en el que si terminaba el concierto no hubiera habido problema, el corazón estaba en paz.

Pero faltaban otros éxitos como “Y qué” y “Putita”, con la que los argentinos vencieron a la corrección política y le probaron su “galletita”, pues la canciónquizá más famosa del disco “Infame” puso a cantar al multiforo completo. El final llegó con “Yegua” para irse al primer encore, sin embargo, su regreso fue innecesario pues las últimas canciones nadie las masticó.

Ver a los Babasónicos es atravesar un túnel de muchas emociones al ritmo de una diversidad de géneros musicales creados con precisión quirúrgica por la banda: “el chabon se escucha como en el disco” decía el argentino que estaba ahí, y es que se va de la euforia a la nostalgia fácilmente, pero también se experimenta la desazón, como pasa en todos los conciertos, cuando la banda pudo haber tocado unas mejores, pero ahí no podemos hacer nada.

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