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jueves, 18 abril, 2024
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Al otro extremo del Feminismo

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

Muy desafortunados son los últimos acontecimientos donde las mujeres en un amplio número y que no todas, han manifestado su ira ante un cúmulo de pisoteos a sus Derechos Humanos Fundamentales en donde definitivamente, el estado les ha quedado a deber al igual que a millones de mexicanos. Tenemos frente a nosotros, una manifestación violenta que pone en evidencia el resquebrajamiento del Estado de Derecho, aquel que debiera promover políticas preventivas para evitar la comisión de delitos contra la población, con mecanismos de fiscalización y administración de justicia eficaces y no tan endebles como los que tenemos. En México, existen vigentes 308 leyes federales que no garantizan ni la paz, ni la armonía social, ni la igualdad o el progreso y, ante este escenario, las mujeres han pagado una factura mayor gracias a la corrupción y la impunidad que nos han heredado los recientes gobiernos priistas. Veo pues, un feminismo desbordado, en extremo violento, destructivo y rapaz que aprovecha precisamente, esa ausencia de autoridad que se manifiesta cuando violentan a las mismas mujeres; entonces, el escenario está montado para violentar a la sociedad y a las instancias gubernamentales. En pasadas colaboraciones me he expresado en contra de las manifestaciones en calles, pues no traen noticias halagüeñas para nadie, si acaso, sirven para desfogar nuestras frustraciones y descansar nuestra alma; ahora, el grupo feminista avienta diamantina de colores a las autoridades y, una parte del colectivo, celebra con memes la afrenta, otras más, rocían aerosoles de color a monumentos que nunca han violado a nadie pero al cabo se lavan; unas mujeres los ensucian y otras los limpian. Existe además, un aparente odio hacia el sector masculino que incluye a personas de la tercera edad o cualquier varón que pase cerca del río feminista encolerizado; ahora sí, aplican la máxima: dale sus chigadazos y píntalo de colores, él sabrá por qué. Lo anterior, significa que cualquier masculino es ahora un enemigo en potencia como el periodista Juan Manuel Jiménez del canal ADN40, agredido por un cobarde infiltrado que lo golpea mientras que aquél hace su trabajo en medio de mujeres que le gritan y le avientan al rostro cuantos productos tienen a la mano, Jiménez muestra su profesionalismo y no cede en su intención de informar hasta que es noqueado, queda inconsciente varios minutos gracias a la agresión; según se informó, deberá pasar por cirugía, su delito, ser hombre, hacer su trabajo y encontrarse en un lugar donde no había Estado de Derecho, un momento en donde se quebraron vidrios que se compran, donde se afectaron negocios que tal vez estaban asegurados, así que vale madre, vamos a generar el caos sobre el ambiente hostil que ya tenemos, vamos a acabar de tumbar las débiles columnas de justicia que sostienen nuestra hipócrita sociedad, aunque, desde mi punto de vista, no debe ser así, no veo una ideología filosófica que oriente al feminismo mexicano, veo reacción a hechos que ahora resulta no fueron, como el caso de la joven que supuestamente fue violada por policías y cuyos registros forenses no lo comprueban. Creo que el feminismo debe reorientarse y actuar rotundamente, con toda pasión y energía, contra los actos violatorios de los derechos de las mujeres, yo estoy a favor de eso totalmente, no obstante, mi conciencia humana me dice que no puedo apoyar el otro extremo del feminismo, aquel que viola otros derechos, aquel que lesiona gente inocente, aquel que nos conduce a lo profundo de la ira cegadora sin un discurso o un actuar reflexivo. Si hay muchos delitos, si hay un sin número de injusticias, si hay inseguridad en todo México, si hay mujeres desaparecidas, si debemos actuar ante esto pero no de la forma que se está haciendo. Llegó el momento en la historia del país, donde las mujeres pueden ser ejemplo y guiar a esta colectividad sin brújula, con un pensamiento nuevo, con un movimiento intelectual de amplio calado, con la participación efectiva de las mujeres en la vida democrática, con un actuar femenino siendo autoridad que empodere a otras mujeres y que no contribuya a su discriminación social, económica o profesional, a veces y muchas, el peor enemigo de una mujer es otra mujer y ejemplos sobran. Si hay que llegar a la revolución me uno a la causa, pero necesito saber su ideología y estrategia de actuación, si solo me dan un trapo para taparme el rostro, diamantina y aerosol, no cuenten conmigo, las grandes luchas se hacen con mujeres pensantes que las hay por miles, no aquellas que invitan a matar al papá, al hermano, al abuelo per se, eso degrada cualquier intención subversiva en cualquier parte del mundo y, si esta sociedad cambia en positivo, será con hombres y mujeres cabales, inteligentes, coherentes y decididos.

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*Integrante del Consejo Mundial para la
Defensa de los Derechos Humanos
[email protected]

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