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miércoles, 24 abril, 2024
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La tenencia y las rutas de la justicia tributaria

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Por: La Jornada Zacatecas •

Bajar y subir impuestos son medidas de política económica que dependen de una cierta estrategia para saber qué se puede esperar de ello. Por ejemplo, al grabar el consumo en general puede ser que los ricos aporten más cantidad de recursos porque su consumo es obviamente mayor. En el caso específico de los alimentos se recomienda no cobrar impuestos porque los pobres gastan hasta un 70 por ciento de su ingreso en comida; y por tanto, un impuesto en ese caso, afecta de forma dramática a las capas de la población con menores ingresos. Aun cuando en términos absolutos los ricos puedan poner más dinero, pero en términos relativos no gastan ni el 10 por ciento de sus ingresos en alimentos. Luego entonces, la estrategia impositiva es muy sensible.
En el caso de los combustibles, los estudios indican que el impuesto a los mismos es directamente progresivo, porque las capas bajas de los deciles compran poco combustible, pero en forma indirecta puede ser una forma de provocar inflación, ya que al hacerlo tiene como consecuencia la subida de los precios, y esto último si afecta a los más pobres. Por ello, se debe calcular los efectos indirectos de esas imposiciones fiscales. Los impuestos más eficaces son aquellos que van dirigidos a los ingresos, como el Impuesto Sobre la Renta (ISR). En este último caso aportar el porcentaje de los ingresos hace que los que ganan poco dan menos y los que ganan mucho dan más. Por ello son, de entrada, progresivos. Pero si se mueve el porcentaje de acuerdo al con el nivel de ingresos, la cosa ya es justa.
¿En qué casos se plantean excepciones de impuestos? En algunos casos se exceptúan impuestos a los ricos con la idea de estimular la inversión productiva, y se bajan impuestos a la compra de productos para promover un mayor nivel de consumo. En términos económicos es la intención de subir o bajar la demanda o la oferta agregada. En este momento, es necesario estimular el consumo para aumentar la demanda. Eso genera la posibilidad de mejorar la vida de las familias y hace crecer la economía.
En el caso del impuesto a la tenencia de vehículos automotores, se trata de un cobro que es gravoso a las familias, por un lado; y representa un porcentaje pequeño de los ingresos hacendarios. Por ello, de su eliminación podemos esperar un círculo virtuoso. La eliminación de la tenencia es buena decisión. Y por ello los diputados locales del PRI realizan una propaganda como si fuera una gestión de ellos. Pobres: se ven mal. Sin embargo, también es importante saber si el gobierno tiene alguna estrategia para captar recursos frescos para llenar las cajas de la hacienda pública, que hacen falta para cumplir los múltiples compromisos con los gastos educativo o de apoyo a los municipios. Esperemos que al momento de plantear la ley de ingresos anuncien alguna medida progresiva que atienda esto último. El mejor signo de un gobierno, es que avance en la ruta de la justicia tributaria.

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