Existen algunos rasgos que obstaculizan la efectividad como la democracia no consolidada
Asimismo el servicio profesional de carrera necesita fortalecerse: especialista de la Aceval
Para Blanca López Rodríguez, de la Academia Nacional de Evaluadores (Aceval) y especialista en Política de Evaluación por la Universidad de Sussex, México tiene un camino muy largo que recorrer para que realmente la evaluación sirva como esa herramienta para la toma dedecisiones, así lo aseveró en conferencia magistral impartida a los alumnos de la Maestría en Estudios y Solución de Problemas Públicos de la UAZ.
La política de evaluación, explicó la especialista, fue creada justamente para empezar a evaluar los programas públicos y saber cómo están funcionando y que con base en la información que se genere, se mejoren los programas y el diseños de los mismos, además de que se planee un mejor presupuesto.
La información de las evaluaciones, dijo, se utiliza para asignar de mejor manera los recursos a los programas que están dando resultados, además de identificar los que tienen objetivos similares. La evaluación permite identificar, comentó López Rodríguez, las duplicidades de los programas y hacer que funcione mejor la administración pública, así como ayudar a una mejor toma de decisiones basadas en evidencias.
Sin embargo, existen algunos rasgos en México que obstaculizan la efectividad de la política de evaluación. López Rodríguez destacó sobre todo que en el país aún no se tiene un nivel de democracia consolidado, sino, lo que ella llamó, de transición. Por lo que indicó que todavía se necesita fortalecer la democracia y que ésta traiga consigo un sistema de evaluación, controles y contrapesos, en la que el Congreso tenga una función más objetiva y crítica sobre la operación del Ejecutivo.
De igual manera, otro problema que visualiza la especialista es que el servicio profesional de carrera necesita fortalecerse, ser funcionarios públicos con mayores conocimientos para que sepan que la evaluación es parte del proceso continuo de superación y que se puede utilizar para bien. Reiteró que el Congreso debe ser un actor más incisivo e impulsar desde ahí dicha política.
Descartó que la corrupción, de la cual México adolece, sea un factor decisivo para la efectividad de la política de evaluación, ya que no hay estudios acerca de esto que permita vincularlos. Sin embargo, dijo, la corrupción obviamente afecta en otros procesos como en la contratación de los evaluadores externos, aunque, aclaró, la evaluación está más enfocada a la gestión de los programas no tanto al gasto, que es de lo que se ocupa la auditoría.
Finalmente la investigadora enfatizó en que la universidad debe tener un peso muy importante para que exista una mejor política de evaluación. Deben ser realmente autónomas y críticas con el rol del gobierno, junto con las ONG y la sociedad civil organizada, porque pueden ser el contrapeso para que se utilicen bien las evaluaciones, para que existan cambios.
“No estamos viendo resultados en las políticas, no vemos avances en los indicadores del Programa Nacional de Desarrollo, en los objetivos de reducir la pobreza” es por eso que la academia, reiteró, debe ser más crítica.
