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jueves, 18 abril, 2024
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SEXTO CONCURSO DE CUENTO CORTO / LA JORNADA ZACATECAS

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Por: Xol Hernandez •

Con la finalidad de impulsar a la población infantil a crear historias y expresarlas mediante la escritura, La Jornada Zacatecas inició en 2013, con motivo del Día del Niño, su Concurso de Cuento Corto, mediante el cual ha expuesto el interés que los niños tienen por dar a conocer hasta dónde puede llegar su imaginación. En esta ocasión, realizó la sexta edición de este certamen y, ahora, presenta a sus lectores los cuentos ganadores.

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ACLARACIÓN

En algunos casos, el texto original tuvo algunas faltas ortográficas (comprensible, tomando en cuenta el rango de edad de los participantes), por lo que para su publicación, se decidió hacer corrección de estilo, sin que esto afecte el contenido gramático y, en especial, la imaginación y la creatividad plasmadas en cada cuento.

AVISO

Todos los cuentos participantes en este sexto Concurso de Cuento Corto serán publicados hoy en la página web de La Jornada Zacatecas (www.ljz.mx) y en las redes sociales de Facebook (www.facebook.com/LaJornadaZacatecas) y Twitter (@lajornadazac) del mismo medio, mientras que, en cuanto a los premios, se les avisará vía telefónica a los ganadores.

DICTAMEN

El jurado, integrado por escritores, encontró una gran capacidad narrativa a través de recursos literarios como la fábula y la recreación de hechos cotidianos en los que se concentran enseñanzas vitales. En elementos aparentemente tan sencillos como la comida o los juguetes, se hallaron simbolismos de temas profundos, como las diferencias que hay en todas las personas, las cuales las vuelven únicas, o bien, referencias a cómo ser feliz con lo que se tiene; en otras palabras, a saber descubrir un camino a la felicidad a partir de las características propias, incluido el estatus socieconómico. También se hacen referencias a la unidad y la amistad como cualidades que pueden sacar adelante en situaciones adversas.
Así, el jurado determinó como cuentos ganadores:
PRIMER LUGAR: El dragón gelatina, de Andrés Alejandro Dávila Araiza
SEGUNDO LUGAR: Mateo y el trompo mágico, de Itzel Ibarra Cossío
TERCER LUGAR: La ciudad musical, de Nitzia Mariel Sotelo Carrillo
CUARTO LUGAR: La oruga triste, de Jaqueline Castañeda Hernández
QUINTO LUGAR: Los mejores amigos, de Magda Elena Tapia Amaro

 

Primer Lugar

El dragón gelatina

Había una vez en un lugar llamado Dragonlandia un pequeño dragón gelatina que se sentía muy triste porque quería jugar con los dragones pastel al juego de quedarse quietos, pero ellos no lo querían juntar porque siempre se movía y temblaba como gelatina, y su equipo perdía, así que una vez le pidió al rey dragón que lo convirtiera en un dragón pastel para que ya no se moviera y lo pudieran juntar a su juego, y el rey dragón le dijo que si se convertía en un dragón pastel ya no podría ser un dragón gelatina otra vez, y el dragón gelatina le dijo que sí porque era muy molesto ser un dragón gelatina porque estaba solo, y el rey dragón le dijo que le daba hasta el siguiente día para que decidiera si quería seguir siendo un dragón gelatina o si quería convertirse en un dragón pastel.
El dragón gelatina estuvo toda la noche despierto pensando en que si quería ser un dragón pastel o un dragón gelatina, y, de repente, escuchó cantar a un pajarito, y él empezó a bailar y muy bien, porque él siempre se tambaleaba, y decidió que quería seguir siendo un dragón gelatina porque estar siempre quieto era muy aburrido.
Al día siguiente, le dijo un nuevo juego a los dragones pastel llamado sacúdete con ritmo, y los dragones pastel dijeron que no querían jugar a su juego porque estaban jugando a quedarse quietos, pero uno dijo que siempre jugaban a lo mismo y que deberían probar algo nuevo y aceptaron, y entonces el rey dragón fue a convertir al dragón gelatina en un dragón pastel, pero el dragón gelatina dijo que no porque podía bailar con mucho ritmo y los dragones pastel querían que les enseñara a bailar así como él, y entonces el dragón gelatina vivió muy feliz y con muchos amigos y aprendió que debes aceptar lo que eres y no cambiarlo por nada.
FIN

Autor: Andrés Alejandro Dávila Araiza
Edad: 7 años
Centro Educativo Centenario de Rotary A.C.
Zacatecas, Zacatecas

Segundo Lugar

Mateo y el trompo mágico

Había una vez un niño llamado Mateo; era muy pobre, pero a pesar de tal pobreza, era un niño muy feliz y alegre de la vida. Un día iba caminando muy feliz y contento por las calles de su pueblo, cuando, de repente, miró un hermosísimo trompo, junto a él estaba una carpa que decía: “Este regalo es para Mateo, el niño más feliz y alegre del pueblo. Tómalo y cuídalo, pues es un trompo mágico”.
Mateo lo tomó con tal delicadeza y lo llevó a su casa con mucho cuidado. Al llegar, su papá le dijo que era un trompo inigualable, que lo cuidara mucho, pues podía costar una fortuna enorme. Mateo salió al patio de su casa y se dio cuenta que el trompo no sólo estaba hermoso y era mágico, sino que también podía hablar como cualquier persona normal. Mateo se puso atento a lo que el trompo decía y le dijo: Mateo yo soy un trompo mágico y he sido elegido para cumplirte todos tus deseos siempre y cuando sean buenos.
Su primer deseo fue que tuviera una ropa nueva y sus deseos se concedieron inmediatamente. Mateo, al ver esto, se dio cuenta que todo era verdad y se emocionó mucho, pues por fin iba a sacar a su familia de la pobreza. Mateo siguió siendo feliz y alegre de la vida al lado de su trompo mágico.

FIN

Autora: Itzel Ibarra Cossío
Edad: 10 años
Escuela Primaria Beatriz González Ortega
Tejones, Valparaíso, Zacatecas

Tercer Lugar

La ciudad musical

Había una vez una ciudad que para todo utilizaba la música, incluso las notas tenían nombre y apellido (pero no literalmente, sino que lo hacían contando tonos, contando notas y algo más). Pero hoy no hablaremos de clases musicales, hablaremos de la ciudad musical y de lo que pasó ahí. En esa ciudad todos los músicos eran felices, pero un día llegó un ser llamado El Ruidoso. Se llamaba así porque un ruido suena feo. Ruidoso estaba en contra de la música porque sonaba bonito, entonces un día combatió contra toda la música en el mundo hasta llegar a la ciudad musical; fue tan fuerte que ni el mejor músico lo venció. Pasaron los años y el mundo sin música ya no era el mismo, hasta que una de las generaciones que nació sin música ya estaba cansada de la falta de armonía en los sonidos, de la falta de expresarte con esa clase de arte y sin la alegría que te brinda la música. Ellos, cansados de eso, se unieron en contra del Ruidoso; primero hicieron algo simple, que era una protesta; luego notaron que nadie les prestaba atención y se fueron más al extremo, estudiando la música. Toda la generación ya nacida sin música se reunía en la vieja biblioteca (cerrada, porque ahí había libros de música). Esos jóvenes tenían miedo, pues, según la política del Ruidoso, quien tocara música sería castigado con el encarcelamiento, la ruptura de su instrumento y más. Un día de estudio normal entraron unas personas de traje negro escrito con unas palabras muy raras, ni siquiera se les entendía, y abajo de las palabras había muchas figuras aleatorias. Todos se pusieron a pensar en esos símbolos y concluyeron que ¡eran los aliados del Ruidoso! y venían a investigar si no había nada fuera de lo usual. Todos se escondieron, pero, de una manera u otra, lograron encontrar a la mayoría. Entonces, uno de ellos les dijo —con que aquí estuvieron escondidos todo este tiempo—. Luego, otro de los aliados les preguntó —¿ya son todos?— Y tan asustados que estaban, respondieron tartamudeando —ssssssí…—. Entonces los malos, desconfiados, dijeron, con una voz intimidante, —mañana vendremos a revisar, y por cierto, sus amigos se irán con El Ruidoso y el decidirá qué hacer con ellos…—. Después de ese día, todos comenzaron a buscar nuevos escondites y así fueron cayendo uno por uno, hasta que quedó un grupo muy pequeño. Los aliados del Ruidoso creyeron que ya habían acabado con esos rebeldes, pues les dieron gran escarmiento, pero ese pequeño grupo que a falta de instrumentos construyó algunos a base de objetos como cajas, botellas, ligas, madera, cuerdas, botes, etcétera, ya bien preparado musicalmente, entró a escondidas a la guarida del Ruidoso y gritó —¡Ruidoso, ya estamos cansados de en lo que has transformado al mundo!— Entonces, el ruidoso observó a los chicos y dijo —adelante, ¿qué tienen para mí? Botellas y cuerdas—, dijo con un tono burlesco. Los jóvenes comenzaron a tocar, pero no se escuchaba, pues los ruidos de Ruidoso que sonaban muy fuerte y feo provocaron que sus instrumentos salieran volando. Los jóvenes músicos, al sentir que estaban a punto de ser derrotados, comenzaron a hacer ritmos y sonidos con sus pies, manos y boca; primero comenzaron con ruidos aleatorios para engañar al Ruidoso, pero luego comenzaron a ponerles orden y armonía para molestarlo. Lo hicieron cada vez más fuerte, hasta que con tanta armonía el Ruidoso se desvaneció. Todo volvió a la normalidad en aquella ciudad y la música regresó al resto del mundo. Esos chicos se convirtieron en héroes musicales, les hicieron un monumento y sus instrumentos salieron a la venta y se hicieron muy famosos. Todos vivieron muy felices y ellos inspiraron al mundo de luchar por lo que quieres y nunca rendirte. FIN

Autora: Nitzia Mariel Sotelo Carrillo
Edad: 10 años
Primaria Francisco Villa
Guadalupe, Zacatecas

Cuarto Lugar

La oruga triste

Había una vez una oruga que se sentía muy triste porque quería ser mariposa. Un día se encontró un búho que le dijo: -¿Por qué estás llorando, oruga? A lo que ella respondió: -No puedo convertirme en mariposa, ¿tú sabes cómo puedo hacerlo búho? Es que por más que lo intento no lo siento y me siento muy mal por eso. –No, no lo sé- respondió el búho -pero déjame ver qué puedo hacer.
El búho había sentido mucha pena por su pobre amiga oruga, y estuvo un rato pensando la manera en la que podría ayudarla. De repente se le ocurrió que podría ir con otros animalitos para preguntarles si ellos sabían que debía hacer su pequeña amiga para poder realizar el sueño de convertirse en mariposa.
Caminó y caminó por el lugar y se encontró con un pájaro y le dijo: -¿Tú sabes cómo una oruga se convierte en mariposa? Pero el pajarito le respondió que no.
Más adelante se encontró a un oso y le hizo la misma pregunta, pero también le contestó que no.
El búho, muy triste y decepcionado, regresó con su amiga la oruga y le contó lo que había pasado. Los dos pensaron que el sueño de convertirse en mariposa nunca se iba a poder hacer realidad.
De repente miraron que cerca de donde estaban pasó una mariposita muy bella y decidieron pedirle ayuda a ella.
La mariposita, muy amable, les explicó que debía hacer un capullo y se metiera dentro de él, para que después de unos meses, se convirtiera en una mariposa. La oruga, muy emocionada, siguió los consejos que le dieron y pronto se convirtió en una bonita mariposa. Cuando salió del capullo estaba muy emocionada; cuando volteó a mirar sus alas las vio de color rojo, morado, verde y azul, y se emocionó mucho.
Estaba tan contenta que se fue volando. Entonces se encontró una niña muy linda, siguió su camino y llegó con su grupo de amigas, que, cuando la vieron, se quedaron muy impresionadas. Después de saludarlas siguió volando y se encontró a su amigo el búho, a un pájaro y a un oso, y se pusieron de acuerdo para hacer una fiesta y cada uno dijo lo que iba a llevar; al búho le tocó llevar los refrescos, al pájaro le tocó llevar comida y el oso llevó churros. Entonces llegó la música y empezaron a bailar.
Estaban todos muy felices disfrutando de la fiesta cuando vieron nubes muy extrañas con rayos y truenos, y se dieron cuenta de que una gran tormenta se acercaba, y aunque trataron de refugiarse, corriendo muy veloces, la mariposita no logró salvarse, sus alitas se mojaron y ya no pudo volar. Rápidamente, el oso la cargó, la llevó hasta su casa, le dio café calientito y le secó sus alitas. La mariposa se sintió mejor, y el oso, para animarla, le contó un chiste muy gracioso y la mariposa se rió jajajajajajajajaja.
Después de tantas aventuras, todos se fueron a dormir, y la mariposita estuvo muy feliz de haber podido cumplir su sueño.

Autora: Jaqueline Castañeda Hernández
Edad: 8 años
Escuela Primaria La Corregidora
Mimbres, Valparaíso, Zacatecas

Quinto Lugar

Los mejores amigos

Había una vez una niña llamada Rosa que era muy lista; siempre hacía su tarea, sacaba 10 en español, matemáticas, Zacatecas y ciencias naturales. Un día llegó un niño nuevo a la escuela que se llamaba César y era un poquito más listo que ella. El Día del Niño hicieron un juego que se trataba de hacer sumas y restas, pero rápido le tocó competir a César y a Rosa; estuvo muy difícil, pues los dos eran rápidos y las contestaban bien. Al final ganó César y Rosa salió corriendo del salón. César salió corriendo detrás de ella; cuando la alcanzó le dijo: -Rosa, espera, es solamente un juego. Rosa no lo quiso escuchar, pero le dijo: ¡Es sólo un juego, pero me ganaste, siempre me ganas! ¿Para qué te escucho si me vas a seguir ganando? Desde el día en que tú llegaste eres el más inteligente. Antes yo lo era, pero ahora tú te crees mucho porque eres el más listo, pero antes yo era.
César se sintió muy mal al darse cuenta de que sin querer había hecho sentir mal a su compañera, y le respondió: -Perdón, es cierto que yo siempre quería ser el más listo, pero es que yo quería que la gente me admirara y valorara mi esfuerzo que hago para convertirme en un genio. Pero la verdad es que cada vez que la maestra nos ponía un trabajo, mi papá se escondía debajo de la mesa y me decía las respuestas. Me siento muy mal porque sé que hice mal y que ésa no es la manera correcta de conseguir mis sueños.
Ahora que ya lo sabes te prometo que nunca más volveré a hacerlo, y si aceptas mi disculpa, seremos los mejores amigos a partir de hoy y nos ayudaremos a estudiar para que cada uno aprenda del otro y podamos competir de mejor manera, pero ahora sí te prometo que sin trampas.
Sin darse cuenta, Rosa se había quedado dormida y no había escuchado nada de lo que César le había dicho, así que tuvo que despertarla y volver a contarle la historia.
Al principio, Rosa se sintió muy enojada y tenía ganas de golpear a su compañero por haber mentido de tal manera, pero después se dio cuenta de que peleando no iba a conseguir nada y prefirió perdonarlo.
Desde ese día, los dos son mejores amigos, y César aprendió su lección de que no es bueno hacer trampa.

Autora: Magda Elena Tapia Amaro
Edad: 8 años
Escuela Primaria La Corregidora
Mimbres, Valparaíso, Zacatecas

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