Autor: Edgar Alberto Sánchez Hernández
Residencia: Salinas, San Luis Potosí, México
A Ramón López Velarde
Ramón, no te has dado cuenta
que la vida se te fue
escribiendo poemas,
rimas a no sé quién.
Serás de Jerez,
digno descendiente.
Ya muerto,
ni quien se acuerde.
Casa amplia,
hoy convertida en museo.
Tu cama
ya se vuelto un revoloteo.
La palabra fue lírica
siempre a Fuensanta,
ya que moriste,
ahora sabemos
que se llamaba Martha.
Escribiste a Josefa
entre amor y dolor,
ríos de Sangre devota
fueron tu perdición.
Te afligiste en Zozobra,
por eso estás tieso,
seco, muerto
callado, tal vez
esperando el regreso.
Si fuiste juez y parte,
derecho o izquierdo,
hoy sólo huesos de
un liberal viejo.
Muerto estás,
a la universidad faltaste;
ya no se llama científico y literario, y
por eso, tus materias no pasaste.
Suave patria, dulce amanecer
entre soles y lunas,
sangre, ferviente corazón haz de tener.
Dignos tus versos.
Al triste y feliz dices que sí,
que en tu lengua de amor prueben de ti
la picadura del ajonjolí.
Si redactaste el plan de San Luis
que la historia te juzgue.
Recuerda:
ayudaste a liberar a un país.
Regresa al panteón,
no busques razones.
México de tu amor
hoy está en peores condiciones.
