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martes, 23 abril, 2024
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Sacar al PRI no es el objetivo. Vamos a unir a la izquierda para terminar con el desastre del PRIAN

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Por: JOSÉ NARRO CÉSPEDES •

Haciendo números, la fórmula para que el PRI pierda la elección presidencial es muy sencilla: sólo basta que dos o tres partidos opositores construyan un bloque y obtengan al menos 35% de sufragios. Cosa fácil, dicen los que promueven un Frente Opositor, pues los priístas ya no alcanzan esa cifra desde hace años y el sistema político mexicano permite triunfar con pocos votos, es decir, las minorías más grandes, ganan si crecen más que otras minorías, mientras que las mayorías se abstienen.

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Dicho lo anterior, derrotar al partido tricolor tendría que resultarle “fácil” a cualquier estratega electoral; sin embargo, ganarle al priísmo es más que un asunto de números. La pasada elección del Edomex ha constituido un buen indicador respecto de los retos que supone vencer al priísmo que se llevó el triunfo con apenas un tercio de la votación. ¿Y qué pasó en el Estado de México? Que los tres partidos opositores fuertes dispersaron el sufragio al postular candidato cada uno.

¿Cuál es la gran enseñanza de los comicios mexiquenses? Que la maquinaría del PRI no puede superar ese tercio. Y a mayor sufragio dividido mejores posibilidades de ganar del PRI. Se trata de una ecuación de política elemental que aprovecha el gran lastre de los partidos que le son opositores: la imposibilidad de negociar, de acordar, de ceder, de construir.

Así las cosas, las dirigencias del PAN y el PRD han dejado saber su interés por construir un Frente Amplio Opositor para evitar que el priísmo se sostenga otros seis años al frente del poder presidencial.

El anuncio no ha dejado satisfechos a la gran mayoría del perredismo, ya que dado el mejor posicionamiento político del panismo todo indicaría que el abanderado o la abanderada tendrían que ser de esa filiación política. ¿Qué pueden realmente compartir la izquierda perredista y la derecha panista? ¿Qué buenos resultados han brindado las coaliciones de gobierno que antes lograron juntos? ¿Cómo administrar tantos egos deseosos de candidatura?

¿Puedes realmente entusiasmar cuándo lo que los une es oponerse, por un lado, al PRI y por otro a López Obrador? ¿Qué candidatura sería aceptable para los militantes de ambas fuerzas? ¿Con qué método se definiría al abanderado presidencial?

En México las burocracias partidarias han sabido dejar de lado sus convicciones ideológicas cuando así conviene. Se trata de un pragmatismo efectivo que tampoco modifica el color del sufragio.

Queda claro que la unidad de diferentes fuerzas es hoy la respuesta para construir una victoria electoral, sin embargo, también es claro que el perredismo no puede lanzarse a la aventura de un Frente Opositor que niegue la esencia de las luchas del PRD.

Tenemos que apostar por una política de alianzas congruente con nuestra historia y nuestras utopías, es decir, debemos aliarnos con las fuerzas sociales y políticas democráticas y de izquierda del país. Esta afirmación es congruente con la línea política del PRD, la cual está redactada en nuestros documentos básicos sentenciando que “El PRD es un partido de oposición a los gobiernos neoliberales del PRI y del PAN, pero no es en forma alguna una conducta sectaria con la cual todo esfuerzo propio se diluiría sin diluiría sin llegar a ninguna realización inmediata… Reafirmamos que en la perspectiva actual de nuestro partido no existe propósito alguno de establecer alianzas electorales de carácter general con el Partido Acción Nacional.  Sólo en determinadas condiciones y para propósitos políticos específicos se considerarán, excepcionalmente, alianzas electorales más allá de la izquierda y las fuerzas progresistas, pero en ningún caso con el Partido Revolucionario Institucional”.

La dirigencia del PRD está a punto de cometer un error histórico que además de traicionar la línea política aprobada por el Congreso del PRD, las luchas y los objetivos partidarios, podría obligar al perredismo que nunca votaría por el PAN a correrse a cualquier otra opción de izquierda.

Es urgente la creación de un Polo que aglutine a las fuerzas políticas y sociales de izquierda para hacer realidad un cambio de modelo socioeconómico, no queremos un cambio de administración, tenemos que construir un gobierno de transición para cambiar el régimen y dejar atrás los objetivos de acumulación de capital que tiene sumido en la miseria a más de la mitad de los mexicanos. ■

 

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