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viernes, 26 abril, 2024
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Las otras migraciones (4)

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Por: Jorge Humberto De Haro Duarte •

El estado de Zacatecas se ha vuelto atractivo para algunas personas de otros lares que ven en sus diversos climas y microclimas, así como la muy variada muestra de tipos de biodiversidad, los lugares ideales para llevar a cabo su proyecto de vida. Desde el frío y semidesértico altiplano donde se  asienta su capital, hasta el calor tropical de sus cañadas. Se puede decir que hay lugares para todos los gustos. Buena parte de las personas que deciden asentarse vienen a repatriarse, otros proceden de otros estados porque algo los atrajo en estos lares. Esta es, por así decirlo, la más invisible de las formas de migración aquí expuestas, y se distribuye a lo largo de todo el estado, en mayor proporción en la zona conurbada. Desde el 2010, parece que se mantiene un equilibrio entre el número de aquellos que emigran y el de los que regresan y, curiosamente, es el estado que registra el menor número de personas que llegan de otras partes para asentarse, debido, probablemente a las limitadas oportunidades de empleo, subempleo o autoempleo. La razón más evidente es la inanición del Estado, parece que en los últimos dos años la actividad económica ha entrado en preagonía, lo que sea que eso signifique. Muchos de los que se la rifan, más temprano que tarde, ven morir sus ilusiones en formas drásticas. Esta población invisible pasa desapercibida, cobrando notoriedad cuando pasa a formar parte del peregrinar de la pobreza a la miseria y vuelve a cobrar alguna esperanza de vida cuando cansado de la inmovilidad, la desesperación y de clamar a los cielos, descubre, como las aves, que hay que volar hacia el norte, reciclando la odisea del emigrante tozuda y neciamente hacia la búsqueda del “sueño americano”… y la pesadilla se vuelve perpetua.

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Existen muchos factores obvios que explican esta desilusionante situación. El futuro se diluye ante propuestas rodeadas de buenas intenciones, no hay efectivo en los bolsillos de los ciudadanos, los presupuestos están muy recortados y no siempre se ejercen sabiamente en las dependencias de los tres niveles de gobierno; en las universidades tampoco; la iniciativa privada vive las de Caín y no se la rifa; los recortes de corte social han llegado a límites sólo entendibles si se es parte de la insensibilidad política que una tras otra comete chambonadas que afectan el presente y el futuro de la población; aquellos que quieren que el bote bogue sin mover un remo y otras, “no tan obvias”, que son imposibles de controlar y que van desde las misiones y visiones de todo el mundo que quedan solamente en el discurso ante ejecutores que o no pueden o no quieren hacer lo que deben hacer bien, en todos los ámbitos; y más, la parte oscura de la sociedad que vive bajo la zozobra de la maldad y la corrupción y en su fuero interno parece que admira y aspira a ser parte de ello.

Hay una casta especial de migrantes que se integran a la entidad rodeados de un halo bendito y llegan entre fanfarrias y la ola, con la tambora siguiéndolos y todo tipo de comités de recepción deseándoles la buenaventura. Son algunos desterrados políticos de otros estados, recomendados de alto nivel, los hijos de algún papi a quienes les piden una recomendación para ir a laborar a algún lugar exótico, cuates o familiares lejanos de algún funcionario de alto nivel cuya única gracia es esa, gozar de la influencia de un gallón para que el mundo se incline a sus pies. No son muchos, pero son muy caros. Invisibles en el ámbito laboral, aunque notorios en los jolgorios sociales. Se les conoce con muchos nombres, los más comunes son asesores o aviadores.

Y ante todos los vacíos mencionados, el problema se magnifica, más aún que las maniobras políticas que se empiezan a ejecutar ante la próxima sucesión presidencial y sus presecuelas, los grillos andan sueltos y los que funcionan desde adentro practican el nado de muertito (ya sin comillas). Habrá que emigrar.

En fin, mientras que todo el mundo, con todos sus continentes, agua y aire parece un hormiguero surcando el espacio sin sentido entre redes virtuales, medios de transporte, comunicación y hablándole al vacío y nadie hace nada –nada bueno, al menos-, volvemos nuestros ojos y sólo se enfocan a lo que es económicamente correcto: el de nuestros coterráneos que están viviendo dignamente en el país vecino y envían las remesas que mal que bien mantienen las deficiencias que los hicieron emigrar; desde luego que para el país y sus carencias es lo mejor que puede ocurrir; hay que defender esta circunstancia. Pero en el país y el estado, es un fenómeno importante por su variedad: no se analiza o se resuelve la situación que sigue expulsando a mucha gente a dejar sus lugares de origen; los que pasan por nuestro país con el mismo sueño de los mexicanos y que muchísimas veces reciben un trato indigno y son regresados de mala forma a sus lugares de origen.

No faltan los que de tierras cercanas o lejanas vienen a aportar su cultura y buenos oficios y luego se vuelven colonias representativas de la cultura local y se integran a la misma; los que emigraron hacia tierras diferentes, principalmente el sur, u otro continente en busca de otros desafíos y regresan en la búsqueda de una esperanza, de un retorno al hogar y se la tienen que rifar como cualquier otro principiante. Como ejemplo, se analizó a la invasión de futbolistas no nacidos en México que ahora protagonizan el deporte nacional. Para finalizar, a los que desde otros lugares deciden venir a vivir y vivir con plenitud y los infaltables privilegiados que hacen de la ocupación virtual un negocio.

Ya va a empezar el Festival Cultural de Zacatecas. ■

 

 

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