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jueves, 25 abril, 2024
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Exámenes de tín marín

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Por: SOCORRO MARTÍNEZ ORTIZ •

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Después de la apresurada Reforma Educativa de diciembre de 2012, publicada el 26 de febrero de 2013 y en vigor desde agosto del mismo año, en días recientes, se llevó a cabo el primer concurso por oposición para ingresar al Servicio Profesional Docente (SPD). Los resultados fueron desalentadores para la educación pública en México.

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La reforma fue una de las decisiones que Enrique Peña Nieto dio a conocer el primero de diciembre de 2012. Al día siguiente,  Él, como jefe del Ejecutivo federal; Gustavo Madero Muñoz (presidente del PAN); Cristina Díaz Salazar (presidenta interina del PRI) y Jesús Zambrano Grijalva (presidente del PRD), firmaron el Pacto por México, en el cual, uno de sus acuerdos fue la creación de una sociedad de derechos y libertades. Este acuerdo, a su vez, tiene otro: educación de calidad y con equidad, impulsada mediante una reforma con tres objetivos fundamentales:

Aumentar la calidad de la educación para que se vea reflejada en las evaluaciones internacionales como PISA.

Aumentar la matrícula y la calidad de la educación media superior y superior.

Recuperar la rectoría del Estado mexicano en el sistema educativo nacional.

Para lograr una educación de calidad y el máximo aprovechamiento de los estudiantes, se crea el Sistema Nacional de Evaluación Educativa (SNEE), cuya función está a cargo del Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE), que tiene atribución en el desempeño y resultados del propio SNEE en la educación preescolar, primaria secundaria y media superior, como condición para el ingreso, la promoción, el reconocimiento y la permanencia en el SPD, que en todo caso, deberá corresponder al mérito del docente en el desempeño para obtener una evaluación justa y adecuada.

El INEE está bajo la dirección de una junta de gobierno conformada por 5 miembros nombrados mediante terna que el Ejecutivo federal somete a la consideración de la Cámara de Senadores.

Ni la Constitución ni la ley reglamentaria establecen de manera precisa, los conocimientos, habilidades, capacidades, responsabilidades y ética que deben ser evaluados en los aspirantes. Esos conceptos son ambiguos y por tanto su interpretación es del todo subjetiva.

Importante resulta destacar que el alumno de primaria requiere, para su formación, saber leer, escribir y matemáticas; conocer antecedentes históricos para comprender el presente; ubicar el lugar del planeta en que vive y sus características; darse cuenta que existen otros seres vivos; conocer lo elemental del cuerpo humano; que existen normas de urbanidad, autoridades públicas y leyes que regulan  las conductas.  En consecuencia, los maestros aspirantes que fueron evaluados mediante concurso por oposición, deben conocer y dominar perfectamente: lectura y escritura; matemáticas; historia; geografía; biología y educación cívica. Pero ocurrió lo contrario, así lo reflejan las cifras de los resultados:

130,503 aspirantes. No aprobaron 79,032. Aprobaron 51,471.  Mejor desempeño 4,558. Plazas disponibles 16,505. Evaluación aprobatoria es vigente hasta el 15 de mayo del próximo año. Puntaje mínimo alcanzado por los maestros aprobados 58.8 aciertos, lo equivalente casi a la calificación de 6. (La Jornada nacional. Lunes 4 de agosto 2014 p. 17).

¿Qué sucedió? Si existe una marcada diferencia que supera en mucho 50 por ciento de aspirantes reprobados, significa que los exámenes aplicados no fueron de aquellos en los cuales se pueda calificar de manera objetiva las asignaturas o materias que con anterioridad mencionamos. Todo se circunscribe a preguntas con respuestas de opción múltiple, en donde el aspirante sin saber que contestar, selecciona la respuesta menos difícil, como si se tratara de simple adivinanza, y, sin reparar en la pregunta.

Con frecuencia, eso sucede en el aula. El maestro que tiene apatía por el trabajo, algún día llega con exámenes para aplicar a sus alumnos. Estos se dan cuenta que las respuestas son: subraye, paréntesis, seleccione la respuesta correcta o de opción múltiple, difícilmente se le pide que explique, que analice, que comente, que relaciones, que compare, que opine, o que formule propuestas.

Hay varios motivos por los cuales no se aplican exámenes con estas últimas características. Dos son los principales. 1.- Para el maestro, representa trabajo elaborar el examen, porque deberá tener cuidado en que las preguntas que va a formular no sean repetitivas y tengan lógica con los temas estudiados. Debe conocer perfectamente cuáles serán las respuestas. Un examen obliga al maestro a estudiar. Calificar, es otra tarea dura pero importante. 2.- Para el alumno, inmerso en una distracción total y ajena a lo que debe lograr en el aula, opta por dos formas de contestar el examen: una, copiando del examen  de sus compañeros el orden de números que cree son la respuesta correcta; copia también las palabras subrayadas o la letra que corresponda a la respuesta exacta. La otra, es de tín marín  de do…

Así, de tín marín los maestros aspirantes reprobados, seleccionaron las respuestas para dar contestación a preguntas sobre temas que debieran ser su herramienta de trabajo. Por otro lado, el pobre y vergonzoso resultado de los que sí aprobaron no deja lugar a dudas de que la selección de tín marín de sus respuestas corrieron con mejor suerte. ■

 

No se entiende de otra manera.

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