Höxter. Cientos de amigos, colegas y familiares se despidieron hoy sábado de la fotoperiodista alemana Anja Niedringhaus, asesinada a tiros en un atentado en Afganistán hace ocho días mientras informaba sobre las elecciones presidenciales.
Cerca de 600 personas llegaron de varias partes de Alemania y del extranjero para participar en el funeral de la fotógrafa de la agencia noticiosa estadunidense AP en la iglesia del convento de Corvey, en el oeste del país.
La reportera gráfica, de 48 años, fue ultimada a balazos por un policía el 4 de abril pasado en la convulsionada provincia de Jost, cercana a la frontera con Pakistán. Su colega canadiense Kathy Gannon, de 60 años, sufrió heridas de gravedad y está siendo tratada en una clínica de la ciudad de Fráncfort.
Niedringhaus recibió galardones no sólo por sus informes fotográficos de guerras sino también por su «mensaje de humanidad», resaltó en un discurso el ex director del programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente Klaus Töpfer.
Töpfer citó palabras de Niedringhaus sobre la necesidad de mostrar lo que ocurría en las guerras. «Si no saco fotos, no se sabrá».
Las dos periodistas se hallaban en un coche de un convoy considerado seguro y fueron atacadas por el comandante de un puesto de control policial mientras esperaban continuar su viaje. El agresor alegó que quería vengarse de los ataques aéreos de la OTAN a su pueblo.
Niedringhaus dio testimonio fotográfico de guerras y crisis en Bosnia, Cercano Oriente, Irak y Afganistán. Recibió numerosas distinciones, entre ellas el Premio Pulitzer con que fueron galardonados los fotógrafos de Ap en 2005 por sus reportajes sobre la guerra de Irak.
