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martes, 23 abril, 2024
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Vocación por la docencia

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

La docencia es una actividad social por excelencia en la que el ser humano tiene la oportunidad de formarse y transformarse, de ser docente y de ser un ser como tal. Mayúscula es la responsabilidad del docente dado que puede llegar a ejercer la profesión por circunstancia o por providencia, bajo cualquiera de las dos situaciones, la vocación de ser docente debe estar a flor de piel.

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Un principio fundamental es que el docente más que tener qué hacer, debe tener un ser… un ser que no le debe ser impuesto sino propuesto, esto implica que en cada instante de su vida personal y profesional el docente se encuentre ante diversas posibilidades de hacer y de ser, que él mismo  bajo su absoluta responsabilidad se resuelva como tal.

Sirva lo anterior como preámbulo para referenciar a la vocación del docente desde cinco perspectivas:

La calidad educativa es pobre, este es un problema de nuestro sistema social y no solo del sistema educativo, lamentablemente la sociedad culpa al sistema educativo de los males que ésta padece, en consecuencia, le endilgan la responsabilidad de que sea la correctora de dichos males; los medios de comunicación son una competencia desleal para con la práctica educativa de los centros escolares dado que didácticamente impactan más en nuestros educandos con sus programas que dejan mucho que desear. Entonces, es necesario reconocer que el problema de la educación es también de la sociedad y no solamente del magisterio, en la medida en que se acepte esto, las acciones emprendidas llevarán implícito el reconocimiento y legitimación del docente en la sociedad; la imagen de los docentes debe mejorar en tanto también mejore éste su práctica profesional, que haga saber que su proceder  obedece a la asunción de una conciencia social y no  una obligación meramente laboral; en definitiva, lo justo es que el docente ejerza su profesión desde una perspectiva eminentemente social y, a partir de ello, ir problematizando su práctica para que genere alternativas de abordaje de tales situaciones problemáticas.

Se hace necesario que el docente analice su propia práctica, ello lo llevará a aprender a verse a sí mismo y sentir la necesidad de convertirse en un líder que le dé rumbo a la educación; no deben verse como síntoma o efecto de las carencias de la sociedad. Es cierto que debemos ser maestros combativos, pero también lo es el hecho de que la lucha que se emprenda no debe estar encaminada siempre a negar o resistirse a las políticas del Estado, son los docentes mismos los que deben ser factor de integración nacional mediante la promoción de la formación integral de los educandos. En sí, los maestros tienen que asumirse como los encargados de la educación –pero no como los absolutos educadores-, no deben victimizarse ante nadie dado que ello les impedirá el prepararse como líderes.

El análisis permanente de la práctica propia del docente podría llevarlo a reconocerse como líder, en consecuencia, debería separar la lucha por sus logros laborales de su papel como educador dado que nunca deben ser rehenes los estudiantes de los docentes sino más bien aliados unos de los otros; la única alternativa ante este estado de cosas es que los maestros se ganen el agradecimiento y el respeto de la sociedad en general, que su proceder sea consecuencia de actividades pedagógicas congruentes con las necesidades de los educandos, que vean a éstos como autoridades pedagógicas y no se sienta el maestro como una autoridad cuya única función sea la de enseñar.

Los maestros están en todo su derecho de luchar, para ello se hace necesario que aprendan a hacerlo, que sean ejemplo de lucha con sus alumnos, y, que lo hagan con las armas propias de su profesión. Cierto es que debe darse una lucha que rechace pero que también proponga, que dirija sus esfuerzos a considerar como aliados a los padres de familia y a los alumnos, que lleven siempre la delantera proponiendo soluciones mejores y más justas; esto dará muestra de que los maestros son los primeros interesados en mejorar la educación en este país.

Es necesario evitar que una lucha magisterial se transforme en una impugnación abstracta, lo realmente significativo es el que  se generen alternativas que no nazcan solamente desde el gremio magisterial sino que sean tomadas en cuenta las comunidades donde se encuentran los centros educativos. ■

 

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