Un lugar común en los discursos de Tirios y Troyanos es la importancia de darle un manejo sustentable al agua. Pero del discurso ambiental genérico a las propuestas precisas, y de éstas a las acciones emprendidas, hay un camino en que las diferencias se manifiestan entre menor sea el nivel de abstracción. Por ejemplo, si todos sabemos que el grueso del gasto del agua en Zacatecas es en el uso agrícola (85 por ciento), y el gasto urbano aun no siendo óptimo, es poco significativo en relación al uso agrícola, entonces debería haber una serie de instrumentos normativos que permitieran cuidar los desgastados acuíferos del estado de Zacatecas. Y eso pasa por construir una Ley del Uso del Agua en la entidad que regule el tipo de riego permitido y los tipos de riego que deberían estar prohibidos.
Parece obvio que debe inhibirse expresamente el denominado rodado por gravedad, que desperdicia más de 60 por ciento del agua, cuidando de no dañar a los campesinos, por lo que el Estado debe crear las condiciones para que los productores agrícolas puedan utilizar los tipos de riego alternativos: financiamiento, asesoría técnica, seguimiento y capacitación suficiente. Es decir, que al prohibir las prácticas agrícolas que devastan los acuíferos, se ofrezca a los productores todas las facilidades para ingresar a prácticas sustentables.
Es cierto que la regulación de las aguas subterráneas es de competencia federal, pero el uso concreto que se haga del líquido en nuestro territorio es un asunto local. Es fundamental que contemos con una norma estatal sobre el uso del agua, que contenga las regulaciones en torno al tema de las condiciones de recarga de acuíferos, el impulso a la cosecha de agua y el uso de tecnologías alternativas en la extracción y distribución del líquido. ¿Qué le ocurre a los funcionarios que dan permisos de construcción de espacios urbanos y que tapan zonas de recarga, por ausencia de estudios de impacto suficientes sobre el particular? Ahora no les ocurre nada, por lo que la nueva ley debe penalizar ese tipo de irregularidades.
¿Qué incentivos fiscales o de cobro de servicios hay para las personas que hacen cosecha de agua o usan energías limpias en el transporte del este recurso? Ahora nada, y por ello, la ley debe establecer los estímulos para los grupos de productores, empresarios o personas físicas que hagan uso de las energías limpias y eviten el desperdicio del agua. Además, el uso de las energías alternativas debe ser uno de los ejes de desarrollo no sólo de los planes nacionales, sino de los planes estatales de desarrollo: la investigación en adaptación y ampliación de cobertura de este tipo de energías es estratégico, porque ahora su uso es muy reducido y costoso. Pero justo por ello, debe ser una meta de los procesos de innovación orientados al manejo de cuerpos de agua. En suma, pensemos en una benéfica Ley Estatal de Agua para avanzar decididamente en el desarrollo sustentable de Zacatecas.
