Dada la innegable belleza del Centro Histórico de la ciudad de Zacatecas, y varias de las cabeceras municipales declaradas pueblos mágicos, se pone de manifiesto la ventaja comparativa de utilizar la arquitectura para atraer turismo a nuestro estado, y también se entiende que la promoción de la cultura es una manera incomparable para hacerlo. Las ventajas económicas de esta cualidad turística son positivas, sin embargo, debiéramos reflexionar sobre la manera de convertir a nuestro amplio sistema de festivales en detonantes de la producción cultural propia. Deberíamos exigir que en el diseño de los festivales se contemplaran esquemas dirigidos a estimular puntualmente la formación y la creación de comunidades de jóvenes urbanos, rurales, mujeres, niños, etcétera. Ello significa que debe haber un lazo o vínculo directo entre la organización de los festivales y los proyectos de producción cultural de manera que si se reservan lugares especiales para las personas de la localidad y se genera una ruta de metas y condiciones para su participación, y a esto se incorporan procesos de formación dirigidos a la creación cultural sincronizados a su presentación en público, estaremos cerrando el ciclo completo con suficiente estímulo en los sujetos locales para lograr sus metas.
De esta manera, los festivales culturales no serán simples aparadores de creadores foráneos para públicos foráneos: una mera plaza. Y eso no se ha visualizado, porque el discurso de exigir calidad a los locales para poder participar, pero sin un plan del propio Instituto para lograr dicha calidad, se convierte en justificación de la exclusión. Se podría pactar la participación de los artistas zacatecanos un año antes del evento, y marcar una ruta crítica con el compromiso traducido en acciones concretas del Instituto Zacatecano de Cultura para lograr que la calidad solicitada florezca. Pero se pide calidad a los artistas locales y se les deja solos; conclusión: se contratan foráneos.
Falta visión de las autoridades culturales para plantear que este sistema de festivales sirva al aumento no sólo del turismo, sino del capital cultural del estado. Y la falta de visión se deja ver en el descuido para con los artistas zacatecanos, a los que vemos meses después cobrando sus servicios sin mucho éxito. Pero eso pasa porque la gestión cultural del estado no está en manos de gestores culturales de perfil integral que vean no sólo la parte empresarial de las industrias culturales, sino la producción y formación del capital cultural de toda la población del estado. Pero también falta que la comunidad de artistas esté menos atomizada en pequeñas sectas que rivalizan unas con otras, y pudieran unir esfuerzos en el logro de esquemas de gestión de la cultura, orientados al cultivo de la misma en etodos los rincones del estado. Eso no obsta para que disfrutemos de los eventos artísticos que habrá en el festival cultural que tenemos en puerta.
