A un año de iniciado el gobierno de Enrique Peña Nieto deja una impronta de sucesos de gran impacto social y político, con consecuencias alineadas a su proyecto y avaladas por el Pacto por México, pero rechazadas en varios casos por amplios sectores sociales. Ahí se ubican el anuncio y declinación del Pacto por México, la detención de Elba Esther Gordillo, la movilización masiva de profesores contra la Reforma Educativa, la respuesta ante los desastres naturales, el movimiento opositor a los cambios planteados por Gobierno federal en materia energética, y una reforma hacendaria contradictoria que se quedará corta en materia de recaudación. De igual modo, acciones de política social anunciadas con gran despliegue, como la Cruzada Contra el Hambre, que carecen de real respaldo de la SHCP y otras, como el programa contra el sobrepeso, la obesidad y la diabetes que se encuentran en fase inicial. La pensión universal para personas a partir de 65 años o el seguro del desempleo, constituyen una aspiración gubernamental cuyo contenido conoceremos el año próximo.
Sin embargo, el primer año de EPN también ha significado una parálisis económica en el país, que se ha expresado en que Zacatecas haya registrado en el último trimestre el peor desempeño económico de todos los estados, así como una persistente violencia a cargo de grupos del crimen organizado. El país se encuentra lejos de las metas de crecimiento en seis de los nueve indicadores económicos analizados periódicamente en el semáforo denominado México, ¿cómo vamos?, creado por el Centro de Análisis de Políticas Públicas México Evalúa. Este muestra estancamientos e incluso retrocesos en el Producto Interno Bruto (PIB), la creación de empleos formales, bienestar de la población, productividad, competencia y competitividad. Todos están en rojo y lejos de las metas. Se señala que en los últimos 12 meses se han creado apenas 470 mil 28 empleos formales, cuando los requeridos están entre un millón 200 mil o un millón 500 mil. En cuanto al PIB y el indicador de bienestar, el primero creció únicamente 1.33 por ciento al tercer trimestre del año contra 6 o 7 necesario, y del segundo se indica que quedó lejos de la meta de reducir 3 por ciento en el año el número de personas que no pueden comprar la canasta básica con su salario. También se destaca el mal desempeño en productividad, competencia y competitividad.
Pocos antecedentes pueden quizá consignarse sobre algún presidente de la República en cuyo primer año de gestión haya enviado tantas iniciativas de reformas al Congreso como el caso del presidente Peña, con ocho ya aprobadas y dos –la política y la energética– en discusión. Ese impulso reformista representa el sello distintivo en estos primeros 12 meses del político con el cual el PRI regresó a Los Pinos. Por desgracia el camino emprendido por el espíritu reformista no significa el cambio del paradigma de desarrollo aplicado desde hace poco más de 30 años; México y Zacatecas quizás no resistan otros cinco años de desigualdad y mediocre crecimiento económico.
