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jueves, 25 abril, 2024
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Decidí ser mejor un buen hombre que un mal ángel: Dharmapa Rimpoche

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Por: ALMA RÍOS •

■ El músico terapeuta cree en la palabra para degradar programaciones destructivas

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■ Considera que los medios de comunicación deberían “apostarle” a dar mensajes positivos

Las oraciones que los monjes tibetanos realizan por la paz mundial en distintas latitudes del planeta  encabezados por el Dalai Lama, inspiraron a Dharmapa Rimpoche Aclaiva, quien declara que desde niño buscaba “algo para enaltecer la vida humana”, a ofrecer en Zacatecas un concierto terapéutico y una sesión de oraciones por la paz, derivadas de la percepción de visitas anteriores a este lugar sobre la necesidad de apaciguar el sentimiento de inseguridad y violencia que viven sus habitantes.

“El verbo, la palabra, es un instrumento extraordinario. No ha habido en el mundo en ninguna época un instrumento tan perfecto con todos los recursos que tiene, tanto musicales, afectivos, energéticos, etc”. 

Las células del cuerpo dice, responden a los mensajes, pues estos son frecuencias y vibraciones que llegan al inconsciente colectivo. Las oraciones tienen la capacidad de degradar “los programas decadentes o destructivos que están allí implantados”.

Al respecto acota que los medios de comunicación al enfatizar el amarillismo alteran el estado de ánimo de la ciudadanía por lo que recomendó apostarle “un poquito a transmitir mensajes positivos”.

Hay que hablar de temas como las bellas artes, la ópera, la música y los cantos sagrados, son herramientas, afirma, que cuando se saben utilizar impulsan y estimulan la creación del ser humano.

Nolsen Abraham Castro nació en Venezuela hace 38 años. Hoy se hace llamar artística y espiritualmente Dharmapa Rimpoche Aclaiva. En México, hace 15 años, encontró la veta de las raíces indígenas y en sus instrumentos musicales el interés por las sonoridades prehispánicas que luego practicó como métodos de sanación terapéutica de carácter espiritual, mismos que actualmente lleva a Europa y los Estados Unidos.

La designación Rimpoche le fue permitida como usanza para definirse a sí mismo, por lamas tibetanos es un nombre espiritual y significa “preciado” o “precioso” y se refiere a quien se dedica brindar servicio a la humanidad llevando un mensaje de paz y compasión.

Dhamarpa Rimpoche Aclaiva no proyecta en ningún momento, aunque sus definiciones de sí mismo parecieran ostentosas, soberbia en la voz, no hay pose, constantemente ríe al ofrecer respuestas. 

Es un buscador, un investigador, dice, que se declara inmerso en una época de globalización y reclama como herencia espiritual las vertientes de las culturas japonesa, hindú y china, pero se asume digno representante de la que denomina como Ixa Chilam Khan, que señala como la nominación que antes de la llegada a América de los españoles identificaba a los pueblo autóctonos.

Sobre su intereses existenciales afirma que desde temprana edad sintió una fuerte inclinación por ayudar a los seres humanos “y fue mi conexión con ese aspecto divino de la providencia, al ver la felicidad de otros al ser atendidos que curiosamente vi que ellos encontraban a Dios a través de mí cada vez que llevaba una caridad, un canto, una asistencia”

Eso le hizo entender comenta, que “aunque no conozcamos a Dios o a la divinidad podemos ser instrumentos de paz y compasión”.
 
Ser mejor un buen hombre que un mal ángel
En su juventud entre los 17 y los 25 años dice, se esforzó por ser “el hombre ideal” a la imagen que propone en Imitación de Cristo Tomás de Kempis, deseaba la santidad.
“Me empecé a dar cuenta que me estaba yendo a otro extremo a un ámbito muy irreal que tenía que ser mejor un buen hombre y no un mal ángel”, dice expresando una sonrisa franca.

Uno de sus guías espirituales, uno japonés le enseñaría en algún momento a “caminar por el filo de la navaja”. Yo no era un monje pero tampoco era un ser completamente mundano, entendió. “Tenía que buscar un equilibrio en todo esto”.
Su vida oscila para logra esta ecuanimidad vital, entre lo espiritual y lo material, hoy es esposo y padre y busca la armonía con personas que comparten su forma de ver el mundo y sus búsquedas. A veces para equilibrarse comenta, ha debido realizar ayunos prolongados o temporadas extensas de meditación.

Del evento realizado este viernes por la noche en la Casa de Cultura de Zacatecas, manifestó que su deseo era “compartir a la gente la felicidad y el gusto que me da cantar y llevar el mensaje de paz a todos los lugares donde voy.  Hacer sentir un momento bonito a la gente y ofrecer además, un poquito de conocimiento sobre la meditación”.

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