La lucha por la transformación social y política que durante mucho tiempo impulsó la organización estudiantil, ahora la estafeta ha sido tomada por el movimiento feminista para reivindicar sus derechos, afirmó Hugo Ibarra Ortiz, docente de la Unidad Académica de Filosofía de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (BUAZ).
Durante la presentación de su novela “Aída”, en la Benemérita Escuela Normal Manuel Ávila Camacho (BENMAC), comentó que la historia se desarrolla en el año de 1994, el cual fue un momento álgido por la crisis económica en México y el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Desde su perspectiva, esa fue la última generación en México en donde los estudiantes mantuvieron la utopía de transformar la sociedad y el sistema económico en México; posteriormente se diluyeron y ahora es el movimiento feminista el que ha tomado esa iniciativa.
Si bien el movimiento feminista no se plantea transformaciones macroeconómicas o macropolíticas como ocurrió durante décadas, su organización se plantea cambios a nivel micro que son valiosos para la defensa de sus derechos.
Sobre la novela, Ibarra Ortiz relató que la novela se desarrolla en 1994 y cuenta la historia de Aída, una joven de clase alta que se rebela a sus padres y decide estudiar Filosofía en una universidad pública. Ahí, un joven se enamora de ella, pero Aída se enamora de uno de sus profesores.
El libro fue comentado por Mónica Macías, Karen Muñoz y Claudia Pérez y el autor mencionó que la historia en un primer momento se estructuró como cuento, pero se dio cuenta de que la historia daba para más y entonces se trabajó desde antes de la pandemia hasta que finalmente se concluyó este año.
Refirió que se trata de “una historia de amor muy triste que se sitúa a finales del 93, principios del 94, donde hay un conjunto de estudiantes de Humanidades que tienen la intención de escribir. Ahí se encuentran dos chicos, el chico de extracción humilde, y una chica de la alta sociedad que decide estudiar Filosofía a contracorriente de sus padres. Él se enamora de ella, pero ella se enamora de un maestro de la facultad quien le hará ver su suerte”.
Ibarra Ortiz detalló que enmarcó la historia en esos años porque fue el instante en donde se presentó un cambio en la forma de pensar entre los jóvenes y esa fue la última generación en donde realmente se tomó conciencia sobre los problemas sociales e incluso los personajes participan en manifestaciones.
Mencionó que uno de los personajes de la novela se decepciona de la Filosofía porque piensa que los problemas están afuera y esta disciplina no genera ni aporta nada para resolverlos.
Sobre el personaje de Aída, indicó que en esa época pudiera considerarse como vanguardista en el sentido de que desobedeció a sus padres para estudiar Filosofía y algunas personas que leyeron el libro le han dicho que toca cuerdas muy delicadas por su relación con un profesor.