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martes, 7 mayo, 2024
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La relatividad de las derrotas y las victorias

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

Como todo en la vida, la estadística depende del cristal con que se mire. Los resultados electorales pueden interpretarse de un modo o de otro, dependiendo con qué se les compare, el contexto en que se les ponga, o las expectativas previas.

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Cierto es que debido a la alta probabilidad de que David Monreal Ávila ganara la gubernatura, entre los militantes y simpatizantes de Morena la elección del pasado 5 de junio dejó una sensación de derrota.

Es verdad que se fue una oportunidad, pero no se puede perder lo que no se había ganado, y el crecimiento de Morena es considerable en sí mismo, y es mucho mayor en la medida que se analiza que es la primera vez que compite en unos comicios estatales.

Por principio, Morena ganó la capital del estado, tanto en la contienda por la presidencia municipal, la diputación del distrito uno y la gubernatura. Asimismo se convirtió en segunda fuerza en Fresnillo y Guadalupe y lo será también en el Congreso, con una bancada de seis legisladores.

El PRI logró retener la gubernatura del estado, y obtuvo en conjunto con sus aliados 15 de los 18 distritos electorales en disputa, dos más de los obtenidos en 2013; y 28 alcaldías, doce menos de las 40 que actualmente gobierna (algunas con el sello del Verde Ecologista).

El costo del triunfo tricolor resultó caro, pues pese al amplio margen de ventaja, la legitimidad del gobernador electo es cuestionada por las dos fuerzas opositoras debido a la compra de votos, el uso de corporaciones policiacas para la protección del ‘mapacheo’, y la inequidad en la contienda.

En aras del triunfo, el PRI raspó también al gobierno federal y estatal, ambos de su partidos, no sólo porque los hicieron ver omisos al no haber abierto procesos judiciales en contra de quienes ellos acusan de narcotraficantes, sino porque también quedó de manifiesto que se ‘le hizo el feo’ al actual mandatario del estado, de quien se desmarcaron cuanto pudieron.

Por otro lado, el PAN y el PRD sufrieron un retroceso, pues lograron apenas rebasar la votación que obtuvo Encuentro Social con un candidato dicharachero al que difícilmente podía tomársele en serio.  Esto a pesar de que el blanquiazul es el partido más viejo y ha ocupado Los Pinos por dos sexenios, mientras que el PRD fue gobierno estatal de 1998 al 2010.

En los municipios la coalición Unidos por Zacatecas (PRD-PAN) supo hacer frente al priísmo y se llevó 20 de 58 municipios, cuatro más de los que lograron en la elección del 2013, cuando compitieron juntos por primera vez.

A la distancia, esto parece ser un logro pírrico si se analiza que antes de que se conformara la coalición del agua y el aceite, Acción Nacional ganaba por sí solo 15 municipios, y el de la Revolución Democrática en 2010 consiguió 13 ayuntamientos, pese a la estrepitosa caída que sufrió en dicha elección.

La paulatina debilidad de ambos partidos en el plano local es cada vez más visible; tanto, que el PAN tendrá sólo tres diputados en el Congreso del estado, mientras que el PRD tendrá sólo dos, el mismo número de legisladores que el PVEM, PT, o Panal.

El PRD obtuvo menos de la mitad de los 153 mil 897 votos que en alianza con Movimiento Ciudadano consiguió en 2010, sin embargo, la mayor pérdida que sufrió en estas elecciones es la de sus principios, pues en el camino tuvo que aceptar el apoyo de Felipe Calderón, y mantenerse en silencio mientras acapara la atención la discusión del matrimonio entre personas del mismo sexo.

El PAN por su parte, que no tuvo candidato a gobernador emanado de su partido, y habiendo logrado 40 mil votos menos que en el 2010, puede quedarse con la satisfacción
de haber conquistado culturalmente al que hasta hace unos años era el mayor partido de izquierda del país.

A los partidos pequeños no les fue mejor, Movimiento Ciudadano perdió el registro local, y el Partido del Trabajo consiguió apenas un tercio de los votos de los obtenidos en la elección para gobernador de 2010.

La danza de las cifras podrá dar pasos a la derecha o a la izquierda dependiendo de cómo se lean los números. No obstante la mayor victoria, o la mayor derrota, constituyen la manera de haber tenido ese número de votos por pequeño o grande que sea.

Si por lograr los fines se sacrificaron los principios la victoria es sólo una ilusión.

Si en la derrota se mantuvieron los principios, se habrá perdido en la táctica, pero no en la estrategia. ■

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