El festejo del Día del Padre no derivó en largas filas o esperas de comensales en restaurantes, como sucedió el 10 de mayo, donde las mamás apagaron las velitas de las rebanadas de pastel que les llevaron los meseros y les cantaron Las Mañanitas.
Algunas familias prefirieron festejar en el Bosque de Chapultepec, donde acondicionaron mesas de madera con globos y letreros de ¡Felicidades!
Otras lo hicieron en algún parque, después de una cascarita de futbol con los hijos, y los que optaron por pedir comida a domicilio o “echarse una pancita o pozole bien picosito, pues empezamos la celebración desde el sábado”, comentaron Pablo y José.
La visita a una plaza comercial fue “obligatoria” para la familia Torres, a fin de comprarle “un regalo al jefe de la familia, tomar un café o un helado, entrar al cine y rematar con palomitas y refresco, aprovechando que los cinco que somos pudimos juntarnos con mi papá y mi mamá”.
La falta de dinero no impidió a Lupita y Tere festejar a su papá, quienes le prepararon “unos sopes y un café de olla” para desayunar en casa y “ver una película los cuatro junto con Teo, nuestro perrito”.
Mientras, Ariadna celebró con sus dos papás, Julián y Gabriel, “a quienes mucha gente no ven bien por ser una familia diferente, pero somos muy felices”.
Al respecto, el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México señaló que es urgente replantear en las escuelas las celebraciones donde se exalta un único modelo de familia.