Javier López Zavala asesinó a Cecilia Monzón. La asesinó porque se rehusó a quedarse callada. La asesinó porque se rehusó a ceder en sus derechos. La asesinó porque en México se asesinan a más de 10 mujeres al día por el simple hecho de ser mujeres. De acuerdo con las investigaciones que la Fiscalía poblana ha revelado, Javier López se encontraba enfrentado a su esposa en lo judicial por la custodia de un hijo en común. El caso de Cecilia resonó para muchas porque ella además de ser víctima de violencia vicaria, era reconocida en su natal Puebla por llevar la defensa de casos de violencia familiar. Incluso esta labor la llevo a solicitar protección a las autoridades pues consideraba su vida se encontraba en peligro. Lamentablemente esta no le fue otorgada.
Cecilia Monzón es un ejemplo más de como las violencias contras las mujeres se entretejen para crear todo un sistema de abusos. De acuerdo con la segunda encuesta nacional «reconocimiento de la violencia vicaria en México», en el 50% de los casos de violencia vicaria se presentan amenazas de muerte, ya sea directas o indirectas. En esta encuesta se detectó un aspecto más que impide que las mujeres accedan a la justicia: el miedo a denunciar. La encuesta detecto que muchas de las mujeres desisten en el proceso de denuncia. En el caso de Cecilia, ella había denunciado a su ex pareja por abandono e impago de la pensión alimenticia. Es decir, su pareja estaba ejerciendo violencia vicaria contra ella. Existe un vínculo importante entre el feminicidio y la violencia vicaria. En nuestro país, la violencia vicaria aún no se encuentra plenamente reconocida a nivel nacional. En Puebla, donde existe una iniciativa para su tipificación, el Congreso mantiene en la congeladora la discusión y ratificación. Colectivas han denunciado que la Fiscalía no ha querido recibirlas para atender casos de violencia vicaria. Además, y en relevancia a que Javier López se dedicaba a la política, es necesario enfatizar que bajo los lineamientos para que los partidos políticos nacionales prevengan, atiendan, sancionen, reparen y erradiquen la violencia política contra las mujeres, en razón de género, que el INE aprobó, las personas que hayan sido sancionadas como deudor alimentario o moroso, que atenten contra las obligaciones alimentarias o que estén en un padrón de deudores, no podrán ser candidatos o candidatas.
En los casos de Violencia Vicaria, varías expertas y víctimas reportan que esta tiende a recrudecerse cuando los ex cónyuges tienen nuevas parejas. Esto parece ser el caso de Cecilia pues distintos medios reportan que Javier López estaba próximo a casarse con una política local del partido Movimiento Ciudadano. Tenemos pues un caso que pudo haberse prevenido, y que refleja cómo hay hombres que abusan de su posición, poder y dinero para ejercer violencia. No podemos olvidar que López fue Secretario de Desarrollo de Puebla durante el gobierno de Mario Marín Torres.
La fiscalía ha detenido y vinculado a proceso al autor intelectual del crimen, así como a dos de los perpetradores. Falta por encontrar al último implicado, quien presuntamente fue quien disparó seis veces contra Cecilia. No queda más que pedir que el caso se lleve de forma ejemplar, y se les juzgue con la dureza que las leyes permiten. En varias ocasiones las mujeres y las familias mexicanas han puesto su fe en el aparato gubernamental esperando se les otorgue justicia ante feminicidios y otros crímenes contra las mujeres. En la mayoría de los casos, y aquí menciono a Debahni, a Yolanda, a Lesvy y a muchas más, la justicia se ha quedado corta.
Cierro esta columna replicando la voz de Cecilia: “La autoridad tiene que dejar de echarle la culpa a las víctimas de ser víctimas y dejar de fomentar los estereotipos de género, que incluyen el echarle la culpa a las mujeres de que las maten por ser mujeres”.
