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martes, 13 mayo, 2025
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Parte económica del Premio Iberoamericano de Poesía López Velarde apoyará la causa zapatista

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Por: ALMA RÍOS • admin-zenda • Admin •

■ “Una de las alegrías de este premio es que puedo reforzar esa donación”: Juan Villoro Ruiz

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■ Con el subcomandante Galeano, antes Marcos, ha iniciado un intercambio de comunicados, señala

La parte económica del Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde 2016 consistente en 200 mil pesos, será donada al festival y compartición CompArte por la Humanidad que se celebrará del 17 al 30 de julio en San Cristóbal de las Casas Chiapas, convocada por la Comisión Sexta del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y las bases de apoyo zapatistas.

“Una de las alegrías de este premio es que puedo reforzar esa donación”, dijo el escritor y periodista Juan Villoro, quien fuera galardonado con la distinción que otorga el Gobierno del Estado de Zacatecas a través del Instituto Zacatecano de Cultura (IZC).

Esta aportación se suma a una precedente que tuvo como origen el premio Excelencia en las Letras “José Emilio Pacheco” 2016, mismo que le fuera entregado en el contexto de la quinta Feria Internacional de la Lectura de Yucatán.

Juan Villoro Ruiz ofreció ayer por la noche en el patio del Museo Zacatecano, una charla sobre la vida y la obra de Ramón López Velarde, donde se refirió también a la influencia del poeta en su propia escritura.

Además de una poética que expresa “la sensación de un pasado actual” desde la que se construye la identidad, “hay algo absolutamente fascinante en la figura de López Velarde”, quien murió a los 33 años de edad y dejó como herencia cinco libros de los que externara Juan José Arreola, “en qué problema nos ha metido este muchacho que en sólo 10 años escribió poemas tan maravillosos que no dejaremos de descifrar su misterio”, citó.

El poeta mantuvo relaciones amorosas con cuatro mujeres sin contraer matrimonio con alguna. Y ellas mismas murieron en soltería, refirió.

Existe en su obra, dijo, una combinación del lenguaje coloquial y la alta poesía, pero también la tensión entre el erotismo de la vida mundana y “la preservación de la fe” católica que profesaba. De tal manera que aparece en ella el amor platónico, imposible de realizarse, y el amor carnal.

Juan Villoro recuperó a López Velarde en su novela El testigo, donde un sacerdote culto trata de demostrar que además de poeta, el bardo zacatecano fue un santo. La idea surgió luego de una charla con el también poeta Luis Miguel Aguilar, quien le habría dicho que el autor de Fuensanta “es tan importante para nosotros que debemos convertirlo en nuestro fantasma”.

En la charla de ayer también hubo espacio para los chismes de familia, de manera de enterarse que una pariente del escritor, ensayista, traductor y periodista, tuvo un tórrido romance con el poeta jerezano, quien según los datos internos, no se habría portado tan bien porque aquel noviazgo “no fue de manita sudada”.

El tema fue incorporado a la novela, pues reconstruye desde la ficción un periodo de tiempo que se expresa como una laguna para sus biógrafos.

López Velarde se hizo también presente en el ensayo de ingreso a El Colegio Nacional de Luis Villoro en febrero de 2014, Históricas pequeñeces, donde lo compara con el irlandés James Joyce desde aristas comunes como su catolicismo, su desconfianza de las grandes potencias, fueran los Estados Unidos en el caso del zacatecano o Inglaterra para el autor de Dublineses, y el que ambos dejaron sus lugares de origen conservándolos para siempre en la memoria a través de la reconstrucción de “un lenguaje privado”, peculiar, que logró atrapar a sus lectores.

Juan Villoro habló sobre la patria de López Velarde, una que no es impuesta desde el poder sino se construye desde un espacio preservado por la poesía de las emociones, y por tanto, se renueva constantemente haciéndola cercana y entrañable.

“Esa es la patria entrañable a la que yo he aspirando involucrarme a través de la literatura (…) así estoy en el país que yo elijo”.

Juan Villoro consideró muy importante el trabajo que actualmente realizan las comunidades zapatistas y que refirió como “el heroísmo de la vida diaria, reinventar su cotidianidad en condiciones de justicia superiores teniendo un horizonte muy precario”.

Con pocos recursos, agregó, están realizando un festival de ciencia y cultura “para replantear la idea que podemos tener como sociedad”.

Agregó que conjuntamente con el subcomandante Galeano, antes Marcos, ha iniciado un intercambio de comunicados de los que ya se publicó “el primero de él, yo ya escribí el mío pero estamos reservando para ir publicando esto poco a poco”.

La intención es construir un diálogo para “imaginar otro país posible que pueda salir de las inercias de lo ya dado, de lo ya establecido”. Un empeño en el que también participó hasta su muerte su padre, el filósofo Luis Villoro Toranzo, a quien también trajo a la memoria ayer, al señalar que “la misión de la filosofía bien vista, siempre ha sido la de imaginar el futuro”.

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