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sábado, 20 abril, 2024
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“Si se pudiera le daría las gracias a toda la poesía que hay aquí en nuestra ciudad”

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Por: ALEJANDRO ORTEGA NERI •

Recibe Javier Acosta la medalla “Roberto Cabral del Hoyo”

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“Si se pudiera, daría las gracias todo el día a todos los poemas que leí aquí, a todos y todas las poetas que leí aquí. Le daría las gracias a toda la poesía que hay aquí en nuestra ciudad”, fueron las emotivas palabras con las que el poeta Javier Acosta Escareño culminó su discurso al recibir la Medalla al Mérito Poético “Roberto Cabral del Hoyo” que el ayuntamiento de Zacatecas entrega desde hace tres años para honrar la memoria del autor de Casa sosegada.

Acosta Escareño se convirtió este lunes en el tercer poeta en recibir dicha condecoración, luego de que en 2019 se inaugurara reconociendo el aporte de Veremundo Carrillo Trujillo y en 2020 a José de Jesús Sampedro. Una medalla, que a decir de las autoridades capitalinas, se instituyó en honor a la memoria y legado del poeta Roberto Cabral del Hoyo, para reconocer en la misma medida a quienes desde la literatura, han contribuido a enriquecer el patrimonio de los zacatecanos.

“Quiero agradecer al ayuntamiento de Zacatecas por la concesión de esta medalla, tutelada por la figura del ilustre poeta Roberto Cabral del Hoyo, a quien tuve la fortuna de conocer personalmente en 1993, en ocasión del doctorado Honoris Causa que le concediera la Universidad Autónoma de Zacatecas. Quiero decir que además conocí a Roberto Cabral del Hoyo aquí mismo, de una manera más íntima, leyendo su poesía”, dijo en un primer momento el condecorado.

Y es que la coincidencia fue poética también, ya que la ceremonia de premiación se llevó a cabo en el mismo inmueble que albergara la antigua biblioteca pública “Mauricio Magdaleno”, donde Acosta leyó los poemas de Leonard Cohen, de Borges y Jaime Sabines, libros a los que confesó, arrancó algunas páginas.

Pero también leyó a las poetas Sor Juana Inés de la Cruz y Emily Dickinson, y, no podían faltar los versos del poeta Cabral del Hoyo. “Ya ahora estoy aquí mismo, quién iba a pensarlo, otra vez participando de los mismos anillos febriles que la poesía eslabona en esta biblioteca que ahora es invisible, pero que tiene el mismo fervor y el mismo vivificante silencio”.

Acosta Escareño, además de agradecer al jurado por incluir su nombre en la lista, agradeció también a sus antecesores, Veremundo Carrillo Trujillo y José de Jesús Sampedro, porque con sus libros de poesía y las publicaciones de revistas como Dos Filos, le abrieron los ojos a la poesía contemporánea y “el apetito de escribir” ese tipo de poesía. Un apetito, dijo, que no sólo no se le ha acabado, sino que cada día lo afecta y le aqueja más.

También hizo mención a los jóvenes poetas de Zacatecas, quienes dijo, llenan de vida, de crítica, de pasión, de inteligencia a la ciudad. “Son lo más valioso que tenemos, los jóvenes poetas zacatecanos; vigorosos, talentosos, extraordinarios, merecen nuestro apoyo. Encuentro la poesía de estos jóvenes, día a día, en los talleres literarios, en las aulas en las que soy profesor en mi universidad, en las revistas electrónicas y de papel, en sus libros y en Internet. Ahí me encuentro la vigorosa renovación del poema que hacen las muchachas y los muchachos que son de aquí o que han venido aquí a dar con sus poemas y de los cuales aprendo y me robo algo cada día”.

“Y si se pudiera, agradecería desde aquí a todos mis amigos, a todos mis maestros, a todos mis alumnos, a todos mis familiares: a esa señora que me parió, que lucha con su muy guapa sonrisa todos los día contra el cáncer y que siendo muy niño me despertó el apetito de leer y de encontrarle forma a las nubes; y si se pudiera también, agradecería a esa muchacha que me oye y que prefiere cantarme la llorona a repasar la crítica del juicio de Immanuel Kant, que prefiere los elotes de la Guerrero a los filetes de La Garufa, a Chabela Vargas en lugar de Plácido Domingo; y si se pudiera también agradecería a ese chamaco de 17 años que odia a muerte los museos y me enseñó a jugar Minecraft, y prefiere la belleza de la física y las matemáticas a la exactitud de la literatura y la poesía. Y sí se pudiera, daría las gracias todo el día a todos los poemas que leí aquí, a todas las poetas que leí aquí, le daría las gracias a toda la poesía que hay aquí en nuestra ciudad”, concluyó.

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