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lunes, 12 mayo, 2025
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Bajo férrea censura, los rusos sólo conocen la versión oficial de la guerra

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Por: La Jornada •

A tres semanas de iniciada la guerra contra Ucrania, no es asunto menor saber qué piensan los rusos comunes y corrientes de lo que está pasando en el país vecino desde el 24 de febrero anterior, cuando empiezan a sentirse los efectos de las desproporcionadas sanciones económicas que tuvieron, este jueves, a punto de declarar en quiebra a Rusia.

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El sociólogo Roman Yuneman –un joven que quiso ser diputado independiente, ganó las elecciones y no pudo acceder a la Duma por los alquimistas electorales que en el último momento alteraron los resultados de la votación por Internet–, acaba de difundir, en las redes sociales rusas un sondeo realizado por su equipo de colaboradores en las calles de Moscú.

La conclusión principal es que la mayoría de los rusos –quienes no saben cómo o no tienen recursos para eludir en Internet la censura cada vez más férrea y su única fuente de información son los medios de comunicación que se supeditan al Kremlin, sobre toda la televisión pública–, no tienen idea de la gravedad de lo que está pasando del otro lado de la frontera rusa.

Cualquiera se indignaría, y no sólo los mayores de 60 años, asiduos a creer lo que se dice desde las pantallas de su televisor, si a todas horas se asegura que no hay ninguna guerra en Ucrania, sino una simple “operación militar especial”, similar a las que se llevan a cabo para “acabar con terroristas”.

Cómo no querer que se acabe el horror de los “ultranacionalistas neonazis” que están “masacrando” a los habitantes de habla rusa, acusación que repiten los canales, una y otra vez, con imágenes del bombardeo de civiles en el centro de la ciudad de Donietsk, el lunes anterior.

Y cómo no alegrarse de que los civiles del sur y este de Ucrania “están agradecidos y felices” por la llegada de sus “liberadores”.

Esto es así debido a que no se permite difundir información no autorizada y la prensa subordinada al Kremlin y la televisión pública, día tras día, reproducen y magnifican lo que piensa una sola persona, el presidente Vladimir Putin.

Para entender mejor esa avalancha de la versión única, conviene resumir aquí con citas textuales, a partir de lo dicho por Putin en su más reciente reunión, por videoconferencia, con los miembros del gobierno y gobernadores de las entidades federales rusas.

Por qué entraron las tropas

“Nuestra meta principal es ayudar a la gente del Donbás, que los últimos ocho años sufrían un auténtico genocidio, mediante los métodos más bárbaros: el bloqueo, las incursiones de castigo y los bombardeos incesantes”.

Querían ingresar a la OTAN y tener armas nucleares

“Empezaron a dar pasos prácticos para ingresar a la OTAN y las autoridades de Kiev no ocultaron su intención de crear sus propias armas nucleares. Era una amenaza real. En el futuro cercano, con la ayuda técnica desde fuera, el régimen pro nazi de Kiev podría tener armas nucleares y su objetivo, claro, sería atacar a Rusia”.

No nos dejaron opción

“Rechazaron de modo tajante todas nuestras advertencias de que ese tipo de desarrollo de los acontecimientos (la expansión de la OTAN, el hipotético deseo de tener armas nucleares o los laboratorios que podrían fabricar armas biológicas) representaba un serio peligro para la seguridad de Rusia.

“Se agotaron todas las vías de negociación diplomática y no nos dejaron opción para resolver los problemas que surgieron no por culpa nuestra. Nos vimos obligados a iniciar la operación especial militar”.

Les ofrecimos rendirse

“Lo voy a decir por primera vez: cuando comenzó la operación militar, le propusimos a las autoridades de Kiev por diversos canales que se retiraran del Donbás (donde Ucrania controlaba dos tercera partes) para evitar un innecesario derramamiento de sangre. Se negaron. Ni modo, es su decisión. Comprender qué sucede en la situación real, aquí en la tierra, llegará inevitablemente”.

Abortamos sus planes

“Ucrania, impulsada por Estados Unidos y algunos países de Europa, se preparaba a conciencia para llevar a cabo un escenario para resolver por la fuerza el problema del Donbás, con una guerra sangrienta y una masacre étnica. Atacar masivamente el Donbás y después Crimea era sólo cuestión de tiempo. Y nuestro ejército abortó estos planes”.

No sólo se preparaban, siguen

“En Kiev no sólo ser preparaban para la guerra, para agredir a Rusia, al Donbás, siguen (atacándonos). El 14 de marzo lanzaron un golpe de misiles contra el centro de Donietsk, un acto terrorista que segó la vida de 20 civiles. Y esos ataques continúan estos días, sin importar dónde, contra plazas, con fanatismo y tenacidad de los condenados, igual que los fascistas que en los últimos días del Tercer Reich intentaban llevarse a la tumba el mayor número posible de víctimas inocentes”.

Por qué la operación no se limita al Donbás

“Si nuestras tropas sólo se limitaran a liberar el territorio de las repúblicas populares (de Donietsk y Lugansk) no sería una solución definitiva, no conduciría a la paz y tampoco eliminaría las amenazas contra nuestro país. Al contrario, en torno al Donbás, habría una nueva línea del frente con más ataques y provocaciones. El conflicto armado se prolongaría indefinidamente, se estimularía la histeria revanchista del régimen de Kiev y la infraestructura de la OTAN en Ucrania se desenvolvería con mayor rapidez y de modo más agresivo: nos pondrían ante el hecho de que el armamento ofensivo de la alianza ya está en nuestras fronteras”.

La catástrofe humanitaria, no les importa

“El régimen de Kiev, al que sus dueños le pusieron la tarea de crear una agresiva ‘anti Rusia’ poco le importa el destino del pueblo de Ucrania. Que mueren personas, que cientos de miles, millones se ven obligados a convertirse en refugiados, que en las ciudades que retienen neonazis y criminales de guerra, liberados de las cárceles, hay una auténtica catástrofe humanitaria nada les importa”.

Hora a hora, día tras día, son las tesis que la televisión pública rusa transmite y que explican por qué los rusos que no tienen otra fuente de información creen que “Rusia está haciendo lo que debe para salvar a la población ucrania de origen ruso frente a los neonazis que gobiernan Ucrania y, por eso, EU y sus aliados quieren hundir a Rusia y forzar su bancarrota para quedarse con sus riquezas”.

Riesgo de quebrar, superado

Rusia tenía que pagar ayer 117 millones de dólares por intereses de deuda que vencían el 16 de marzo de 2022, pero sus cuentas en bancos extranjeros están “congeladas”.

El ministro de Finanzas ruso, Anton Siluanov, informó que Rusia envió el lunes anterior a la sucursal del Citibank en Londres, con el que acostumbra operar, la orden de pago. Nadie sabía en Moscú si sería aceptada y, como opción, el funcionario propuso que en caso de rechazarla ese banco, por presiones de Estados Unidos, Moscú estaba dispuesto a pagar en rublos.

Pero la agencia de calificación crediticia Fitch consideró esa posibilidad poco menos que equivalente para Rusia a entrar en situación de quiebra, la cual se concretaría a más tardar en abril, ya que contaría con un periodo de gracia de treinta días para cumplir sus compromisos.

Según la agencia Reuters, algunos acreedores, que invirtieron fuertes sumas en adquirir deuda soberana rusa a través de eurobonos y otros papeles, recibieron este jueves el dinero que les correspondía, y en dólares.

El gobierno estadunidense precisó que las sanciones –que incluyen embargar cerca de 300 mil millones del banco central ruso, la mitad de las reservas de Rusia– no afectan el pago de las obligaciones rusas respecto a su deuda soberana.

“Si estamos en condiciones de cumplir o no nuestras obligaciones en moneda extranjera no depende de nosotros. Tenemos el dinero, pagamos y ahora la pelota está en el tejado de Estados Unidos”, afirmó Siluanov a la televisión rusa y culpó a Washington de querer forzar la primera suspensión de pagos de Moscú en moneda extranjera, algo que no ha sucedido desde que los bolcheviques, al llegar al poder en 1917, se negaron a pagar las deudas del régimen zarista.

Rusia, por tanto, respira y puede seguir siendo considerado un país solvente. Y ahora tiene que prepararse para afrontar todavía, en este 2022, pagos de intereses por 2 mil millones de dólares.

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