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martes, 22 abril, 2025
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‘El túnel’, de Ernesto Sábato

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Por: Miguel Ángel De Ávila González •

La Gualdra 594 / Libros

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Castel conoce a María en una exposición de pintura en el que él expone, le llama la atención una muchacha que mira fijamente una ventana con una mujer frente al mar que aparece en uno de sus cuadros; al notar tal detalle, Castel se obsesiona con la chica y la busca por toda la ciudad.

Castel encuentra a María en la calle y la sigue hasta su trabajo, entra en el edificio detrás de ella y le pregunta por cualquier cosa; María lo reconoce y se sonroja. Castel le hace saber que la ha estado buscando, que tienen que hablar de la ventana de su cuadro, lo que María parece no entender y él sale corriendo. María lo alcanza y se disculpa diciéndole que lo tiene muy presente y se va.

Al día siguiente Castel va al mismo lugar a esperar que María pase y la lleva a un parque cerca de ahí. El pintor le confiesa a María que no deja de pensar en ella y que la necesita, le pide que nunca se separe de él. Le pide que hablen del cuadro de la ventana y María le dice que le parecía un mensaje de desesperanza y le dice que nada ganará con verla porque le hace daño a todos los que se le acercan.

Más tarde Castel llama por teléfono y no alcanza a entender la misteriosa voz de María que finalmente le dice que tiene que colgar, Juan Pablo contesta que le llamará al día siguiente. Agitado por la llamada Castel no puede dormir y se va a un café; muy temprano llama a casa de María y la mucama le dice que se fue al campo, pero había dejado una carta para él.

Al llegar a casa de María lo recibe un hombre ciego que le entrega la carta y se presenta como Allende, esposo de María; sorprendido, Castel abre la carta que únicamente dice: Yo también pienso en usted. Allende cuenta a Castel de la estancia donde se encuentra María; y de Hunter, su primo, quien está al frente del lugar.

Muy confundido por lo que pasó y por el contenido de la carta, Castel empieza a deducir una serie de hipótesis en relación con la historia que vive y por qué María no le había mencionado nada de su matrimonio. Días después llama para preguntar el domicilio de la estancia y le escribe una carta a María para pedirle que le llame en cuanto llegue a Buenos Aires. María respondió a la carta diciéndole que piensa en él y lo siente entre el mar y ella. Continúan escribiéndose hasta la llegada de María, quedan de verse y Castel la cuestiona acerca de su repentina partida.

Durante más de un mes mantienen una relación intensa, constante, pero frecuentemente Juan Pablo se atormenta y aflige a María con cuestionamientos sobre su vida privada, sus relaciones, la manera en que reacciona, el cariño de hermanos que dice sentir por Allende; tales situaciones fueron llegando a extremos y un día Castel amenaza a María con matarla si se entera de que lo engaña.

Abrumado por el desgaste de la relación, que se torna enfermiza, Castel se pierde en la bebida; bebe incansablemente, se pelea en los bares y maltrata prostitutas. Le envía una carta a María en donde le explica su salida repentina de la estancia y agradece su atención, pero él no cree en ella porque no entiende cómo puede hablarle de amor a él y a su marido y al mismo tiempo acostarse con Hunter y así se lo hace ver.

Llama a casa de María que está en Buenos Aires y acuerdan verse al día siguiente a las cinco de la tarde. María no llega a la cita y al llamarle a su casa, Juan Pablo se entera de que regresó temprano a la estancia. Hacia allá se dirige Castel en un automóvil prestado. Después de la espera, ve a través de la ventana de la casa que María y Hunter bajan las escaleras y se van del brazo a dar un paseo por el parque; vuelven a casa.

Castel se siente morir al notar que sólo se enciende una luz, la de la habitación central, y más tarde la de la habitación de María. Juan Pablo con el cuchillo en la mano, sube al balcón y aparece frente a la ventana de María quien le pregunta sobre lo que va a hacer, Castel le responde que tiene que matarla porque lo ha dejado solo y la mata. Sale de la casa y muy temprano llama a casa de María y le dice a Allende que tiene que verlo.

En la cita, Castel le confiesa a Allende sus sospechas de infidelidades de María e incluso le hacer ver que lo engañaba con él mismo. Inútilmente Allende persigue a Castel y le grita: ¡Insensato! Castel se entrega a las autoridades y se entera que Allende se ha suicidado.

 

***

Ernesto Sábato, El túnel, Editorial Sur, Argentina, 1948.

 

 

 

 

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