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miércoles, 24 abril, 2024
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De mal en peor

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Por: ERNESTO VILLANUEVA •

La comparación sirve siempre como una herramienta para saber si vamos bien, estamos igual o avanzamos. De ahí que resulte interesante el análisis de los estudios internacionales. Veamos cómo la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en la más reciente radiografía de sus integrantes, evalúa a México.

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Primero. Como es lógico para todos, nuestro país es el más inseguro de los miembros de ese organismo. Brasil y Rusia se colocan ligeramente mejor. Por el contrario, Japón es el más seguro. Mientras en Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Canadá y Polonia la cifra de personas que afirman haber sufrido algún delito es menor de 2 por ciento, en México es de 12.8 por ciento, lo que refleja el grave problema que sacude a la República, que también ocupa uno de los lugares más bajos en ingresos y equidad.

En México, según la OCDE, el ingreso familiar es de 12 mil 850 dólares al año. Esto, por supuesto, si la riqueza se repartiera de forma equitativa. Como no es así, la brecha entre los más ricos y los más pobres es muy alta: El 20 por ciento de los que más ganan obtienen al menos 13 veces más que 20 por ciento de los más pobres, lo que hace de México una nación gravemente inequitativa.

Y en esa misma lógica, los mexicanos trabajan 2 mil 226 horas al año –el promedio de la OCDE es de mil 765 horas– para ganar un sueldo muchas veces inferior al de los demás integrantes del organismo. A pesar de que México destina una gran parte de su presupuesto a la educación, sus resultados son bajísimos. En efecto, sólo 36 por ciento de los ciudadanos entre 25 y 64 años tienen estudios de secundaria, lo que dista mucho del promedio: 75 por ciento. Este es el país con los niveles educativos más bajos de la OCDE, mientras que Finlandia cuenta con los niveles más altos. Y por lo que concierne a calidad en niveles de lectura y matemáticas, la República Mexicana alcanza 417 puntos, contra el promedio de 497. Dato importante es que las mujeres mexicanas salieron en el estudio un punto porcentual arriba que los hombres.

Segundo. En México, la esperanza de vida ha subido a 74 años; aún así, es menor que el promedio, que es de 80 años. Las mujeres tienen una esperanza de vida de 77 años, y los hombres de 71. En contaminación, también este país anda mal. El nivel de las partículas atmosféricas PM10 –que son contaminantes, están en el aire, entran a los pulmones y pueden dañarlos– es de 28.9 microgramos por metro cúbico, bastante más alto que el promedio de 20.1 microgramos.

No se diga la calidad del agua: 20 por ciento menos potable que el promedio de los países de la OCDE. Incluso en las relaciones personales, los mexicanos confían menos (como lo han documentado Samuel Ramos y Octavio Paz) que en otras partes del mundo. En efecto, 68 por ciento de los connacionales dice tener alguien en quien confiar cuando lo necesita, mientras que el promedio es de 84 por ciento.

Una de las grandes aportaciones de la simulación mexicana es la credencial para votar, que se obtiene porque hace las veces de documento de identidad y es gratuita, más que para ejercer el derecho al voto. No tener credencial para votar es casi tanto como la muerte civil. A pesar de ello, México tiene una participación política de 63 por ciento, contra el promedio de 72 por ciento.

Tercero. Aunque los indicadores anteriores ponen de relieve que nuestro país tiene una gran ventana de oportunidades para mejorar, sorprende que el estudio de la OCDE afirme que los mexicanos están más satisfechos con su vida (82 por ciento dice tener más experiencias positivas en un día normal –sentimientos de paz, satisfacción por sus logros, etcétera) que el promedio de 76 por ciento. Dichos datos de la OCDE fueron obtenidos específicamente para este organismo internacional por la encuestadora Gallup, y lo mencionado resulta preocupante porque refleja un problema en la encuesta o muestra un grave estado de negación o evasión de los mexicanos ante su realidad, en virtud de que se observa un profundo divorcio entre su calidad de vida objetivable y su calidad de vida aparentemente percibida.

Si esto que afirma Gallup para la OCDE es cierto, se tendrá PRI para rato porque lo más importante no es la verdad vivida, sino la verdad percibida. Aquí cabría el dicho utilizado por el mexicano al que se le pregunta “¿cómo estás”, y que en su respuesta dice entre bromas y veras: “jodido, pero contento”. ¿Será? ■

 

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