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miércoles, 1 mayo, 2024
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■ Creció su matrícula, pero es falta rigor académico

Vital, regular a universidades «de paga»: especialistas

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Por: La Jornada •

Ante la imposibilidad de ingresar a las universidades públicas, un número cada vez mayor de jóvenes ha optado por matricularse en instituciones privadas que les permiten seguir su trayectoria académica, pero sin darles una educación “crítica o humanista”, y donde en la mayoría de las cuales el objetivo no es la formación de los educandos, sino el lucro que éstos representan.

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Así lo establecen investigadores y expertos en el tema, quienes demandan que el Estado mexicano regule de forma adecuada a esas universidades “de paga”, pues la gran mayoría de estas opciones escolares no tienen criterios suficientes de rigor ni exigencia académica.

De acuerdo con cifras de la Secretaría de Educación Pública (SEP), registradas en el Sistema Interactivo de Consulta de Estadística Educativa, en los últimos siete ciclos escolares la cantidad de alumnos de escuelas privadas, tan sólo en el nivel de educación superior, ha crecido 28.3 por ciento, al pasar de un millón 486 mil 820 estudiantes en el periodo 2016-2017, a un millón 980 mil 369 en el 2022-2023 (este último con cifras preliminares).

En tanto, el número de escuelas en ese mismo periodo y nivel educativo ha observado un alza de 34 por ciento en todo el país, ya que en 2016-2017 había registros oficiales de 4 mil 449 establecimientos y en 2022-2023 fueron 5 mil 967.

Al respecto, la Encuesta Nacional sobre Acceso y Permanencia en la Educación (Enape) 2021 destaca que por tipo de sostenimiento, de los 33 millones de alumnos atendido en el Sistema Educativo Nacional, 89.7 por ciento asisten a escuelas públicas en todos los niveles educativos, mientras 10.3 por ciento (3.4 millones) están inscritos en planteles particulares.

Subraya que el mayor porcentaje de estudiantes que asisten a escuelas particulares es el superior: 25.6 por ciento de la matrícula nacional cursa su carrera universitaria en alguna institución particular; le sigue el preescolar, con 9.8 por ciento de sus alumnos; y 9.5 por ciento de quienes cursan bachillerato.

El sondeo, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) para el ciclo escolar 2021-2022, expone que entre las principales causas de quienes migraron del sistema público al privado está el no encontrar lugar en la escuela o no tener posibilidades de ingresar a un plantel público.

Falta de criterio humanista

Al respecto, Axel Meléndez, maestro en pedagogía e investigador especializado en educación, coincide en que las universidades de este tipo “han venido creciendo muchísimo últimamente, pero hay de ‘privadas a privadas’. No es lo mismo estudiar en la Ibero, la Anáhuac o el Tec, que en una donde pagas mil 300 pesos al mes, si para ello tienes una beca Fimpes” (Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior).

Son estos últimos colegios los que más han crecido en años recientes, “sobre todo en los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón”, y aunque “te pueden garantizar cierto tipo de enseñanza, no tienen una postura crítica ni humanista. Ven a la educación como una mercancía, en una lógica empresarial”.

Si no se atiende la problemática de los aspirantes rechazados de la educación superior, alerta el académico, “continuará el aumento paulatino (de estas escuelas)”, donde si bien las colegiaturas mensuales pueden no ser tan altas, si estás becado, “te enfrentas a una titulación que cuesta 40 o 50 mil pesos, más otros trámites”.

Hugo Casanova Cardiel, académico del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM, señala por su parte que aunque las llamadas “universidades de atención a la demanda” cumplen el papel de absorber a muchos de los jóvenes no seleccionados en las escuelas públicas, no tienen criterios de exigencia académica.

“Es una tragedia, porque son la gran mayoría de este tipo de escuelas, que contratan a quien se pueda para dar clases y sus fines son de lucro. El Estado tendría que generar mayores condiciones de exigencia a las instituciones privadas; que ganen dinero legítimamente, pero bajo la vigilancia del Estado y que den buena educación”, recalca.

Por su parte, Hugo Aboites, ex rector de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, coincide en que en algunas universidades privadas no sólo no hay un enfoque humanista o crítico de la realidad, sino que “incluso te encuentras con que dicen que están dedicadas a ‘fortalecer el espíritu empresarial’ de los jóvenes”.

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