- El son del corazón
Ante la calidad del futuro inmediato, no sonó virtuoso el nutrido concierto de aplausos con que fue despedido, en el salón de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, Manlio Fabio Beltrones, el día 14 de agosto. Si se me permite la licencia: ese estridente choque de manos fue, acaso, premonición del aguacero que aguarda, aquí nomás, a la vuelta de la esquina.
En tal homenaje no faltó la sombra obsequiosa de la “izquierda”. Los representantes de la oposición, siluetas opacas que languidecen y tiran la hueva sin pudor, hondamente conscientes de su oficio de comparsas, “cerraron filas” y se unieron al homenaje del nuevo tlatoani para reconocer, según ellos, su regularidad y eficacia después de 12 años de fungir como legislador. Sin olvidar la consabida pose ante las cámaras, aguardaron pacientemente para estrechar, en sintomático apretón de vientres saciados, al que fue nominado para curar al PRI de sus llagas y pústulas más repulsivas y acuciantes.
El devaluado ejercicio de legislar
La clase política se homenajea a sí misma. Ahí nada vale la enorme distancia que existe entre sus veleidades y propósitos, con el ejercicio de servir, como diría Benito Juárez, mediante la sobria austeridad de un congresista republicano. Qué va, en esa enorme sala se concentraron, haciéndose ver y revolviéndose por figurar, quienes finalmente disponen de las rentas sin responsabilidad.
Manlio Fabio se despidió del Congreso de la Unión. Se encamina alegre, como Quijote, a “desfacer entuertos” en una organización herida por sus enfermedades terminales. Ahí tendrá que conducirse como cirujano, psiquiatra, psicoanalista y chamán; por supuesto, no podrá desdeñar las artes de la magia electoral, ni las cualidades del topón, la patada donde nace la vida y el volado a la cabeza.
Allá va, confiado, el personaje que aguardó durante semanas, con mirada astuta, con declaraciones hiperbólicas y silencios prolongados, el momento fatal en que el presidente de la República, acosado por sus propios infiernos y un corazón partido en astillas, tendría que nombrarlo curandero oficial de esa institución que se mantiene, por oficios misteriosos, como partido político.
Ante los que aún dudan, nueve oradores redondearon, con aduladores giros retóricos, la figura de Manlio Fabio, y no se anduvieron por las ramas. Examinemos, por ejemplo, la intervención de Miguel Barbosa, presidente de la Comisión Permanente y del Senado, miembro del PRD y uno de los máximos matraqueros del Pacto por México: “Sin duda, su labor en los pasados 15 años en el Congreso ha sido muy influyente, muy destacada, y los productos legislativos que tiene hoy nuestra sociedad tienen la opinión de su grupo parlamentario y de su líder, el diputado Beltrones”. (La Jornada, 15-8-15). Para llorar.
Una maquinaria enmohecida
¡Quince años! Este es, sin duda, un plazo enorme donde se desarrollan los cuadros reumáticos más comprometidos, la artritis que derrumba las falanges del dedo índice, y se borran, en el almacén del olvido, las ideas básicas de un rumbo que, en la cauda de imposiciones y giros caprichosos, se diluyó sin dejar aroma, pista u objeto. ¿Podrá Beltrones emprender el camino después de 15 años de pasarla campechano, tirando netas con aire autosuficiente y voz engolada, pero sin mostrar dotes de organizador nacional y sólo sujeto, como es necesario reconocer, de sus habilidades negociadoras, conspiradoras y conminatorias?
Es importante hacer esta pregunta, porque su festejada habilidad de “tejer fino”, como dicen sus aduladores de los mentideros y de las columnas editoriales mejor pagadas, no corresponde con el periodo abierto que tiene que afrontar el país en los próximos meses y que expresará sus contradicciones en los partidos políticos, con una gama de disensos, rupturas y agarradas del chongo, como a finales de 1987.
Quienes sólo sirven para hacer la alegoría del hombre providencial ignoran que, detrás del clima de inestabilidad y de marasmo, se esconde una panoplia de sorpresas desagradables que descomponen los tinglados más relamidos y modosos. Éstas no son épocas de tirar el rol sin contemplaciones, son necesarios otros ingredientes en el análisis político para medir el volumen del baño frío, producido por la menguante situación socioeconómica nacional, y el cuadro internacional colmado de abrumadores pronósticos negativos.
Una objetable formación política
No sé si Fabio Manlio Beltrones tenga capacidad para percibir el aguzamiento paulatino del conflicto social en ascenso, que se palpa en los cuatro puntos cardinales del país. Un problema grave donde se incluyen sectores sociales diversos, con demandas que chocan de inmediato contra la torpeza y el esquematismo neoliberal de las respuestas diseñadas por el gobierno federal.
Los fierros en la lumbre se multiplican. Vivimos en la perspectiva de que nuestro país reduzca sus planes de gasto para el año próximo, frente a la caída de la producción petrolera. Experimentamos una realidad donde el pronóstico de crecimiento cambia a cada rato y, a veces, donde el secretario de Hacienda y el director del Banco de México no logran un lenguaje común para ofrecer una descripción transparente y honesta de los bajos fondos de la crisis.
El precio por barril de petróleo, fluctuante en 40 dólares, será factor contribuyente de una crisis que no es episódica, sino de un fenómeno que traza una larga perspectiva de adversidad, porque obliga a la caída de la producción petrolera. Todo conspira para que el precio por barril siga cayendo.
Sin embargo, Luis Miguel González afirma, “A México le pega más la caída de la producción de Pemex que el desplome de los precios internacionales. Las finanzas públicas mexicanas se están despetrolizando de mala forma. Ya son menos del 20% del total, porque la vaca petrolera está anémica. No hay razón para el pánico, pero sí para abrocharse el cinturón. Vienen meses con turbulencias”. (El Economista, 13-8-15).
El gobierno de México tiene una imagen desastrosa ante la comunidad internacional. Nada hay, por el momento, que mitigue su concepto de represor, desorganizado, irresponsable y rapaz. Carece de remedios para combatir la delincuencia y la corrupción, la violencia toca la puerta de nuestras casas, el salario no checa para comprar la canasta básica y un tanque de gas.
El gobierno federal tiene una relación dubitativa con los trabajadores y pobres de México, a los que recorta el salario, reprime y coarta sus iniciativas y organizaciones independientes. En este momento, crecen los conflictos contra las compañías mineras y los depredadores del agua; las luchas contra el despojo y las compañías trasnacionales, concentran su energía y una tendencia hacia la coordinación de los conflictos parece haber ingresado, sin retorno, en la conciencia programática de los mexicanos castigados. Estos son los gérmenes de la huelga general.
La crisis y el reumatismo partidario
La necia realidad limita el aire autosuficiente de los priistas y de su nuevo dirigente partidario nacional, porque los conflictos sociales van a poner en jaque los pronósticos triunfalistas de los dirigentes medianos y la base militante de esa organización. El PRI no es una muralla fantástica donde se disuelven las contradicciones atraídas por la lucha de clases.
Acaso Beltrones y sus socios enfocan el asunto de manera diferente. Su formación política contiene la mística grandilocuente y el análisis social tieso del priismo tradicional. Para ellos, bastan las habilidades y el carisma misterioso y estremecedor del nuevo dirigente: él sabe el cómo, él es el que carga la verdad en la mano, él sabe hilar, él sabe poner en orden a la perrada.
Pero ninguno luce experimentado para reconocer el rigor y la determinación con que la lucha social está a punto de echar a perder las cabañuelas festinadas por los zalameros profesionales de Manlio Fabio.
Pregunta final: Manlio Fabio declaró súbitamente el fin de la “sana” distancia, y reconoció afinidades y lealtades con el presidente Peña Nieto. Con esa asombrosa cara electoral ¿qué le va a decir, qué política va a ofrecer a las masas campesinas y trabajadoras que resisten contra la acumulación por desposesión, con que sangran nuestra patria las compañías trasnacionales y los organismos financieros?
Esa revelación, de resonancia neoliberal, tiene derivaciones letales, al reconocer crudamente que el PRI no tendrá política electoral para los trabajadores. Con ello, estará derrotado de antemano. ■