La Cuarta Transformación ha demostrado, día con día, encuesta tras encuesta, elección tras elección, que la derecha está derrotada. De la misma forma, hay de sobra evidencias que prueban que la tesis de que la corrupción es el lastre más grande que nos heredaron los gobiernos del PRIAN es totalmente cierta.
Desde que se hicieron públicos los resultados electorales de 2018, en los cuales hicimos historia derrotando a las fuerzas de la derecha e hicimos realidad la victoria de Andrés Manuel López Obrador, los otrora poderosos partidos del neoliberalismo no saben qué hacer.
Todas sus propuestas, sus promesas, sus mentiras, sus injurias, sus difamaciones quedaron desnudas, vacías y los dejaron ver tal como son: defensores de un mundo construido para enriquecerlos a consta de la miseria de la inmensa mayoría de mexicanos. Para ello mintieron, robaron, asesinaron, reprimieron, despojaron, vendieron el país.
Eso lo sabe el pueblo y hoy los tiene al borde de la extinción y del olvido. Eso lo demostrarán, primeramente, las elecciones del Estado de México y Coahuila, y luego, las elecciones federales del 2024. No tienen nada qué hacer. Las mexicanas y mexicanos, mayoritariamente, sabemos que no podemos volver a confiar en la traición cotidiana que realizaron día a día y por ello no pueden ganar un solo debate y su frustración crece cuando se dan cuenta de que su destino es la derrota.
Por ello, tienen que dar la lucha en otras trincheras para sobrevivir, ellos se ocultan para poder dar un golpe al proyecto de la Cuarta Transformación. Es ahí que aparece el Poder Judicial.
Así, lo que no pudieron ganar en las urnas o en las votaciones de las Cámaras de Diputados y Senadores, lo harán a través de la opinión de los magistrados, que ellos eligieron cuando fueron gobierno.
Es el caso de la primera parte de las modificaciones en torno a las reformas a leyes secundarias en materia electoral, promovidas por el presidente López Obrador, conocidas como el Plan B, que consta de dos leyes, la Ley General de Comunicación Social y la Ley de Responsabilidades Administrativas.
La SCJN tiró el Plan B de la Reforma Electoral alegando violaciones al proceso legislativo en el que fue aprobada la iniciativa, por eso la desecharon. Es decir, la Corte decidió anular modificaciones aprobadas por la mayoría del Poder Legislativo, sin entrar al fondo de las iniciativas, sino que las desechó argumentando, cuestionando la forma, lo cual fue, lo sabemos, a pesar de su opinión, totalmente legal.
Acatamos lo dictado por la Suprema Corte, no sin antes expresar nuestro desacuerdo. La izquierda mexicana nació luchando y perdiendo frente al poder una y otra vez, por ello, este tramposo revés judicial nos fortalecerá y nos impone el reto de ganar, de forma masiva, las siguientes elecciones federales del 24, para así construir mayorías absolutas y enviar a la derecha partidaria al “basurero de la historia” y evitar que encuentren estrategias para golpear el proyecto de la 4T desde las sombras. Con la mayoría que construiremos en el 24 volveremos a legislar para acabar con los derroches que gozaban con el pretexto de tener las elecciones más caras del mundo.
Este revés nos fortalecerá y será la base para afianzar el proyecto de nación que hoy encabeza nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador. El fallo de la Corte sólo significa el aplazamiento de uno de los objetivos nuestros: hacer que el pueblo realmente acceda a la democracia real, alejada de los grandes privilegios y control de unos cuantos.
México apostó por el cambio y nunca le vamos a fallar.
