■ Realizarán tres talleres de fomento a la lectura y escritura, dirigidos al público infantil, juvenil y adulto
■ En la actividad se retomarán materiales de cursos de verano que datan desde 1993
El programa Salas de Lectura en el Centro Bibliotecario Mauricio Magdaleno iniciará formalmente sus actividades este miércoles, con tres talleres dirigidos al público infantil, juvenil y adulto. Para cada uno de estos sectores poblacionales se han propuesto, respectivamente, tres estrategias que buscarán, la primera, habilitar a los niños en el manejo de fuentes bibliográficas para mediante la investigación llegar a la comprensión lectora utilizando como pretexto la vena que desde la cultura popular mexicana ha generado un vínculo con el conocimiento ancestral del uso de las plantas con fines medicinales y gastronómico con el taller El Yerberito.
En segundo término, la experiencia sensible extraída del cuento No oyes ladrar los perros de Juan Rulfo, será el pretexto para que los jóvenes encuentren en la obra del jalisciense los sonidos, olores, sabores e impresión táctil en la literatura; y como ejercicio de acercamiento a la poesía, vista como un placentero “juego de palabras”, se propiciará mediante el taller Cristales al viento, el encuentro de los adultos con la vitalidad de las letras de Dolores Castro, Jaime Sabines y Octavio Paz, entre otros autores mexicanos del siglo 20, comentó a La Jornada Zacatecas, Eduardo Campech Miranda, responsable del Departamento de Fomento a la Lectura de esta institución.
Desde el año anterior se han estado realizando actividades de promoción a la lectura los miércoles en la Biblioteca Mauricio Magdaleno, que se han diferido en tres rangos de edad, de las 16 a 17:30 horas se trabaja con niños de 7 a 11 años, el segundo horario de 17:30 a 19 horas la atención se dirige a jóvenes de 12 a 16 años y en un tercer horario de 19 a 21 horas se ofrecen estos talleres a la población mayor a 16 años.
Con los más pequeños se dio inicio a estas actividades mediante ejercicios de lectura en voz alta. Un método que ha demostrado sus bondades como estimulante de la comprensión lectora, comenta.
A este procedimiento se le ha dado un giro, sumándole en esta ocasión elementos como la investigación para lo cual se retomarán los materiales de los talleres de verano del programa Mis vacaciones en la biblioteca, diseñados por la Dirección General de Bibliotecas Públicas, y el taller El Yerberito data de 1993 y gira en torno a la herbolaria.
A los niños se les ofrecerán herramientas de conocimiento para que, tras investigar y comprender los usos de las plantas, realicen un herbario.
Con los adolescentes de 12 a 16 años se dará lectura a un clásico rulfiano, No oyes ladrar los perros, en un taller que pretende profundizar en la lectura y no quedarse en “la mera anécdota”.
La intención es que disfruten el lenguaje y que confronten lo que dice Juan Rulfo con sus propias experiencias sensibles. Una vez hecha la lectura se propiciará que ellos mismos compartan “qué olores percibieron, qué ruidos escucharon, qué sabores…a fin de que involucren sus cinco sentidos para que sea más vivencial”.
A este taller pueden asistir también personas mayores de 16 años que además, señala, por su experiencia pueden enriquecer las aportaciones que desentrañen las sensaciones derivadas de esta lectura.
Finalmente en la actividad con los adultos se iniciará un ciclo de poesía también retomado de los talleres de verano, denominado Cristales al viento, mismo que proviene de un planteamiento de actividades del año 2000.
“Nosotros sabemos que si bien no nos caracterizamos por ser un país lector, de los géneros literarios junto con el teatro que menos se lee, se encuentra la poesía”.
Ésta será una apuesta por la lectura de la poesía que culminará en la posibilidad de crearla para que a los participantes “se les quite el miedo a escribir”.
Sobre la recuperación de estos materiales y procedimientos de acercamiento a la comprensión lectora, Eduardo Campech comenta, “nosotros tenemos manuales para cada año, pero sería iluso e incluso dilapidador dejar esos talleres porque ¡ah, son de 1993 y ya estamos en 2014! Y esos talleres no sirven. No, puedo rescatar de aquí muchísimas cosas para implementarlas con las nuevas generaciones, como es el caso”.
