Más o menos hay cierta coincidencia con respecto a los dos niveles de la añeja crisis financiera de la UAZ; uno de carácter estructural y que explica el cuantioso déficit o deuda en el monto de centenares de millones de pesos. Y el otro es un nivel referente al inapropiado manejo doméstico, de una errática planificación de algunas secretarías, o de un crecimiento sin “techo” financiero; por donde se fugan cifras significativamente menores.
El nivel de carácter estructural, se explica por la política educativa del Estado mexicano de limitar los recursos a la educación pública siempre buscando “orientar la formación de los jóvenes a una mera y simple instrucción de los puestos de operarios como los requiere el mercado capitaneado por los intereses globalizados”. Suele decirse: “las universidades se limitan a preparar técnicos o tecnócratas, muy alejados de auténticos profesionistas con una sólida formación integral, de espíritus críticos y con los elementos para entender los problemas de la naturaleza y de la sociedad”. Se cancela entonces la posibilidad de tener egresados y profesionistas de formación académica sólida y espíritu crítico. “Y en esto ya hasta hay avances en la misma UAZ”. Así lo expone Benjamín Romo en La Jornada del sábado 7.
Pero todo esto, dizque sesudo análisis sociológico, no es sino una patraña y algo sumamente equivocado y sin el menor sustento en la realidad. Si algo tiene en común los planes y programas de estudio de las diversas carreras universitarias es su alejamiento de los problemas particulares, técnicos y de operatividad de las distintas profesiones. Todas las carreras universitarias van hacia el teoricismo y la profundización del conocimiento según la orientación de las profesiones liberales. Así. En la licenciatura de ingeniería civil, por decir algo, se estudia el tema del sismo. Y se trata de llevarlo a cabo desde un punto de vista teórico fuerte y riguroso. Con amplio sustento matemático, mucho más allá de quedarse en formulitas y su aplicación a ciegas.
Claro, nuestra región no es zona sísmica. Pero eso no importa; pues lo que se busca es la formación integral de los jóvenes. Y que dominen el conocimiento en la mayor profundidad conseguida en los avances y descubrimientos más recientes.
Otro ejemplo en ese sentido es el tremendo caso de un ingeniero químico que imparte clases en la escuela de derecho en la categoría de tiempo completo. Y no solamente ha sido profesor, sino que hasta ha ocupado cargo de relevancia en la estructura administrativa en esa escuela de abogados. ¿Pero acaso da alguna materia de códigos o normas jurídicas? Nada de ello. Enseña una materia de las ciencias exactas: Lógica matemática. Así es; en la formación de licenciados y litigantes se ve necesario proporcionarles un fundamento riguroso de análisis y síntesis y con ello dar peso a sus argumentaciones de disputas y controversias jurídicas.
Son sólo dos ejemplos de las características de los planes de estudio universitarios. Pero un análisis detallado nos lleva a ver que la universidad fue concebida, hace ya un chingo de años, para dar formación en las profesiones “liberales”. Y así han seguido hasta nuestros días.
De dónde sacan que ahora, justo ahora, que el odiado gobierno pretende orientar la educación a la operatividad y a cumplir solamente el trabajo de capataces, de las empresas que compiten por las jugosas ganancias del el mercado. Válgame Dios.
Y fíjese el amable lector en este aspecto del ejemplo de los estudios sísmicos en la universidad de Zacatecas. ¿Realmente se consigue que los jóvenes adquieran los conocimientos del tema? No. Y una de las razones es que la Universidad tiene el calendario escolar de vergüenza, de pereza, brazos caídos y mente en blanco. No me cansaré de insistir: las escuelas de secundaria, primaria y kínder tiene más clases de que los universitarios. 59 a 61 clases por materia al semestre. Que los jóvenes se la pasen descansando en el rancho la friolera de cuatro meses y medio cada año. Y esto es oficial. Sin considerar el asunto de las huelgas, puentes o que algún barrendero extravió las llaves del salón y no hubo ese día clase (para júbilo y gozo de la muchachada). ¿Que se consigue en la enseñanza de ingeniería sísmica? Con el bendito calendario escolar UAZERO, poco menos que nada. ¿Tiene algo que ver en este asunto la perversa mano del perverso gobierno contra la pobrecita universidad pública?
Cierto, hay un problema estructural en la UAZ; los que se aferran a esconder la cabeza bajo la tierra, como el ave terrestre de largas extremidades, insistirán en verlo por el rumbo de la política del gobierno que con persistencia le reduce los subsidios a nuestra universidades.
A nivel domestico se habla de un crecimiento sin base económica. Pero se ocultan las aberraciones inauditas de no saberse, por ejemplo, a cuánto asciende el costo para la universidad de un platillo en los comedores universitarios. Esto es una obscenidad.
Como igualmente obsceno será cuando se dé a conocer, el remoto día de algún siglo por venir, que sobrepasa con mucho a lo que se paga por una comida en Vips o Sanborns.
Hace unas semanas se le preguntó en una entrevista radiofónica a la segunda funcionaria en importancia del BURRASE (le dicen CASE: Casos de Auténticos Semovientes Escolarizados) por el costo por alumno en las casas de estudiantes (hay 21). Dijo olímpica y orondamente, no saber.
Gastar el dinero, sin tener la más remota idea de su valor. Es lo que ocurre en la UAZ. Y cuando ahora la lumbre ha llegado a los aparejos, refugiarse en cómicas renuncias, mentiras y lugares comunes disfrazados de sesudos análisis. ■