Entre las diferentes formas afectivas contemporáneas que existen está el poliamor, que se define como un neologismo que se usa para referirse a una relación amorosa no monógama, de manera simultánea, de tres o más personas, con consentimiento, dentro de la cual existen dos tipos de configuraciones, entre ellas la jerárquica.
El psicólogo Alfonso Sarabia explicó que estas configuraciones funcionan de distinta manera, como lo es la relación poliamorosa jerárquica, en la que “hay una pareja con la que se puede estar estable, tener familia y a la vez, con el consentimiento de ambas partes, tener una relación con más personas”.
Mientras que, en las relaciones poliamorosas igualitarias, explicó, no existen relaciones principales o secundarias, todas están basadas en la igualdad entre los vínculos. Se intenta dar la misma atención, cuidados y amor a todos los vínculos por igual.
El experto agregó que dichas formas afectivas contemporáneas pueden surgir a partir de cierta oposición a las pautas sociales como lo es la monogamia “y si una de las partes involucradas no está de acuerdo en dichas relaciones poliamorosas, pueden surgir los llamados celos, lo que complica que pueda funcionar una relación así”.
“La monogamia puede
no ser una opción
válida para todo
el mundo”: psicólogo
Cabe destacar que, el creciente interés sobre las relaciones no monógamas, los recientes estudios que muestran la prevalencia de la infidelidad en pareja, y la notable idealización de los mitos románticos que provocan relaciones de posesión y control, hacen que sea pertinente la investigación sobre orientaciones relacionales diferentes a la monogamia, ya que ésta puede no ser una opción válida para todo el mundo, a pesar de ser la orientación relacional por excelencia, aceptada socialmente como “natural” y “normal”.
“Involucrarse en una relación poliamorosa conlleva una evolución personal, que va desde el hacerse consciente de las imposiciones sociales respecto a las maneras de amar, hasta la deconstrucción y la sensación de libertad que supone alejarse de estereotipos impuestos y tomar decisiones conscientes sobre cómo relacionarse”.
Finalmente, el estar inmerso en una relación poliamorosa conlleva una gestión emocional continua y permanente, en la que se presta especial atención a los celos y a los acuerdos que se llevarán a cabo; esto puede suponer un desgaste extra que no se da en una pareja monógama tradicional.
