La tarde de este martes en la Sala Wirikuta del Museo Zacatecano, se llevó a cabo un concurrido homenaje a Eduardo Campech Miranda, figura emblemática en la promoción de la lectura y la cultura en Zacatecas. La ceremonia coincidió con el Día Nacional del Libro, fecha significativa para honrar la vida y el legado de un “traficante de palabras” que hizo de la lectura una pasión contagiosa y una herramienta de transformación.
El evento reunió a colegas, amigos y alumnos visiblemente conmovidos por la inesperada pérdida del mediador de lectura, quienes disfrutaron con añoranza cada anécdota que se compartía sobre el hidalguense.
Claudia Solís Andrade compartió una semblanza de la extensa trayectoria del homenajeado, destacando su papel como responsable del Programa de Fortalecimiento de los Servicios Bibliotecarios, en la Biblioteca Pública Central «Mauricio Magdaleno» y su labor en proyectos de fomento a la lectura que llegaron a ferias del libro y conferencias por toda la república y a otros países.
Una trabajadora de la Secretaría de la Función Pública (SFP) evocó con cariño el círculo de lectura que Eduardo Campech fundó en la institución en 2011. El círculo de lectura duró ocho años, reuniendo a un grupo de lectores todos los viernes a las nueve de la mañana. Durante este tiempo, Eduardo guio a los participantes a través de libros como El cartero de Neruda, La ladrona de libros y La sombra del viento.
El maestro Efraín Gutiérrez de la Isla también dedicó unas palabras para honrar a Campech, recordando cómo su enfoque metodológico hacía de la lectura una experiencia auténtica, accesible y personal.
Con voz potente, Gutiérrez de la Isla dio lectura al ensayo de Campech sobre su «autobiografía lectora,» donde él mismo reflexionaba sobre el poder de los libros para conectarnos con nuestras propias vivencias y emociones.
Así, recordó el profundo vínculo que el bibliotecario tenía con la literatura y su convicción de que la verdadera riqueza de leer reside en la conexión personal que cada lector establece con el texto. Este vínculo, que persiste en la memoria y se convierte en parte de quien lo experimenta, es análogo a cómo el “textoservidor” Campech sigue presente a través de las innumerables personas a las que inspiró.
El homenaje continuó con la proyección de un video en memoria de Eduardo Campech, seguido de la interpretación de Yo vengo a ofrecer mi corazón de Mercedes Sosa, a cargo de Adrián Villagómez y su guitarra.