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jueves, 17 abril, 2025
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Ismael Guardado: 80 años

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Por: JÁNEA ESTRADA LAZARÍN •

La Gualdra 542 / Artes plásticas / Ismael Guardado: 80 años

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Ismael Martínez Guardado nació en Ojocaliente, Zacatecas, el 13 de septiembre de 1942; su vocación estuvo más que clara desde que era muy niño: quería dedicarse a las artes. Pasó su infancia rodeado de música, de lecturas y de cine, ahí, en el mismo lugar en el que 12 años antes naciera el poeta Fayad Jamís, y donde su madre componía las más bellas canciones de amor. Fue ella quien después de ver las habilidades que Ismael tenía para la pintura lo impulsó para que incursionara en esta disciplina; lo apoyó primero para que en Zacatecas se inscribiera en el Instituto Zacatecano de Bellas Artes y, en 1962, ingresara a la Academia de Artes Plásticas de San Carlos. Tenemos en la figura de doña Isadora el papel de una mujer fuerte, con una sensibilidad muy desarrollada y, sobre todo, visionaria; convenció a don Francisco Martínez -padre de Ismael- de que el futuro de su hijo dependía de eso, de salir de Zacatecas para buscar en la capital del país la manera de que este se formara en la mejor escuela de México.

En 1962, cuando Ismael tenía 20 años, ingresó a la Academia de San Carlos sin ninguna beca oficial de por medio, solo con el patrocinio de sus padres, de quienes ha afirmado:

“Ellos siempre estuvieron conmigo, tan es así que el 1962 cuando me fui de Ojocaliente al D.F. se fue la familia completa acompañándome y allá estuvieron un año mientras me acomodaba, nos instalamos en un taller que tenía un pariente, a dos cuadras del Museo del Chopo —y ahí fue donde hice mi primer cuadro, desde la azotea de ese edificio—. Mi madre, además, aprovechó el viaje para dar a conocer su trabajo como compositora, puso una cocina económica… hasta que me encarrilé. Luego ya regresaron a Ojocaliente y volvieron a sus actividades cotidianas. Yo me fui a la Casa del Estudiante Zacatecano y después de 3 años rentamos una casa para vivir otros amigos y yo”.1

Esa primera salida de Ojocaliente a la Ciudad de México sería el inicio de un periplo muy interesante; el caso de Ismael Guardado —que omitió el apellido de su padre y adoptó el de su madre para componer su nombre artístico— es un caso peculiar. En esa década concluiría sus estudios en la Ciudad de México, pero en 1965, cuando aún era estudiante, presentó su primera exposición en Zacatecas, organizada por el IZBA en el Teatro Fernando Calderón; en ella exhibiría —del 25 de septiembre al 10 de octubre— pintura, dibujo y grabado. Con 23 años, este artista mostraba en el que para entonces era el recinto cultural más importante en la ciudad, una parte de su obra producida en la academia; algunas de esas piezas y otras más de la época de su estancia en San Carlos, han sido conservadas por el autor como parte de su archivo personal; porque también hay que decirlo, Ismael ha sido muy cuidadoso en conformar, organizar y preservar obras de su autoría que son piezas clave para conocer si no cada una de las huellas que ha dejado en su historia de vida profesional, sí la mayoría.

Su obra forma parte de muchas colecciones particulares y de instituciones culturales en varios lugares del país; no es raro que nos encontremos algunas de ellas en museos y espacios públicos en distintos sitios de la república. En Zacatecas, su Prometeo se ha convertido en imagen de identidad universitaria; quizá sea una de sus obras públicas de más impacto por lo estratégico de su ubicación y sobre todo por la potencia simbólica que posee. 

El fuego, como detonador de las pasiones humanas, ha quedado plasmado en muchas de sus obras, pero el carácter polisémico de los símbolos utilizados por él en sus piezas es determinante para un estudio minucioso de sus 80 años de paso por este mundo, de 8 décadas de la construcción de un destino encaminado a tratar de encontrar, por todas las vías, la belleza de la vida y la muerte, del poder, de la fuerza de la tierra, de la fecundidad y el placer, del gozo y del desamparo, de la soledad del que migra y regresa para tratar de desenmarañar los nudos de origen… de su origen ligado a la tierra, a las nopaleras, las vides, los maizales y la música emanada de la naturaleza, porque para Ismael, la música será un asidero y eso puede verse lo mismo en sus pinturas de caballete que en sus murales, en sus piezas realizadas al fresco, en sus cerámicas y esculturas; muy especialmente, y sobre todo, en sus grabados, en los que se pueden ver de manera más evidente sus procesos de creación libre y en donde las pausas y los silencios del trazo son parte de la estrategia para lograr esas composiciones llenas de armonía.

El periplo de Ismael ha continuado desde esa primera salida de Ojocaliente a la Ciudad de México, no ha dejado de viajar -en el más amplio sentido del término- y sigue construyendo sus propios laberintos para recorrerlos en la búsqueda de su yo infinitamente ligado al misticismo de la línea que parte, de la línea que une, de la que desaparece sinuosa y vuelve a aparecer en el lienzo, la tierra, el metal o el papel, voluptuosa, más viva que nunca.

Ismael Guardado cumple sus primeros 80 años de vida este 13 de septiembre, y desde Zacatecas celebramos este aniversario con él. Van desde aquí nuestras felicitaciones hasta Guadalajara, la ciudad en la que vive ahora y en la que sigue trabajando todos los días.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/lagualdra542

1 Estrada Lazarín, Jánea, Una bizarra melancolía. La tradición plástica en Zacatecas, Secretaría de Cultura-Instituto Zacatecano de Cultura Ramón López Velarde, 2020, p. 210.

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