Algunos apuestan que Xóchitl Gálvez quedará en el tercer lugar de la contienda presidencial. Entre ellos el gobernador de Nuevo León, Samuel García, quien anunció que rifaría su cibertruck si esto sucediera, y ya hasta empezó a explicar la mecánica.
Aún faltan tres semanas para la elección, pero el reto de Gálvez ya está en llegar al segundo lugar, y algunos dicen que hasta en ganarle a los votos nulos.
Cuando Samuel García salió de la contienda esto parecía imposible. Las expectativas de un buen resultado electoral para Movimiento Ciudadano se atribuían al carisma personal del popular gobernador neolonés, y en todo caso al de su esposa, la influencer Mariana Rodríguez.
Era improbable que Jorge Álvarez Máynez lograra esa hazaña, pero da buenos frutos su articulado discurso y su estrategia mercadotécnica centrada en los más jóvenes.
Movimiento Ciudadano y el propio Máynez han logrado aceptación en ese sector a pesar de que el zacatecano ronda la cuarta década (la edad que tenía Carlos Salinas cuando llegó a la presidencia) y su actividad política data de más de veinte años, tiempo en el que ha participado en los partidos que hoy llama “la vieja política”.
Si bien esta popularidad no alcanza para ganar la presidencia de la República, y tampoco para el triunfo de candidaturas legislativas o locales, sí posiciona a Movimiento Ciudadano como un partido político con expectativas favorables a mediano plazo.
Así lo dejó ver por ejemplo el simulacro electoral realizado en 480 instituciones educativas en las que resultó triunfadora Claudia Sheinbaum con un 65% de los votos, pero en las que Álvarez Máynez quedó con un 22% mientras que, quien se supondría la principal opositora, quedó relegada apenas con un 7 por ciento.
Puede (como de hecho se hace), culparse a la candidata porque ciertamente está muy lejos de ser el perfil popular y carismático que supusieron. Sus continuos desatinos, banalidad y sencillez forzada han generado rechazo.
Sin embargo, no puede atribuirse totalmente el fracaso a su persona. No puede olvidarse que en buena medida fueron los partidos que la postulen lo que la ancló desde el principio al sótano de las encuestas, y lo que le ha significado continuos cuestionamientos que no ha sabido responder.
Conocedores en alguna medida de ser esa loza, las cúpulas de esos partidos cerraron toda posibilidad de postular en su momento a Beatriz Paredes a pesar de haber mostrado una capacidad mucho mayor que la de Gálvez en la simulada etapa de selección.
Se rechazó a la tlaxcalteca justo por ser considerada mucho más cercana a la política tradicional y por ser ella una representante elocuente de lo que imaginaban que el electorado quería dejar atrás. Pero en el ánimo de ofrecer algo distinto se quedaron en el camino.
El esfuerzo quedó en intento, y más allá de rasgos superficiales de diferencia, no pudieron articular un proyecto político que vender al electorado que rechaza el actual, pero que no encuentra con qué suplirlo.
Así, hasta el momento no logran idear una cosa distinta y dejan desamparados y vacíos a sus candidatos de la coalición prianista porque no son capaces de articular más propuestas que las del retorno al pasado y el rechazo al presente.
De este lado de la banqueta no parece que Movimiento Ciudadano haya logrado construir una propuesta clara, pero cuando menos ha logrado sembrar la idea de representar algo diferente, aunque no sepamos bien a bien qué.
La mejor muestra de ello es que, aunque los jóvenes en lo particular se muestran en consonancia con los votantes en lo general y parecen preferir el proyecto actual, la minoría insatisfecha en ese sector demográfico no está esperando que la alternativa venga de las opciones del pasado.
El PRIAN tiene hasta el momento partidos, presupuestos, cargos a distribuir, estructuras, prerrogativas etcétera, y los seguirán teniendo probablemente algunos años más, pero si permanecen en resistencia a la evolución ¿el dinosaurio todavía estará ahí?