El primer debate presidencial expuso diversas visiones de país, principalmente las dos que más sobresalen, por una parte movimiento ciudadano encabezado por Álvarez Maynez, al que buscan justificar por una aparición tardía, situación generada por la inexperiencia e incapacidad del primer candidato que reformó la Ley en Nuevo León y que terminaría por ser su freno por la candidatura.
El proyecto que busca proyectar el candidato de Movimiento Ciudadano y el mismo partido que lo postula, es el de un proyecto que no es de izquierda ni de derecha, sino de centro, sin embargo, se inclina por la participación privada en lo público y algo que se puede resaltar es la propuesta de introducir en la administración pública el uso de tecnologías, inteligencia artificial incluso para predecir catástrofes.
Representando a la derecha, Xóchitl Gálvez, la candidata que un día sí y otro también pareciera busca auto destruirse electoralmente, expone un proyecto de gobierno en el que la privatización de lo público continúa siendo el eje rector, evidenciando que no se ha construido otra visión, ni mucho menos se ha buscado dejar atrás el sistema en el que el gobierno sirve a intereses de unos cuantos al ofrecerles en charola de plata la riqueza del país.
Por el lado de la izquierda, Claudia Sheinbaum habla de la profundización de los cambios impulsados por López Obrador e incluso plantea la ampliación de programas sociales para jóvenes universitarios y niños, entre otros cambios que todos y cada uno de los candidatos postularon de manera superficial y rápida, consecuencia de un formato que no permitió profundizar en dichas propuestas.
En días posteriores al debate, los candidatos han impulsado el debate de las ideas a las que cada uno de estos representan, es de preocupar que la candidata de la derecha, en diversos eventos ha expuesto su ignorancia sobre la realidad del país, en una búsqueda por responder las acusaciones de Claudia Sheinbaum respecto de la legalidad de su departamento, señaló que quien no llega a los 60 con un patrimonio es porque es bien “Güey”, ignorando que para el 2023 el 30% de los mexicanos no contaba con un patrimonio propio, es decir, alrededor de 40 millones de personas, así mismo, ignora que alrededor del 45% de los mexicanos vive en condiciones de pobreza, lo que convierte prácticamente imposible de hacerse de un patrimonio.
En ese sentido, la candidata de la derecha, no sólo expone su ignorancia sobre la realidad en México, sino que además expone su desprecio por una gran mayoría que durante décadas padeció los gobiernos corruptos e ineptos de los partidos a los que representa, es decir, su proyecto de nación sólo atiende a intereses de unos cuantos, pues al desconocer la realidad, es imposible ofrecer un proyecto de gobierno que beneficie a todos los mexicanos.
Claudia Sheinbaum, por otro lado, recién lanza un spot con las obras que se impulsarán en su gobierno, entre las cuales nos encontramos con la modernización de 13 carreteras federales (que tanta falta hace), 8 nuevas líneas de trenes de pasajeros, 10 corredores industriales, modernización de puertos, un plan hídrico nacional, ampliación y modernización de aeropuertos y soberanía energética, entre otros.
Contrastar proyectos de nación entre los tres candidatos presidenciales es sencillo, basta con identificar hacía dónde se propone el destino del recurso público, si se destina para unos cuantos empresarios o si se destina para el beneficio de todo el país.
La visión de país que nos ofrecen Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Álvarez Maynez, atiende a diferentes intereses y a diversas formas de concebir la realidad en el país, desde el amor al pueblo hasta el amor al dinero y otros que buscan ofrecer “algo nuevo” a través de campañas meramente electoreras, los mexicanos escogeremos realmente entre dos visiones de país, en la que se emplea lo público para beneficiar a todos o entre los que buscarn recuperar el poder para poner lo público al servicio de unos cuantos.