■ Historia y Poder
Ninguna de las principales fuerzas en Zacatecas han ejercido su influencia para erradicar las condiciones vergonzosas de la miseria extrema que agobia a la mayoría de sus habitantes y a lo largo de su magnífica historia, pocos historiadores, por no decir que uno solo, han estudiado a profundidad esa causa primaria de la inestabilidad crónica y los levantamientos periódicos que ha agobiado a nuestra patria chica.
Érase que se era y mientras, Zacatecas es un estado con una riqueza natural casi increíble. Vastos depósitos de minerales manan como preciosos torrentes que la han colocado a lo largo de los siglos como un estado estratégico en la vida económica nacional sin embargo, se extienden las miserables chozas de cartón y latas de los pobres como una señal de su inequívoca mala distribución aterradora.
Pero los acontecimientos estaban de mal en peor: los municipios como Mazapil y Sombrerete estuvieron en llamas con revueltas de esclavos negros, un fanatismo religioso y capitulaciones inesperadas, la moral patriótica baja y la traición en boga comprando conciencias y aniquilando esperanzas de cambios verdaderos en todo nuestro hermoso estado deslumbrante en sus llanos y montañas.
Víctor Rosales, el gran insurgente que apoyó decididamente con armas, audacia y valentía sin límites, la guerra de guerrillas de la independencia, lo sabía: los amos, los ricos, los oligarcas están bien preparados para soportar asonadas, guerras civiles, revoluciones fantasiosas, pero el empuje popular daría un enrolamiento de las reales fuerzas patrióticas que deseaban en lo inmediato se tuvieran pan y trabajo en sus barrios antiguos, cesara la tortura, el fusilamiento masivo, el ultraje a las mujeres, el acoso a las arcas públicas.
Destruida por siglos de violencia, explotación salarial masiva y dictaduras caseras, Zacatecas parecía entrar en una nueva era y fue sorprendida una y otra vez por la traición de las camarillas tan en boga hasta nuestros días regresando siempre al poder con falsas promesas y onerosas acciones que derrumbaron la moral pública a las alcantarillas.
Dejo de impaciencia: si el suicidio orillado por la falta de empleos dignos, si el luto en los hogares por el hampa desatada, si el estigma social de los barrios más bajos que es una mancha en la conciencia en las principales fuerzas, la iglesia, los empresarios, los partidos político, que jamás han ejercido su influencia para erradicar por siempre las condiciones vergonzantes que engendran la miseria, la inmoralidad y la apatía.
Zacatecas es hoy un estado nacional en urgente trasformación al que le urge de una vez por todas erradicar la miseria extrema, la vil politiquería que engaña con un falso progreso y que solo es garantía de perpetuar la perversidad y la pueril fantasía de que la justicia un día llegará mediante el voto ante la precariedad de las amplias capas de jóvenes que a diario siguen emigrando a las fronteras buscando salir del atraso ya milenario.
Vacío de poder y rampante cinismo, dolor y también incapacidad para deletrear la consigna que se avecina en que un día habrá de ser de verdad la felicidad de todo un pueblo que sigue trabajando en pos de proteger a sus familias. ■
¡¡¡Te quiero Zacatecas!!!!
