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martes, 22 abril, 2025
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Haciendo añicos a la pareja: ‘Anatomía de una caída’ de Justine Triet

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Por: SERGI RAMOS •

La Gualdra 578 / Desayuno en Tiffany’s, mon ku /Cine

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La francesa Justine Triet se llevó la Palma de Oro en el último Festival de Cannes con Anatomie d’une chute (Anatomía de una caída), su cuarto largometraje. Unas semanas antes, cuando se hizo pública la lista de las películas en competición, seguramente pocos apostaban por ella. Aunque la realizadora podría ser considerada como un puro producto de la “factoría Cannes”, con sus tres largometrajes anteriores presentados en distintas secciones del festival que recibieron también una buena acogida del público en general. Esa “tercera vía”, compromiso entre la autoría y el éxito comercial, parecía alejarla del máximo galardón de la competición, reservado muchas veces a películas con estéticas o temáticas más minoritarias.

El pase de Anatomía de una caída, a medio recorrido del festival, fue acogido con una inesperada euforia por gran parte de la crítica. La francesa divisó la posibilidad de un premio para el cine galo, en una edición marcada por la ausencia de figuras tutelares. Pero, además, Triet se convertía en la tercera mujer en alzar la Palma de oro en 76 ediciones del festival, tras Jane Campion y Julia Ducourneau. Para colmo, la directora salió a recoger el premio dedicándole un virulento discurso a las políticas del presidente del gobierno Emmanuel Macron, causando un considerable revuelo.

Fotograma de Anatomía de una caída de Justine Triet.

Evitar la imagen

Sociológicamente, la Palma había cumplido con creces su rol de revulsivo. Queda ahora por determinar qué propone Anatomía de una caída desde el punto de vista cinematográfico. Sandra, una exitosa escritora, es entrevistada por una estudiante en su chalé alpino. Tras su marcha, el esposo de Sandra muere en extrañas circunstancias. Como en una “película de juicio”, el espectador es partícipe de la investigación y del pleito que intentará probar si se trató de un accidente o si Sandra cometió un asesinato.

La película utiliza con tremenda eficacia el fuera de campo visual. En la primera secuencia, Sandra tiene que interrumpir la entrevista porque su esposo ha puesto la música demasiado alta, pero él nunca aparece en pantalla. Luego, cuando la pareja empieza a discutir, la cámara sale de la casa para seguir el paseo por la nieve de Daniel, el hijo invidente de la pareja. Al volver, descubrirá el cadáver de su padre al lado de la casa.

Junto con este déficit de lo visual, que impide que el espectador pueda tener cualquier certidumbre sobre lo ocurrido (la imagen es una prueba), la película prioriza la palabra y el relato. Como en las novelas auto ficcionales que escribe Sandra, la realidad es levemente manipulada para convertirse en ficción. Las declaraciones judiciales de la escritora y su hijo resultan una y otra vez contradictorias.

Sin embargo, a Triet no le interesa utilizar esta serie de versiones como un resorte para crear un suspense judicial sobre la culpabilidad o inocencia de Sandra. La realizadora prefiere hacer añicos las conveniencias con las que se viste la pareja, desvelando progresivamente pequeños y grandes engaños, mezquindades y odios. Desde ese punto de vista, Anatomía de una caída funciona como una brillante maquinaria perfectamente engrasada, que privilegia, sin embargo, la eficacia a la invención.

 

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/lagualdra578

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