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martes, 30 abril, 2024
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‘Anatomy of a fall’ (Anatomía de una caída), de Justine Triet

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Por: ADOLFO NÚÑEZ J. •

La Gualdra 608 / Cine

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Una mañana, luego de su paseo matutino con su perro Snoop, el pequeño Daniel (Milo Machado Graner), de 11 años, encuentra el cadáver de Samuel (Samuel Theis), su padre, en el exterior de su casa ubicada en los Alpes franceses. Además del chico, la única persona que estuvo en el lugar es Sandra (Sandra Hüller), su madre, una reconocida escritora de novelas de misterio.

Aunque a primera vista todo parece ser resultado de un fatídico accidente en el que Samuel cayó desde el piso más alto de la casa, hay detalles inquietantes en la escena que sugieren que tal vez se trató de un asesinato premeditado, un crimen en el que Sandra se vuelve la principal sospechosa.

A medio camino entre el drama judicial, el true crime y con esbozos de cine hitchcockiano, Anatomy of a fall (2023) es una ingeniosa y entretenida meditación que orbita alrededor de los conceptos de realidad y ficción, y el modo en el que son utilizados para moldear aquello que es concebido como “la verdad”.

Dirigida con notable maestría por Justine Triet, la ganadora de la Palma de Oro se cuenta a partir de dos perspectivas que se contraponen una con la otra. Por un lado está la versión de Sandra, quien durante el juicio que se efectúa para resolver el accidente/crimen, defiende todo el tiempo su inocencia y siempre cuenta con una respuesta para hacerle frente a las interrogantes que se le plantean.

Por el otro, se encuentra la versión de la historia que se muestra como un rompecabezas incompleto, cuyas piezas faltantes están hechas, en algunos casos, de simples suposiciones y, en otros, a partir de prejuicios en torno a la acusada. Triet hace uso de dicho escrutinio para diseccionar, con profundo detalle, en el desmoronamiento del matrimonio entre Sandra y Samuel, cuyas expectativas iniciales dieron lugar a diferencias y rencores que fueron creciendo con el paso de los años.

Esta disolución del núcleo familiar es vista a través de los ojos de Daniel, como un observador externo, pero también como partícipe dentro de las dinámicas de dicha relación, cuyos recuerdos y experiencias con cada parte son elementos claves para la comprensión de la misma.

En ese sentido, la cinta trabaja alrededor de las dudas, de los personajes y de los espectadores, y pone sobre la mesa ciertos dilemas éticos y morales respecto al drama interno de la pareja. La directora construye su relato a partir de la subjetividad, dejando en entrevisto cómo cada historia luce diferente dependiendo del lente con el que se vea.

De tal forma, Anatomy of a fall, es un recordatorio sobre cómo todos los relatos que valen la pena siempre están contados a medias, es labor del espectador externo llenarlos con nuestras propias nociones, creencias y conclusiones. Como si se tratara de un diálogo íntimo, Triet propone que tal vez las mejores historias no siempre son las más creíbles, lógicas o verídicas, sino aquéllas que, por un lado, nos confrontan y, por el otro, nos dicen lo que necesitamos escuchar.

 

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