México es uno de los países en desarrollo que sufre con mayor rigor el efecto del soborno, tanto en el interior como trasnacional, pero lamentablemente no se castiga para con ello lograr erradicarlo.
La corrupción inhibe el progreso de la democracia, significa la destrucción de la vida institucional, el desprecio por la legalidad, el triunfo de la ilegitimidad y de la inmoralidad, por lo que es urgente castigarla con medidas drásticas para erradicarla.
La corrupción consiste en un acuerdo ilegítimo entre un corruptor y un corrupto (nos referimos a algunos ex diputados de nuestra 60 Legislatura que recibieron cañonazos de 100 mil pesos por autorizar el Presupuesto de Egresos 2013 de Zacatecas, según audio-video que sigue circulando en las redes sociales), en el que, abusando del poder público, lograron beneficios personales; situación que trastoca a la democracia y al bien común.
La corrupción es cruel e inhumana en nuestro estado; ya que habiendo miles de familias que viven en la pobreza, existan legisladores locales a quienes no les importó que éstas no tengan nada qué comer, con tal de estar ellos en la abundancia (nos referimos de nueva cuenta a nuestros ex diputados), quienes abusaron de la confianza y el poder que el pueblo les otorgó para ser instrumentos del desarrollo de su pueblo, utilizando de manera indebida recursos que se les confirieron para utilizarlos en beneficio de los más necesitados y no en beneficio propio, como así lo hicieron.
Nuestra Legislación designa a los partidos políticos como los únicos instrumentos para acceder al poder, pero si tales instrumentos como los que tenemos están viciados, en nada podrán contribuir a que se fortalezca la democracia en nuestro país, en razón de que la corrupción encontró puertas abiertas en nuestras diferentes administraciones públicas.
Ese gran problema de la corrupción en nuestro país y sobre todo en nuestro estado, tiene su base en la ausencia de la ética: nuestros políticos, partidos políticos y funcionarios de gobierno la desconocen por completo.
A la mayoría de nuestros servidores públicos se les ofrece cualquier objeto de valor u otros beneficios, como dinero, a cambio de que realicen cualquier acto ilícito en el ejercicio de su función pública, y es ahí en donde demuestran, al aceptarlo, su falta de valores, tales como la responsabilidad, la lealtad, el respeto a sí mismos y la honestidad, y con ello constatamos que personas con tan poca calidad moral y faltos de valores representen a nuestro pueblo, legislen y redacten leyes e incluso vigilen que éstas se cumplan, cuando ellos son los primeros en pisotearlas con su rapacidad.
Es por ello que en nuestro país la clase política sufre las consecuencias de la corrupción, precisamente en la falta de confianza de la ciudadanía hacia los políticos, los partidos, funcionarios públicos e instituciones, lo que se explica a partir de que la sociedad civil se percata de que éstos sólo se benefician de manera indebida a sí mismos, como a sus familiares: pongamos el ejemplo nuevamente de los ex diputados de la 60 Legislatura que comprobaron Gastos de Gestión Social con recibos apócrifos a nombre de sus familiares; acción que debe de tipificarse como un delito y que nuestras instituciones en el estado que deben de vigilar y castigar a quienes cometen este tipo de ilícitos, hasta el momento se han hecho de la vista opaca, en razón de que, desconocemos, si ya iniciaron procedimientos legales en contra de estas personas; nos referimos a la ASE, SFP y PGJEZ; y una vez que estos servidores públicos salen del ejercicio activo del poder político, lo hacen en condiciones substancialmente mejoradas como producto del manoseo que hicieron de las arcas públicas, en las que participaban y promovían a partir de la impunidad de que se rodeaban, pero eso sí, con un alto costo de desprestigio, el que les durará toda su vida por corruptos.
En nuestro país la corrupción tiene altos costos económicos y los ciudadanos los pagamos, por lo que en razón de ello es claro que la corrupción debe ser combatida y castigada, pero en nuestro estado no se le ha dado la importancia que ésta merece, aún y cuando nuestro presidente Enrique Peña Nieto haya dado a conocer, a través del periódico Reforma, una de sus propuestas como candidato: “Combatir la corrupción en México”; ojala este artículo llegue a sus manos, con la finalidad de que pregunte: ¿por qué en Zacatecas no se combate y castiga la corrupción como lo he ofrecido en mi campaña?.
La corrupción es un sistema de males complejos y desde luego muy difícil de curar, en razón de que tenemos instituciones débiles y “rendición de cuentas inexistente”; otro compromiso incumplido del Presidente de México.
En resumen; la corrupción inhibe el desarrollo de un país; debilita la institucionalidad democrática; crea la desconfianza de la gente hacia la clase política e instituciones; erosiona la formación de valores y brinda la oportunidad para que broten otros tipos de corrupción: la administrativa y la económica, creándose así un circulo vicioso en el que se inserta también la pobreza y la seguridad pública. ■